Helter Skelter: La verdadera historia de los crímenes de la Familia Manson. Vincent Bugliosi
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Название: Helter Skelter: La verdadera historia de los crímenes de la Familia Manson

Автор: Vincent Bugliosi

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия:

isbn: 9788494968495

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СКАЧАТЬ la noche, porque el hombre estaba casado «y la había llevado allí unos cuantos jueves más, ¿sabe?, cuando su mujer le deja salir».

      P. ¿Usaron tu casa?

      R. Sí, y bebí algo de cerveza mientras se enrollaban.

      Garretson recordó que bebió cuatro cervezas, fumó dos canutos, se tomó una dexedrina y se encontró fatal todo el viernes.

      Hacia las ocho y media o nueve de la noche del viernes, dijo Garretson, bajó a Sunset Strip a comprar un paquete de cigarrillos y comida preparada. Suponía que regresó hacia las diez, pero no podía estar seguro porque no llevaba reloj. Cuando pasó por delante de la vivienda principal se fijó en que las luces estaban encendidas, pero no vio a nadie. Ni observó nada fuera de lo común.

      Luego «hacia las doce menos cuarto o algo así subió Steve [Parent] y, bueno, trajo una radio. Tenía una radio, un radiodespertador, y yo no le esperaba ni nada, y me preguntó qué tal estaba y tal (…)». Parent conectó la radio para enseñarle cómo funcionaba, pero a Garretson no le interesó.

      Después «le di una cerveza (…) y se la bebió y después llamó a alguien —a alguien que vivía en Santa Mónica con Doheny— y dijo que iba a ir allí, así que se marchó, ¿sabe?, y esa fue… la última vez que lo vi».

      Cuando lo hallaron en el coche de Parent, el radiodespertador se había detenido a las doce y cuarto de la noche, la hora aproximada del asesinato. Aunque podía ser una extraordinaria coincidencia, la suposición lógica era que Parent lo había puesto en hora mientras le hacía la demostración de cómo funcionaba a Garretson, y que luego lo había desconectado justo antes de irse. Eso coincidiría con el cálculo aproximado de la hora que había hecho Garretson.

      Según Garretson, tras la marcha de Parent escribió algunas cartas y puso el equipo de música, y no se fue a dormir hasta justo antes del amanecer. Aunque afirmó no haber oído nada raro durante aquella noche, admitió haber «pasado miedo».

      ¿Por qué?, preguntó Burdick. Bueno, contestó Garretson, no mucho después de la marcha de Steve, se dio cuenta de que el pomo de la puerta estaba bajado, como si alguien hubiera intentado abrirla. Y cuando intentó usar el teléfono para saber la hora, descubrió que no funcionaba.

      Como los demás agentes, Burdick encontraba difícil de creer que Garretson, aun reconociendo que pasó la noche despierto, no oyera nada, mientras que algunos vecinos, más lejos, oyeron disparos o gritos. Sin embargo, Garretson insistió en que ni oyó ni vio nada. Estaba menos seguro sobre otra cuestión, si salió al jardín trasero al soltar los perros de Altobelli. A Burdick le pareció que se mostraba evasivo acerca de aquello. No obstante, desde el jardín no podía ver la vivienda principal, aunque quizás hubiera podido oír algo.

      Para el LAPD, iba a llegar ya el momento de la verdad. Burdick empezó a montar el polígrafo, leyendo al mismo tiempo la lista de las preguntas que pensaba hacerle.

      Eso también era un procedimiento estándar, y bastante psicológico. Saber que iba a hacerse cierta pregunta, pero no cuándo, aumentaba la tensión y hacía resaltar la respuesta. Entonces inició la prueba.

      P. ¿Garretson es tu apellido auténtico?

      R. Sí.

      Ninguna respuesta específica.

      P. En relación a Steve, ¿provocaste su muerte?

      R. No.

      Mirando hacia adelante, Garretson no veía la cara de Burdick. Este siguió con una voz natural cuando pasó a la siguiente pregunta, sin indicar de ninguna manera que las agujas de acero del polígrafo habían dado una sacudida a través de la gráfica.

      P. ¿Has entendido las preguntas?

      R. Sí.

      P. ¿Te sientes responsable de la muerte de Steve?

      R. Por el hecho de que me conociera, sí.

      P. ¿Cómo?

      R. Por el hecho de que me conociera. Quiero decir, si no, no habría subido aquella noche, y no le habría pasado nada, en otras palabras.

      Burdick relajó el manguito de la presión que llevaba en un brazo Garretson, le dijo que se tranquilizara y habló con él un rato de manera informal. Luego volvieron la presión y las preguntas, cambiadas solo un poco esta vez.

      P. ¿Garretson es tu apellido auténtico?

      R. Sí.

      P. ¿Disparaste a Steve?

      R. No.

      Ninguna respuesta específica.

      Más preguntas de la prueba, seguidas de: «¿Sabes quién causó la muerte de la Sra. Polanski?».

      R. No.

      P. ¿Causaste la muerte de la Sra. Polanski?

      R. No.

      Seguía sin haber ninguna respuesta específica.

      Burdick aceptó ya la explicación de Garretson: se sentía responsable de la muerte de Parent, pero no tuvo nada que ver con ella ni con los demás asesinatos. La prueba se alargó una media hora más, durante la cual Burdick cerró varias vías de investigación. Garretson no era gay; jamás había mantenido relaciones sexuales con ninguna de las víctimas ni había vendido drogas.

      No había ningún indicio de que estuviera mintiendo, pero no dejó de mostrarse nervioso. Burdick le preguntó por qué. Garretson le contó que cuando lo llevaban a la celda un policía lo había señalado y había dicho: «Ese es el que los ha matado a todos».

      P. Me imagino que te afectaría. ¿Pero no significa eso que estás mintiendo?

      R. No, solo estoy confuso.

      P. ¿Por qué?

      R. Para empezar, ¿por qué no me asesinaron a mí?

      P. No lo sé.

      Aunque legalmente es inadmisible como prueba, la policía cree en el polígrafo26. A pesar de que en aquel momento no le informaron de ello, Garretson superó la prueba. «Al finalizar la prueba —escribió el capitán Don Martin, al mando de la SID, en su informe oficial—, el agente que la realizó opinó que el Sr. Garretson decía la verdad y no estaba implicado penalmente en los homicidios del caso Polanski.»

      De forma no oficial, aunque Burdick creía que Garretson «tenía las manos limpias» en cuanto a la participación en los asesinatos, pensaba que era un poco «opaco» en cuanto a lo que sabía. Era posible que oyera algo, y que luego, asustado, se hubiera ocultado hasta el amanecer. No obstante, ello no pasaba de ser una conjetura.

      A efectos prácticos, con el polígrafo, William Eston Garretson dejó de ser un «buen sospechoso». Sin embargo, aquella irritante pregunta seguía pendiente. Habían asesinado a todas y cada una de las personas que se encontraban en el 10050 de Cielo Drive, menos a una. ¿Por qué?

      Como no hubo una respuesta inmediata, y, desde luego, en parte porque, como fue la única persona con vida que hallaron en la finca, parecía un sospechoso con muchas posibilidades de ser culpable, mantuvieron СКАЧАТЬ