Argumentación y pragma-dialéctica. Jesús Zamora Bonilla
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Название: Argumentación y pragma-dialéctica

Автор: Jesús Zamora Bonilla

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

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isbn: 9786077423348

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СКАЧАТЬ también se puede usar de varios modos el aspecto 2, la acción de tener en cuenta a los destinatarios de un argumento privado o público. Una estrategia es adaptarse a sus demandas e intentar satisfacerlas tal cual se formulan. Otra estrategia es examinar los deseos y exigencias de quienes nos escuchan —o suponemos que nos leen—, y distinguir aquellas exigencias justificadas de las no justificadas e, incluso, no pocas veces procurar cambiar esos deseos y exigencias. Por supuesto, otra manera —muy habitual, por ejemplo, en política— es intentar conocer en profundidad las demandas del “auditorio”, así como sus deseos y exigencias más duraderas para mejor manipular esas demandas.

      También por medio del aspecto 3, o presentación de los argumentos es fácil “encarrilar” o “desencarrilar” las discusiones. Porque cualquier forma de exposición organiza, a la vez, lo que se quiere mostrar al argumentar y lo que se quiere dejar de lado, e incluso, rigurosamente ocultar. Por ejemplo, organizar la exposición de un razonamiento que elogia el gobierno de una ciudad con premisas como su nuevo alumbrado del centro, la pavimentación de muchas avenidas, la restauración de edificios coloniales, la transparencia administrativa…, puede hacer que concluyamos: “la ciudad presenta una vista deslumbradora”. Sin embargo, si seleccionan otras premisas y se tienen en cuenta otros intereses y, así, se hace una presentación diferente del argumento, tal vez la conclusión cambie.

      De ahí que sea parte, por ejemplo, de una argumentación pública democrática —a diferencia de los “monólogos sin otro fin que obtener el consentimiento del auditorio para con las opiniones de los políticos”— dejar, en principio al menos, abierta la argumentación para que otros interlocutores puedan aportar diferentes premisas de las que se han expuesto hasta el momento y, así, eventualmente, modificar las conclusiones a que se ha llegado. Por eso, señala van Esmeren que es una contribución específica de la perspectiva pragma-dialéctica al dominio político subrayar que “la democratización es un acto por el que la incertidumbre se institucionaliza. Es dentro del marco institucional para procesar conflictos que ofrece la democracia que compiten múltiples fuerzas. Aunque lo que pase depende de lo que hagan los participantes, no hay una sola fuerza que controle el resultado”.

      La breve enumeración que acabo de realizar acerca de unos pocos —¡sólo unos pocos!— de los numerosos materiales que aporta la perspectiva pragma-dialéctica en teoría de la argumentación —tanto en su nivel fáctico como contrafáctico o crítico—, creo que, al menos, sugiere ya las enormes contribuciones de esta perspectiva, y lo mucho que podemos aprender tanto para analizar mejor nuestras argumentaciones privadas y públicas, como para mejorar llevarlas a cabo. Pero adelanté que en este libro nos encontramos con virtudes de distinto tipo.

      En tercer lugar, además de la excelente traducción de los textos de van Eemeren por parte de Fernando Leal Carretero, el traductor introduce aquí y allá brevísimas pero iluminadoras notas. Esas notas no tanto buscan hacer más comprensible o comentar el texto de van Eemeren —que es muy claro y preciso— sino introducir algo así como ventanas en el tiempo. Son pequeños apuntes de alta filología que, al menos, hacen recordar que las reflexiones sobre la argumentación son tan antiguas como la reflexión humana. Además, estas notas de algún modo nos invitan a proseguir investigando la pregunta —cuya respuesta se deja un poco en suspenso— del último texto seleccionado de van Eemeren en la primera parte: “¿En que sentido se relacionan las teorías modernas de la argumentación con Aristóteles?”

