Decadencia. Adrian Andrade
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Название: Decadencia

Автор: Adrian Andrade

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Universo Adriático

isbn: 9789942868176

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СКАЧАТЬ se crearon varias centrales especializadas con recursos de máximo alcance en comunicaciones, el personal efectivo y un gran catálogo de armas para contener esta clase de situaciones inexistentes para el resto del mundo.

      Una de estas era la Central Replicante de Infiltrados del Norte, referida sencillamente como Central Norte por cada uno de sus miembros.

      La Central Norte consistía en una división desconocida por los gobiernos incluyéndose a las Naciones Unidas. Sólo unos cuantos sabían de su existencia y a éstos se les llamaban los Infiltrados, contactos situados en los distintos países con cargos esenciales para influenciar a las autoridades gubernamentales en caso de emergencias extraoficiales.

      Las instalaciones clandestinas se ubicaban en la costa de Oregón en Estados Unidos; cerca del mar para navegar con libertad o volar sin ser detectados. Compuesto por un equipo de diez personas y bajo la dirección del Comandante Hawthome.

      La estructura se clasificaba en cuatro departamentos: Análisis de la Información a cargo de Gale Morris y Ezra Lloyd; Tácticas y Operaciones por Jed Lowell y Keene Miles; Armas, Transportes y Suplementos administrado por Leith Olin y Nathan Orson; y por último, Monitoreo y Seguridad del Noroeste por Sharon Bagley y Myra Wimund.

      Cada uno de ellos le respondía al Comandante Hawthome, en caso de su ausencia, la agente Idelle Paddock tomaba el control por ser su mano derecha y la segunda al mando.

       Más que una asistente, contaba con un sobresaliente entrenamiento militar y una amplia experiencia en misiones de encubierta. Por ese impresionante currículo en conjunto con sus operativos en el campo, fue la candidata perfecta para hacerle compañía al Comandante.

      —¿Qué harás en la noche? —Sonsacó Sharon.

      —Trabajar —contestó Myra verificando el monitor mientras estiraba sus brazos.

      —¿Y eso?

      —Me pidieron revisar hasta el más mínimo detalle de la toma de posesión de nuestro nuevo presidente.

      —¿Ya es un hecho?

      —Ah sí —haciéndose la desinteresada.

      —¡Pero todavía no se ha arreglado la impugnación!

      —La democracia es una herramienta de dos filos.

      —El público no lo respalda, siguen bajo la influencia del opositor.

      Ambas miraron varias imágenes donde miles de personas le abucheaban, hacían manifestaciones en su contra, quemaban la propaganda y hacían comentarios intensos en las redes sociales.

      —No depende de ellos —aseguró Myra.

      —Y a todo eso ¿cómo es que te asignaron un evento presidencial?

      —Una que no se la pasa roncando mientras pretende trabajar.

      —Hey no pretendo —corrigió Sharon con desfachatez—, sólo no trabajo.

      Ambas se rieron.

      —¿Qué sería de nosotras si tuviésemos una vida común?

      —La tuvimos ¿qué acaso ya diste el viejazo?

      Myra medio se rió.

      —Siento que ha pasado mucho, no sé, quizás y sí.

      —Hey, no tengo nada que hacer realmente, me quedaré a ayudarte.

      —Eso sería genial Sharon, gracias.

      —Prometo no roncar.

      —Bueno, ya es ganancia.

      La mayoría de los miembros no tenían familia, no hijos, no casados ni vida social afuera de la Central Norte. Siempre adheridos a su área de especialidad; en este caso, examinando las redes sociales o monitoreando los medios del territorio correspondido. Incluso atentos a cualquier tipo de anomalía en los radares o información filtrada.

      —¿No me vas a decir? —Insistió Sharon.

      —Es cuestión de que leas entre líneas.

      —¡Ja! Nunca has leído un libro.

      —Si lo he leído, el que no lo termine es otra cosa.

      Sharon simplemente se rio ante el comentario y se encaminó al pasillo situado afuera del departamento de Monitoreo y Seguridad. Se recargó en el barandal observando a sus compañeros laborar en una amplia plataforma rectangular fragmentada por sus respectivos oficios.

      Ezra y Gale habían recibido una invitación esencial cuyo propósito consistía en contribuir con algunas sugerencias para remediar la mala recepción de los votantes hacia el presidente electo. Este par de mentes prominentes nunca tendían a cuestionar los motivos detrás de su trabajo. De forma concisa seguían las órdenes al pie de la letra sin atreverse a profundizar en ciertas medidas extremas.

      —¡Dios mío! —exclamó Gale— ¡Realizaran una marcha nacional para evitar que el presidente electo tome el poder!

      —¿Dé cuántas personas?

      —Cerca del millón, si esto no se equivoca.

      —Eso sigue afectando la credibilidad de las encuestas —indagó Ezra con una pizca de preocupación.

      —Nadie cree en ellas.

      —Cierto, pero aun así debemos remover ese resentimiento.

      —Sharon puede desacreditar a los medios, noticias falsas.

      —En parte, el truco aquí es cambiar la jugada y con delicadeza.

      —Estás pensando negativo más negativo igual a positivo.

      —Exacto, coméntale a Myra que invite a los ilegales, a toda clase de izquierdistas o derechistas y cualquier organización que se le venga en mente, vamos a disolver el propósito principal de la marcha.

      —Eso no cambiará la tendencia pública, no mientras el insurgente tenga voz e influencia.

      —Olvídate de la Hiena, quizás optemos por una imagen coloquial.

      —¡Lo tengo! Convoquemos a que el partido realice marchas de beneficencias encabezadas por el nuevo presidente, de este modo la gente le prestará mejor atención y podría sensibilizarse tras tensionarse con el caótico tumulto que sembremos.

      —¡Ya estás! infórmaselo a las muchachas mientras redacto el planteamiento.

      Del entusiasmo, Gale brincó de la silla chocando con Jed.

      —Perdona.

      —Ya qué.

      Gale siguió su rumbo mientras Jed se reunía con Keene para consultar algunas alternativas de mantenerse invisibles ante el radar civil.

      —Casi te besabas con tu hombre.

      —Cállate Keene, se la pueden creer.

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