Apologética en diez respuestas. Antonio Cruz Suárez
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Название: Apologética en diez respuestas

Автор: Antonio Cruz Suárez

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

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isbn: 9788417620318

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СКАЧАТЬ ¿Por qué razón se han agrupado de formas diferentes para formar diversas clases de materia física?” Hoy sabemos que los átomos son verdaderos sistemas planetarios en miniatura, pero ¿por qué razón son diversos estos núcleos y los electrones que los circundan?1

      Y respondía: cuanto más profundizamos en el conocimiento de la materia (…) más y más admirable se hace el Creador, mostrándonos una Ciencia previsora desde el fundamento mismo de todas las cosas.2 Además de la singular estructura electrónica de los átomos, lo que más maravilla hoy a muchos científicos y pensadores es cómo un puñado de tales átomos son capaces de constituir moléculas como el ADN o el ARN, que contienen los planos (o la información necesaria) para producir todos los seres vivos de este planeta.

      El filósofo británico de la Universidad de Oxford, Antony Flew (1923-2010), quien fue el representante principal del ateísmo filosófico anglosajón de la segunda mitad del siglo XX, anunció en el año 2004 su conversión intelectual al deísmo. Es decir, a la idea de que la razón y su experiencia personal le habían conducido a creer en la existencia de un Dios sabio que ha creado el universo y la vida. A los 84 años escribió el libro Dios existe (Trotta, 2013), en el que explica las razones de su cambio de postura.

      En esta obra escribe: La cuestión filosófica que no ha sido resuelta por los estudios sobre el origen de la vida es la siguiente: ¿cómo puede un universo hecho de materia no pensante producir seres dotados de fines intrínsecos, capacidad de autorreplicación y una “química codificada”? (p. 110). Y dos páginas después responde: La única explicación satisfactoria del origen de esta vida “orientada hacia propósitos y autorreplicante” que vemos en la Tierra es una Mente infinitamente inteligente. (p. 115).

      ¿Qué es lo que llevó a este ateo famoso a creer en Dios? Entre otras cosas, la existencia de una “química codificada” en los seres vivos. Es decir, una química como la de la molécula de ADN. A principios del siglo XX, se creía que estas cuatro bases nitrogenadas (adenina A, timina T, citosina C, y guanina G) se daban siempre en cantidades iguales en el interior del ADN, por lo que la estructura molecular debía ser repetitiva, constante y sin interés. No cabía la posibilidad de que dicha molécula fuera la fuente de la información necesaria para ser la portadora de la herencia.

      Sin embargo, a finales de los 40 estas ideas empezaron a desmoronarse con los trabajos de Erwin Chargaff,3 de la Universidad de Columbia, quien demostró que las frecuencias de las bases nitrogenadas podían diferir entre las especies. Chargaff se dio cuenta de que el número de timinas era siempre igual al de adeninas, de la misma manera que el de citosinas es igual al de guaninas. Lo que cambiaba en las diferentes especies era la proporción entre los grupos timina-adenina (T-A) y citosina-guanina (C-G). Y esto le proporcionaba a la molécula el alto grado de variabilidad, aperiodicidad y especificidad necesario para poseer la información genética de la vida. De la misma manera que las letras de cualquier texto literario comunican la información impresa que su escritor ha querido darles, o las notas de una partitura contienen la información musical que el compositor ha creado, también las cuatro bases del ADN contienen la información biológica necesaria para formar cualquier especie, desde los microbios a las ballenas azules.

      El ADN se utiliza en las células como código para producir proteínas, y estas proteínas son vitales para respirar, alimentarse, eliminar residuos, reproducirse y todas las demás actividades que caracterizan a los seres vivos. De manera que las cuatro bases nitrogenadas actúan como las letras de un alfabeto. En vez de formar palabras con significado, forman genes con significado. Los humanos heredamos de nuestra madre más de 3.000 millones de bases y otro tanto de nuestro padre.