      No obstante, hay que indicar todavía otra virtud —¡otra más!— de este libro. En cuarto lugar, esta antología de textos sobre una de las perspectivas —insisto— más ricas en teoría de la argumentación de nuestro tiempo, es, él mismo, una fecunda y, en algunos casos, inquietante argumentación. En efecto, en la segunda parte del libro nos encontramos con una serie de brillantes trabajos que, en parte prolongan y elaboran las propuestas de la pragma-dialéctica, en parte la complementan aplicándola a asuntos que ésta no ha abordado, en parte también rechazan alguno de sus aspectos o ponen en duda algunos presupuestos centrales. Sin duda, cada uno de estos trabajos merece una lectura atenta y minuciosa que, por supuesto, es una de las tareas que tiene por delante el lector, o lectora, de este libro. Sin embargo, una vez más no resisto introducir una breve —¿y alarmante?— duda. Casi al comienzo del último de estos trabajos, “El tratamiento pragmadialéctico de las falacias y el reto de Hamblin”, Luis Vega Reñón, uno de los patriarcas de la teoría de la argumentación en nuestra lengua, alude a otro de nuestros patriarcas, a Carlos Vaz Ferreira, quien desde finales del siglo XIX comenzó a preocuparse por estos problemas. Así, frente a señalamientos de Hamblin y de van Eemeren acerca de la ausencia o presencia y, en cualquier caso, sobre la necesidad de una teoría de las falacias, Vega anota: “No es una exigencia que vaya de suyo o sea obligatorio afrontar. Hay quien, a propósito de paralogismos, prefiere atenerse a unas ‘ideas para tener en cuenta’ antes que a ‘sistemas’ teóricos”.

      Luis Vega se refiere a la distinción que hace Vaz Ferreira en su Lógica viva (primera edición de 1910) entre pensar por sistemas y pensar por ideas para tener en cuenta. Podemos reelaborar esa distinción y, ante todo, enmarcarla, a la luz de distinciones muy diferentes —pero que apuntan a varias importantes inquietudes que, creo, pertenecen a la misma familia— como la distinción aristotélica entre theoria y phronesis, o la distinción kantiana entre juicios determinantes y juicios reflexionantes. Es claro que sólo quien tiene phronesis y, así, capacidad de juicio, puede orientarse pensando no sólo por sistemas, sino ayudado por cambiantes ideas que, de situación en situación, se consideran pertinentes.

      De esta manera se reintroduce tanto en las prácticas de la argumentación como en su teoría otra tarea: la necesidad de tener en cuenta que, por más reglada que sea una práctica y por más precisas que sean sus reglas, quienes argumentan obedeciéndolas, lo pueden hacer bien, regular, mal o —como ya se indicó— incluso de manera perversa; tales modos de comportarse dependen de las habilidades y de la moralidad de los argumentadores. Entonces, ¿hay también que incluir en el teorizar sobre la argumentación reflexiones e indagaciones sobre la educación de quienes argumentan, de su phronesis o, dicho en términos más kantianos, de su capacidad de juicio, teorizaciones ambas que, inevitablemente, remiten al cultivo de las virtudes tanto epistémicas como prácticas?

      Una vez más, como siempre, la discusión racional —el ir y venir de argumentos que aspiran a ser buenos argumentos—, queda abierta a nuevas exploraciones.

      La pragma-dialéctica en la historia de la teoría de la argumentación

      Fernando Leal Carretero

      El libro que el lector tiene en sus manos quiere ser un homenaje hispánico a Frans H. van Eemeren, profesor emérito del Departamento de Comunicación Verbal, Teoría de la Argumentación y Retórica de la Universidad de Amsterdam. Este homenaje se concibió desde el principio en dos partes principales. En primer lugar, se trataba de darle la palabra al homenajeado, traduciendo al español una selección de artículos que permitiera a los lectores hispanohablantes hacerse una idea cabal de la amplitud del programa de investigación que van Eemeren instigó hace treinta años y que ha venido desarrollando y enriqueciendo desde entonces con un grupo de colaboradores cercanos. Como veremos, este programa, llamado “pragma-dialéctica”, no ha concluido todavía sino que se encuentra en vigorosa marcha. En segundo lugar, la intención era dar la palabra a todos aquellos investigadores hispanos e hispanoamericanos de la argumentación de los que sabemos que tienen un particular interés por, y conocimiento de, la pragma-dialéctica. Desgraciadamente, no todos pudieron acudir al llamado, de forma que no están aquí todos los que son, aunque, eso sí, son todos los que están.

      Para llevar a cabo la selección de artículos que constituyen la primera parte de este volumen procedí de la siguiente manera. Primero le pedí a van Eemeren que hiciera una lista de aquellos textos que en su opinión deberían ser traducidos al español. Viendo que faltaban algunos que yo СКАЧАТЬ