Cuerpo, función tónica y movimiento en Psicomotricidad. Miguel Sassano
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СКАЧАТЬ ángulo alcanzado es fácil. Los observadores coinciden en que durante el primer trimestre ese ángulo es de 90º, durante el segundo de 120º y, más allá de los seis meses, de 150º a 170º (ibid.).

      Durante el primer año de vida, sostiene Coriat, el tono muscular muestra amplias variantes como parte del proceso madurativo. Después de la dura lucha librada durante el parto y como respuesta al cúmulo de estímulos nociceptivos, los neonatos suelen presentar tono muscular elevado. Sobreviene luego una etapa durante la que deben adaptarse al mundo externo. La repercusión del parto y las dificultades de adaptación condicionan sensibles variaciones del tono muscular entre uno y otro niño, pero por lo común los recién nacidos presentan un período de hipotonía generalizada desde el primero al tercer día (Coriat, 1960; Escardó y Coriat, 1960; Coriat, 1970, citados por Coriat, 1974). Luego van recobrando paulatinamente su tono muscular para alcanzar, al cuarto o quinto día, los valores máximos que le acompañarán durante los meses subsiguientes: la consistencia de las masas musculares se hace firme y casi no se logra balanceo de miembros, cuya extensibilidad, así como la del tronco, es mínima. A fines del tercer mes, o en el curso del cuarto, comienza un suave y progresivo descenso del tono muscular que recién se detendrá pasado el año de vida; a esa edad, hay franca hipotonía fisiológica, determinante del pie plano y del genu valgo de los pequeños que inician la deambulación (Coriat, 1974).

      Normalmente hay concordancia entre las tres propiedades del tono muscular: los lactantes con masas musculares consistentes –pequeñas o voluminosas– presentan elevada resistencia a la movilización pasiva, escaso balanceo y extensibilidad limitada. Características inversas se asocian con los lactantes de músculos poco consistentes.

      El tono muscular evoluciona en el decurso de los meses manteniendo cierto paralelismo entre sus varias propiedades, particularmente entre la pasividad y la extensibilidad. La consistencia es más independiente ya que pueden modificarla por separado factores nutricionales y metabólicos.

      En general, insiste Coriat, no existen asimetrías entre el tono muscular de ambos hemicuerpos; no obstante, particularmente durante los primeros tres meses, las aferencias provenientes de las terminaciones de los nervios cervicales suelen inducir respuestas tónicas diferentes según el lado hacia el cual está volcada la cabeza. Casi siempre el plano flexor se encuentra más extensible del lado de la mandíbula que del de la nuca. Por eso, cuando hay dudas sobre las características del tono y se quiere obtener información más exacta, es conveniente examinar al pequeño lactante en decúbito dorsal manteniendo fija su cabeza en la línea media. Sugerimos usar ese artilugio sólo para recabar datos referentes a la simetría del tono muscular. Dado que a esa edad es fisiológica la asimetría tónica a partir de los reflejos cervicales, consideramos que todo el examen de la motilidad del niño debe efectuarse sin modificar su conducta natural.

      A su vez, el tono muscular presenta variantes fisiológicas notorias con el sueño y disminuye al máximo; durante el llanto se exalta.

      “La calidad del tono muscular constituye una característica inherente a cada niño, puesto que dentro de los límites normales para las distintas edades hay múltiples matices individuales; estas variantes son particularmente notorias a través de las actitudes, en las cuales se percibe el sello con que el tono en acción modifica los reflejos posturales. Los niños con músculos de consistencia elevada y pasividad y extensibilidad escasas, mantienen en estado de vigilia una franca actitud antigravitatoria: el cuerpo se destaca, bien perfilado sobre el plano de la camilla, y los miembros están flexionados y adducidos. En cambio, los niños con tendencia a la hipotonía parecen adaptar su masa corporal a las formas del plano sobre el que apoyan, y los miembros, abducidos, quedan laxamente flexionados.