      Si suponemos que la molécula de ADN que existe en el núcleo de cada célula de una persona es como una escalera en la que cada dos bases representan un travesaño o peldaño, y que el siguiente está a unos 25 cms. Esta escalera tendría unos 75 millones de kilómetros, aproximadamente la distancia que separa la Tierra de Marte. ¿Es razonable creer que dicha escalera -con toda la información biológica para hacernos como somos- se ha formado por casualidad? ¿Qué toda esa información codificada ha sido creada por el azar ciego y sin ninguna planificación previa inteligente? Esta es precisamente la visión naturalista que se enseña hoy a millones de alumnos por todo el mundo. No hay peor ciego que el que no quiere ver y no hay peor sordo que el que no quiere oír. O, como escribió el profeta Isaías (43:8): el pueblo ciego que tiene ojos, y los sordos que tienen oídos.

      Durante el siglo XX, los científicos pensaban que había dos clases de ADN en nuestras células. Uno bueno, con función conocida, que era muy importante para la vida puesto que contenía la información para producir las proteínas, y otro malo, aparentemente sin función. Tan malo que se le llamó “ADN basura” ya que, al no producir proteínas, se pensó que tampoco servía para nada más. Algunos decían que se trataba de trozos de ADN antiguo, que quizás habían tenido alguna función en nuestro pasado evolutivo, pero que en el presente ya no servían para nada. Cuando se completó la secuenciación de genoma humano, en el año 2001, se descubrió que más del 98% de nuestro ADN era “basura” que no formaba proteínas. Solo el 2% restante servía para fabricar todas nuestras proteínas. Esto era algo que resultaba notablemente sorprendente. Era como si en una pequeña fábrica de automóviles, que tuviera cien empleados, solo trabajaran dos personas montando los autos, mientras las 98 restantes estuvieran sentadas mirando sin hacer nada.

      Hoy sabemos, no obstante, que aunque el “ADN basura” no codifique proteínas hace, sin embargo, mil cosas diferentes y necesarias para el buen funcionamiento celular. Los 98 operarios no están inactivos. Es verdad que no montan coches, pero hacen otras muchas cosas para que la fábrica funcione bien. Cosas como, por ejemplo, obtener financiación, llevar la contabilidad, promocionar los autos, tramitar los salarios de los empleados, limpiar la fábrica y los aseos, vender los coches, etc., etc. Algo parecido a esto es lo que hace el “ADN basura” en nuestro genoma.

      Continuamente se le están descubriendo nuevas funciones. No forma proteínas pero tiene importantes funciones de regulación: impide que el ADN se deshilache y dañe; forma estructuras de anclaje en los cromosomas durante la división celular; ayuda a fabricar el ARN; también posee aspectos negativos. Algunos ADN basura son intrusos genéticos de virus que están dormidos pero pueden despertar y producir cáncer (las células han desarrollado mecanismos para mantenerlos en silencio, pero con la madurez pueden romperse tales mecanismos). También regulan la expresión de los genes (interruptores). Algunas enfermedades genéticas están causadas por mutaciones en el ADN basura (distrofia miotónica, etc.).

      Es curiosa esa actitud, demasiado común en biología, de pensar que si no se conoce algo es porque no hay nada que conocer. Hoy se ha descubierto que el mal llamado ADN basura juega un papel vital e inesperado en el control de la expresión génica. Muchos genetistas creen que es, ni más ni menos, la fuente de la complejidad biológica humana. Si existe un Dios sabio que nos ha creado en base a un plan inteligente, lo lógico sería esperar que el 98% de nuestro ADN sirviera para algo y que, de ninguna manera, fuera “basura genética”. ¡Y esto es precisamente lo que se ha descubierto! Cada vez son más los genetistas que piensan que la singularidad biológica humana reside precisamente en nuestro ADN basura.

      No, no es posible. Aunque desde el naturalismo científico se ha intentado, y se sigue intentando todavía hoy, dar una respuesta que no involucre la necesidad de un Diseñador.

      2.4.1. Solo el puro azar:

      Durante bastante tiempo, los estudiosos del origen de la vida en la Tierra creyeron que éste debió ser un acontecimiento extraordinariamente improbable que ocurrió una sola СКАЧАТЬ