Derecho internacional: investigación, estudio y enseñanza. Enrique Prieto-Rios
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СКАЧАТЬ gobierno finlandés, cuando todos los del Ministerio de Relaciones Exteriores se iban a casa, el único lugar donde todavía se veían luces prendidas era el archivo. Era el abogado que estaba en el archivo preparando la recomendación que daría después. Con seguridad, yo también pasé varias noches en vela preparando tanto casos como recomendaciones, estudiando los archivos del siglo XIX, haciendo interpretaciones y tratando de entender estos documentos para poder realizar un trabajo competente al emitir mi recomendación.

      Ahora confronto esto con la pregunta de cómo la lectura interdisciplinaria me ayudó en ese entonces. Supongo que me permitía calcular las expectativas de las otras partes y tener una serie de estándares a la hora de proponer un argumento. En el contexto latinoamericano, un buen ejemplo es cómo usar el uti possideti iuris y cómo fue en los primeros años del siglo XIX. Para ello es preciso saber que ocurrieron un número de revoluciones y determinados hechos, algo sobre cómo los archivos deben ser interpretados, algo de la historia política del otro país, etcétera.

      Debo reconocer que nada de esto era crucial o esencial. Podrían decir que nada de eso es interesante y que solo se trata de un montón de asuntos jurídicos burocráticos y que somos un montón de intelectuales reunidos en una universidad establecida en el siglo XVII. Al fin y al cabo, cargamos un legado escolástico y estamos interpretando el mundo para nuestros estudiantes y pensando detenidamente sobre estos asuntos. ¿Qué hay de esa perspectiva? No se trata de pensar que esta universidad se fundó originalmente con la facultad de filosofía y después otras tres facultades y pensar en cómo era que se relacionaban en ese entonces.

      Una parte del trabajo histórico que estoy adelantando trata de dar cuenta de cómo se desarrollaron las experticias y cómo emergieron para ser ampliamente apreciadas; de cómo las personas con esa experticia obtienen el poder y de cómo su valor se reduce porque aparecen otras personas con experticias más interesantes y valiosas en otras nuevas disciplinas. Respecto a este punto, hay una historia para contar: cómo durante los últimos quinientos años esto ha pasado con la teología, después con el derecho y después con la economía.

      Pienso en el trabajo interdisciplinario también y, sobre todo, como una serie de maniobras hegemónicas en las que personas del lado económico, el lado sociológico y el lado jurídico pugnan constantemente para crear voces que suenen autoritarias en los oídos de aquellos que ejercen el poder. Nunca he sentido que cuando estoy en el contexto interdisciplinar tengamos un propósito común y que sostengamos juntos nuestras manos y meditemos para poder traer una solución y, al final, tomarnos una copa juntos y celebrar que lo logramos. En realidad, no es así; me siento amenazado por esta otra persona a quien no le entiendo nada de lo que dice, pero suena realmente brillante y entonces busco la forma de maniobrar desde mi campo que me permita retomar el poder. Es así, es propio de las relaciones humanas y entonces puede ser una cita buena o una cita mala.

      A diario hay dos contextos: el abogado que prepara un servicio jurídico y el abogado que se ve a sí mismo como un intelectual dentro de un ambiente académico. En ambos contextos es diferente la relación con las disciplinas adyacentes. En el primer caso, no se están cuestionando su profesionalismo, su experticia y su poder; por el contrario, se espera que el abogado resuelva el problema y es placentero, por lo que termina instrumentalizando a las demás personas. Pero en el otro caso estamos en una universidad, lidiando con múltiples problemas, viendo cómo el dinero se disipa, cómo se reparte el presupuesto entre facultades o cómo se reparten los cargos, y ese es un contexto de tensión, pese a que haya un momento de emoción en el que puedes estar ganando o puedes estar perdiendo, y tratas de manejar eso lo mejor posible. En ese escenario, todo depende de cómo es que te muestras al mundo en tus publicaciones, en tu trabajo doctoral, en tus libros. ¿Eres alguien al que la gente escucharía? ¿Eres alguien que debería ser invitado a una conferencia para hablar a personas que podrían seguir tus consejos? Pienso en la interdisciplinariedad como encuentros humanos donde todos nosotros tenemos nuestras ambiciones humanas y nuestros temores con los que debemos lidiar.