      La actitud postural del bebé determina una actitud general ante sí y ante el mundo que le rodea, influye, rige aspectos de su conducta y continuará influyendo a lo largo de su infancia, coadyuvando en el modelamiento de su personalidad. Gesell se pregunta «si existe algún estado psíquico, por atenuado que sea, que se halle exento de cierta tensión corporal de algún contenido motor activo o de una derivación motriz»” (Ballesteros Jiménez, 1982).

      “El niño se convierte en un ser cortical. Desaparecen en él los reflejos arcaicos. La extensibilidad de los músculos flexores aumenta mientras que la de los extensores disminuye. En los miembros superiores la flexión del puño sigue siendo de 90º. Los codos se flexionan más fácilmente si se les lleva hacia atrás, hacia la línea dorsal media” (Ballesteros Jiménez, 1982).

      Coriat (1974) muestra que en los miembros inferiores, el talón toca más fácilmente el muslo. El ángulo poplíteo se abre hasta los 180º y los abductores a 150º (se hace más hipotónico).

      Constatamos el paso de la hipertonía de los cuatro primeros meses a la hipotonía que va a aumentar desde los seis a los dieciocho meses, llegando al máximo hacia los dos años.

      La pasividad de los músculos apreciada por la movilización pasiva rápida mostrará la aparición de un balanceo normal.

      A partir de los dos años el niño coopera y el examen será parecido al del adulto. A este niño se le examina con los pies juntos, inmóvil. Hay que fijarse si mantiene bien la posición de pie, sin oscilaciones, sin inclinarse hacia los lados.

      La marcha deberá ser regular y bien coordinada, se observará un balanceo alternativo de los brazos. La media vuelta rápida la ejecutará correctamente, lo mismo que la parada brusca cuando se le ordena. Puede caminar sobre las puntas y los talones.

      Hay que apreciar su fuerza muscular, el mantenimiento de la actitud y la coordinación segmentaria. La fuerza muscular se aprecia por la resistencia que opone a la mano del examinador cuando le pedimos que haga un movimiento determinado. Esto a nivel de los miembros superiores. Para los miembros inferiores se prueba la fuerza que opone la abducción de las piernas, la flexión sobre la cadera, la fuerza de extensión del dedo gordo cuando nos oponemos a ella. Este estudio se hace de los dos lados del cuerpo, comparando la extensibilidad y fuerza de uno y otro lado. El tono muscular se examinará estando el niño completamente relajado; examinando la extensibilidad a la movilización pasiva, lenta, buscada a través del balanceo del miembro (Ballesteros Jiménez, 1982).

      Ballesteros Jiménez (1982) sostiene que la evolución del tono puede estar perturbada, ya sea por un retraso en la maduración, ya sea por disarmonía.

      Existirá un retraso en la maduración cuando las diferentes etapas no se alcanzan a la edad normal. Suponen la persistencia de una hipertonía cuando ya debía haber una hipotonía. Son retrasos de la maduración tónica.

      En tanto que existirá una disarmonía en el desarrollo cuando no hay modificaciones tónicas esperadas, en los lugares esperados y puede haber músculos menos tónicos y otros que son más de lo que deberían ser (ibid.).

      “Estas modificaciones del desarrollo del tono pueden ser independientes de toda perturbación cortical. Sujetos con inteligencia normal pueden presentar modificaciones tónicas anormales a lo largo de su desarrollo. Esto indica que el cortex ha madurado normalmente, pero el subcórtex no lo ha hecho. Es fácil percibir retrasos de evolución del tono en los débiles mentales, aunque se pueden encontrar otros débiles que no presentan modificaciones tónicas. Por otro lado, podemos encontrar manifestaciones de hipertonía debidas a problemas afectivos” (ibid.).

      Existen dos tipos de contracciones neurológicas: “a) La contracción СКАЧАТЬ