Decadencia. Adrian Andrade
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Название: Decadencia

Автор: Adrian Andrade

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Universo Adriático

isbn: 9789942868176

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СКАЧАТЬ se encontraban débiles inclusive para detectar los pasos del segundo valiente que había hecho más que sólo asomarse para grabar.

      El muchacho agonizante percibió una fuerza desconocida que lo sujetaba entre sus brazos y lo cargaba con una pronta precaución. ¡Espero me saque de este infierno!, pensó durante la agresiva maniobra.

      La intensidad del calor disminuyó ante la ráfaga de un viento refrescante en su rostro, pero inevitablemente el choque de temperaturas le recordó el dolor de su cuerpo quebrado. El incómodo movimiento se detuvo y sintió el descenso hasta tocar el pasto frondoso. Su cabeza fue recogida con suavidad mientras una voz persistente lo hacía reabrir sus ojos sensibles.

      —¡Estás a salvo Elder! ¿Me escuchas? ¡Vas a estar bien!

      Estas palabras de conforte provenían de un señor en sus cuarenta años, con un corte militar acompañado de algunas canas entre las orejas, piel un poco tostada y unos ojos de color café con miel. En su voz se registraba una especie de acento por más que intentara disimularlo.

      —¿Quién es Elder?

      El misterioso rescatista se asombró de descubrir que el mismo Elder desconocía su propio nombre.

      —Tú eres… —detectó la confusión en su mirada— ¿No recuerdas?

      —¡No! ¡No entiendo! —el agotamiento al lado de la confusión lo hicieron perder la razón tras desgastarse.

      ¡Era una tragedia a gran escala! Elder no podía recordar nada en absoluto, su cabeza se había golpeado con brutalidad durante el impacto borrándole no sólo sus recuerdos sino su identidad; aquella razón de existir.

      —¡Resiste Elder! —Insistió— ¡Sólo resiste!

      Las sirenas tanto de las patrullas como de los bomberos comenzaron a escucharse. Tal parecía no se encontraban tan distantes. Los militares fueron los primeros en llegar al sitio para establecer un perímetro. Esta ejecución se dio con facilidad ya que el parque del Arroyo Verde contaba con las dimensiones perfectas para llevar a cabo una cuarentena, en caso de requerirse.

      Los policías comenzaron a dispersar a la gente dándole entrada a la ambulancia, mientras los paramédicos descargaban el equipo de extracción, el valiente rescatista se cercioraba de que el sobreviviente siguiera respirando. Aunque a éste le costaba esconder sus sentimientos ya que en su rostro se reflejaba un conflicto interno; y con mucha razón, no sabía qué hacer al respecto. No había un protocolo que dictaminará la siguiente medida a tomar, así que sólo miraba a su alrededor como si estuviese esperando algo o a alguien.

      Los paramédicos, en compañía de algunos federales, le arrebataron al muchacho y lo colocaron en una camilla. De forma inoportuna un helicóptero se interpuso en su camino al estacionarse justo enfrente de ellos. Varios hombres uniformados de blanco descendieron del transporte para impedirles el paso.

      Uno de ellos se acercó a la cabecilla de los paramédicos mientras el resto se aferraba a resguardar la camilla.

      —Gracias amigos, nosotros nos haremos cargo —ordenó el aparente líder mostrando una placa resplandeciente donde se especificaba su título de Doctor respaldado por el sello de un tal Sector Cero.

      Los paramédicos no tuvieron opción que retroceder y dejar a los hombres de blanco tomar el control. En cuestión de segundos, la tripulación regresó al helicóptero con la camilla incluida.

      —¿Qué dice ahí? —preguntó uno al observar una etiqueta desgarrada en el atuendo quemado.

      —Al parecer dice Elder Musik —reveló otro mientras adoptaban altitud.

      La lluvia se desató conforme el helicóptero maniobraba entre las intensas nubes eléctricas.

      Entretanto al rescatista misterioso se le exigió dirigirse a la ambulancia para una desintoxicación y de paso la captura de su testimonio. Independiente de la insistencia, se negaba a moverse de su lugar. No podía despegar sus ojos del helicóptero, le era imposible hacerlo ante la ansiedad acumulada por el desconocido destino que le deparaba al joven Elder. Aunque aquello era el menor de sus problemas, su verdadera preocupación radicaba en la seguridad mundial.

      Un relámpago iluminó el cielo y tras la momentánea saturación de luz, el helicóptero desapareció de su vista. Un rotundo trueno le hizo sentir el duro peso de su decisión tomada pero no había nada más que contribuir. Menos con el personal a cargo de este incidente.

      —¡Señor, no se lo volveremos a pedir! —varios agentes federales lo rodearon al no recibir respuesta a su clara solicitud.

      El rescatista sólo sonrió ante la amenaza inminente y de imprevisto, un segundo relámpago se desató pero sólo que esta vez el cielo no fue lo único blanqueado sino la zona completa se saturó ocasionando una fuerte ceguera temporal.

      En cuanto el entorno volvió a su normalidad, el rescatista desapareció con todo y el misterio. Los federales se dispersaron sin encontrar señal alguna de su paradero. Era como si nunca se hubiesen topado con éste.

      —Comandante —se acercó uno de los federales—, no existe ninguna referencia sobre un Sector Cero en la base de datos; además ese supuesto Dr. Berger lleva más de 30 años muerto de acorde a su historial.

      El Comandante no pudo disimular su asombroso descontento al descubrir que por ambas partes había sido engañado.

      —¡Rastréenlos!

      La captura de ambas identidades misteriosas se emitió y tanto policías, agentes y militares dieron inicio a la búsqueda nacional, pero con los constantes destellos de la imprevista tormenta, terminó siendo una tarea imposible de cumplir.

      La llegada de los

      forasteros

      I

      Posteriormente de la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno descubrió el poder de la autodestrucción en las bombas nucleares. Sintiendo el terrible futuro de una posible extinción por causa de una Guerra Termonuclear, decidió poner en marcha un programa de contención.

      Esta primera medida se oficializó con la operación Subsistencia la cual consistió en la creación de catacumbas ocultas por debajo de la Tierra, esto con el objetivo de asegurar la existencia humana en caso de un suceso irreversible.

      Con el transcurso del tiempo y el avance de la tecnología, estas construcciones adoptaron un diseño tecnológicamente urbano, convirtiéndose en las primeras y únicas ciudades subterráneas de las cuales terminaron referenciándose como CISP: Conurbación Industrial Subterránea del Pacifico.

      Siendo esto insuficiente, el programa evolucionó hasta consolidarse como un Sistema de Contención Mundial reconocido solamente por una minoría selecta. En su proceso lograron frenar la tensión de guerra al proporcionar alternativas mediante un reacomodo en los sectores conflictivos y sobrepoblados.

      Hoy en día la estabilidad entre las naciones se encontraba siendo amenazada por fuerzas externas indiferentes a la realidad humana. El Sensor, un escudo invisible en forma de red global e integrada con la tecnología más poderosa, había sido activado para resguardar al planeta de dicha intrusión.

      Desde su activación nadie podía entrar o salir, a excepción СКАЧАТЬ