Camilo, señor de la vanguardia. William Gálvez
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       Discurso del 21 de octubre de 1959 en el teatro del Regimiento Agramonte, Camagüey

       Comparecencia televisada, transmitida el 23 de octubre de 1959 en Camagüey

      A los que nos han enseñado a lo largo de la historia

      el camino hermoso, humano y digno de la Revolución.

      Al lector

      Cuando han transcurrido más de 35 años de la publicación de un libro de historia, por lo general, en una reedición se hace necesario corregirla para enriquecerla o enmendar cualquier error, pues es frecuente que aparezcan nuevos documentos de distintos tipos que lo exigen. Por ello, esta ha sido corregida y enriquecida basándonos en lo dicho anteriormente y en las conversaciones que sostuve con expedicionarios del Granma, durante los meses de prisión provincial de Oriente, en Boniato y posteriormente al triunfo revolucionario, entre ellos Jesús Montané, Mario Hidalgo, Norberto Collado, Pablo Hurtado, Enrique Cámara y Reinaldo Benítez. Más tarde, la sostuve con Camilo durante la lucha armada con quien, además de ser mi último jefe en el Ejército Rebelde, mantuvimos una estrecha y fraterna amistad.

      Esta búsqueda nos ha permitido poder hacer un análisis acerca del papel desempeñado por Camilo durante la lucha contra la tiranía y en su corta vida como dirigente revolucionario, luego del triunfo de la insurrección armada. Para ello ha sido necesario referirnos, a grandes rasgos, a todas las etapas de su existencia y, entre estas, destacar las que ofrecen la más fiel imagen de su gigantesca y esencial integridad revolucionaria, enmarcándolo no solo entre nosotros, sino en América, y aún más allá, pues reunía los requisitos indispensables para llegar a ser un revolucionario comunista de cuerpo entero.

      William Gálvez, La Habana, 2016

      1 De Tuxpan a La Plata, Editora Orbe, Diario de campaña, Editora Oficina de Publicaciones de dicho organismo, que recoge los diarios de Raúl Castro, Emiliano Díaz Fontaine y A. García Núñez en la Sierra Maestra; los de la campaña en los llanos del Cauto, escrito por Camilo y Osvaldo Herrera; y el de Sergio del Valle y el autor del presente libro durante la Invasión a Occidente y la campaña en Frente Norte de Las Villas.

      Prólogo

      En su renuevo continuo e inmortal, Camilo es la imagen del pueblo.

      Ernesto “Che” Guevara

      Este valioso material es el resultado de más de diez años de trabajo, lapso en el que fueron estudiados muchos documentos, realizadas gran número de entrevistas y recopilados testimonios de compañeros que conocieron a Camilo en distintas etapas de su existencia.

      Una tarea tan paciente y ardua fue realizada por su autor, el compañero William Gálvez, empleando su tiempo libre y sus vacaciones, digno tributo a quien fue su jefe y compañero de armas.

      La virtud principal de la obra es que logra ofrecer una visión integral de la personalidad de Camilo, cuyos perfiles de leyenda en ocasiones se han mostrado de forma fragmentaria y en el marco de lo anecdótico. En estas páginas, la leyenda revolucionaria de Camilo encuentra su asidero en el conjunto de su trayectoria y no en la suma de hechos aislados, por heroicos y significativos que estos hayan sido.

      El autor puede alcanzar este objetivo porque, sin ser un historiador profesional, ni presumir de escritor, dispone de la posibilidad excepcional que le proporciona el haber sido un participante activo de los hechos que relata y de haber compartido con Camilo, como subordinado y amigo, en momentos cruciales de la epopeya insurreccional; por todo ello, le asiste el conocimiento directo de las motivaciones que animaban a Camilo y de las reflexiones que promovían en él los resultados de su propia acción como jefe guerrillero y dirigente revolucionario. El hilo conductor de la parte más importante del libro son, por tanto, las vivencias del autor, quien ha logrado plasmarlas de modo coherente, ameno y decoroso.

      Cuando William conoció a Camilo en la Sierra Maestra, en enero de 1958, este tenía 25 años de edad, era capitán del pelotón de vanguardia de las tropas del Che y hacia algo más de doce meses que participaba como guerrillero en la lucha insurreccional contra la tiranía batistiana.

      Al producirse el triunfo, tras dos años de iniciada la gesta del Granma, Camilo había ascendido hasta convertirse en uno de los más relevantes protagonistas del proceso revolucionario que estaría llamado a transformar nuestro país, de una neocolonia del imperialismo norteamericano en el primer Estado socialista del hemisferio occidental: “Hoy el recuerdo de la Invasión, hoy el recuerdo de todos sus hechos, de todas sus proezas, nos llena casi de asombro por todo lo que hizo”, ha dicho Fidel. “No ha habido en esta guerra de liberación un soldado comparable a Camilo”, sentenció con acierto el Che.

      Esa imagen legendaria, unida a su sencillez proletaria, al peculiar carácter personal que en Camilo quedó simbolizado por su amplia y afable sonrisa, lo identificó hondamente con las simpatías y la admiración más sinceras de nuestro pueblo.

      Y esta obra, Camilo. Señor de la vanguardia, se encarga acertadamente de presentarnos, sin idealizaciones, a este héroe guerrillero, al hombre de carne y hueso que refleja la idiosincrasia del cubano típico y respira a todo pulmón una gran alegría de vivir.

      Pero, ¿concluye aquí la proyección de la figura de Camilo en nuestro proceso revolucionario?

      Este libro –y creemos es uno de sus mayores méritos–, nos ofrece una respuesta más completa sobre Camilo como héroe de la insurrección y como luchador consciente, nutrido de su ideario. Camilo, lo sabemos quienes lo conocimos muy de cerca y lo demuestran incuestionablemente las páginas que siguen, en el momento de morir tenía un pensamiento político-ideológico muy definido, totalmente identificado con la línea que se aplicó durante aquellos primeros diez meses de la victoria de las armas rebeldes, consciente del movimiento táctico que entonces resultaba necesario frente al poderío del imperialismo estadounidense y sus aliados nacionales. Plenamente convencido del objetivo estratégico de la Revolución en el que, como lo reiteró con sus palabras y escritos en numerosas ocasiones, él –con Fidel–, asignaba el principal papel dirigente a la clase obrera, en alianza con los campesinos y otras capas humildes del pueblo.

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