      Antony Anghie: Ya he mencionado mi aproximación personal a la interdisciplinariedad: creo que tomar prestado o “expropiar” otras disciplinas me ayuda a entender mejor el asunto que estoy tratando de abordar. Simplemente, tomo prestadas ideas que me parecen interesantes del poscolonialismo o de André Gunder Frank solo para ayudarme a interpretar materiales jurídicos y el tipo de investigación que estaba haciendo. Es un error creer que la respuesta la vamos a encontrar en otra disciplina. Es como el estudiante doctoral que busca el artículo que resolverá todo el problema de su tesis doctoral; pero luego hay otro problema, porque si encuentra ese artículo, entonces cuál es el sentido de hacer esa investigación doctoral. No voy a decir que la interdisciplinariedad sea obligatoria, pero sí noto que en universidades como la mía se están financiando proyectos que hacen trabajo interdisciplinario. Eso conduce a que diferentes personas se reúnan a hacer proyectos interdisciplinarios y estos pueden salir completamente mal. No quiero usar de nuevo la analogía de la “mala cita”, pero es fácil ver varios ejemplos de esa falsa y oportunista interdisciplinariedad produciendo un mal trabajo.

      Anne Orford: Esta es una pregunta sobre el cómo, ¿de qué manera podemos como académicos críticos dialogar con otras formas de pensar que coexisten? Probablemente, pueden darse cuenta de que estoy más interesada en las preguntas acerca del cómo que lo que Tony está. Estoy interesada en la pregunta por el método, porque es una pregunta que me debo plantear antes de cualquier tipo de trabajo y que conduce a qué es la historia del derecho internacional. Es una pregunta que me he hecho constantemente a lo largo del proyecto del que les hablé en otra oportunidad y que estoy por acabar.13

      Es una pregunta que no tiene una respuesta inocente. ¿Qué es el derecho internacional? Cada vez que respondemos, estamos replanteando qué entendemos por derecho internacional, haciéndolo siempre a través de una narrativa sobre el progreso. Después nos involucramos con un campo que está organizado en torno al significado de estos densos conceptos retóricos que son nutridos por filósofos, economistas y sociólogos. Ahí es donde busco relacionarme con las otras disciplinas, para entender lo que significa la eficiencia y las grandes luchas políticas detrás de ese término, y tal vez incluirlo en sus constituciones. ¿Cuál economista político o qué economista va a ayudarme a entender no solo lo que significa, sino hacerlo significar algo más? ¿Cómo hacerlo significar lo que yo, mi cliente, mi movimiento o mi país quiere ver? Ese significado siempre será discutido.

      Entonces vemos que no podemos imponer una teoría de la historia del derecho internacional, pues ya estamos operando en una dinámica dialógica en términos del cambio en los significados, que tendrán lugar en un campo discutido. Si uno lee un archivo jurídico sin entender que así es como opera, uno terminará reproduciéndolo. Para tomar un ejemplo que he utilizado antes, Isabel V. Hull, en su libro sobre el pensamiento militar en la Alemania imperial, es un buen ejemplo de los cambios de significado en procesos institucionales;14 pero en su último libro, A Scrap of Paper, me parece que participa en la construcción de la historia del derecho internacional, donde en una nota al pie (creo que en el prefacio) dice que será solo la historia de la guerra y la paz y después dice que la toma de tres archivos.15 Como Sheila Fitzpatrick ha comentado al hablar de Rusia, uno se enamora del archivo, uno da cuenta de ese archivo, desde el punto de vista de ese archivo.16 Por eso, ella siempre pensó que la Unión Soviética se había equivocado al cerrar los archivos y que, al contrario, debía abrirlos para que todos los académicos pudieran visitarlos, aprovecharlos y defenderlos. Esa es la actitud al entrar a un archivo. Como académicos del derecho internacional, debemos comprender que ya existe una teoría sobre el cambio y el significado del derecho internacional. Entonces, ¿cómo no es interesante actuar como académico crítico? ¿Cómo no va a ser interesante si como críticos estamos buscando descongelar conceptos que han sido petrificados y hacerlos políticamente volátiles de nuevo? Hay que hacer de la eficiencia no solo una herramienta, sino también una señal de lucha. Al mismo tiempo, piensen en desafiar СКАЧАТЬ