Sergei Prokofiev. Nadia Koval
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Название: Sergei Prokofiev

Автор: Nadia Koval

Издательство: Издательские решения

Жанр: Биографии и Мемуары

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isbn: 9785448313554

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СКАЧАТЬ representantes de la cultura en Alemania vieron el desarrollo de la guerra de forma diferente. «¡La guerra! —escribió Thomas Mann en noviembre de 1914.‒Nos sentimos purificados, liberados. Sentimos una enorme esperanza». Muchos artistas se regocijaron cuando empezó la guerra. Schöenberg había caído en lo que más tarde llamarían «psicosis de guerra». En una carta a Mahler, hablando de los franceses, Schönberg, en agosto de 1914, escribió: «¡Ahora viene el juicio! Ahora nosotros detendremos a estos traficantes del mediocre kitsch, y les enseñaremos a venerar el espíritu alemán y adorar al Dios de Alemania».

      Igor Vishnevetski, en su narrativa documental sobre Prokofiev, escribió algo terrible a primera vista: «Si Schönberg, Webern y Berg no hubiesen tenido limitaciones físicas, gracias a las cuales los tres quedaron fuera de las acciones militares, ellos hubiesen podido encontrarse en el campo de batalla con Prokofiev». Pero si tenemos en cuenta que en nuestra vida tantas veces suceden cosas inexplicables, podemos imaginarnos que esto también podía suceder. Schönberg había terminado la compañía militar tocando en una orquesta militar. Webern, extremadamente miope, fue inscrito a un batallón de reserva en las tropas de las montañas de Carintia. Y Berg, a fines de 1915, habiendo cumplido un mes de preparación en el campo de entrenamiento, sufrió una caída psicológica y fue hospitalizado. A Prokofiev no lo podían reclutar en el ejército por ser hijo único de una viuda.

      El desastre de la guerra se llevó la vida de varios compositores significativos. Entre ellos se encontraba Albéric Magnard, a quien llamaban «el Bruckner francés». En 1914, al comienzo de la Primera Guerra Mundial, Magnard había enviado a su esposa y sus dos hijas a un escondite, mientras que él se había quedado protegiendo el patrimonio de Manoir de Fontaines en Baron. Cuando entraron los soldados alemanes, él les disparó, matando a uno de ellos; éstos respondieron con muchos disparos, dejando la casa en llamas. Se cree que Magnard murió en el fuego, pero su cuerpo no pudo ser identificado entre los restos. El incendio destruyó las obras no publicadas de Magnard, tales como la partitura de su ópera Yolanda, la partitura orquestal de Guercoeur (la reducción para piano fue publicada más tarde) y un ciclo de las canciones.

      España perdió al refinado compositor catalán Enrique Granados, famoso en todo el mundo por Goyescas, su obra para piano inspirada en los cuadros de Goya y estrenada en Barcelona el 11 de marzo de 1911. En 1916 había sido adaptada y transformada en la ópera Goyescas. Ese mismo año la obra se presentó en la Ópera Metropolitana de Nueva York. Para tal acontecimiento, Granados y su esposa Amparo se tuvieron que trasladar a Estados Unidos, donde el compositor tuvo la ocasión de ofrecer un concierto en la Casa Blanca ante el presidente Wilson. Al regresar a Barcelona vía Londres, el barco en el que viajaban, el vapor británico «Sussex», fue torpedeado por el submarino alemán SM UB 29 el 24 de marzo de 1916 cuando atravesaba el Canal de la Mancha. Aparentemente, lo habían confundido con un barco minador. A pesar del reinante caos, Granados en un principio consiguió ponerse a salvo en uno de los botes salvavidas del «Sussex». Sin embargo, pocos minutos después divisó a su esposa entre las olas a cierta distancia del bote y saltó al agua en un desesperado intento para salvarla. Desgraciadamente, su sacrificio fue inútil, y ambos perecieron ahogados.

      Inglaterra perdió a George Butterworth, quien trabajó al lado de compositores como Percy Grainger, Gustav Holst y Ralph Vaughan Williams, y fue conocido principalmente por sus arreglos musicales de los poemas de Alfred Edward Housman. Butterworth se alistó al estallar la Primera Guerra Mundial y fue asesinado por un francotirador en 1916, en la batalla de Pozières.

      Desde los primeros días de la guerra, en San Petersburgo bruscamente crecieron los sentimientos anti-germánicos. En la Plaza de San Isaac fue derrumbado el edificio de la Embajada de Alemania. Los manifestantes quemaban los edificios de las empresas y almacenes alemanes. Se oían muchas amenazas contra la emperatriz Alejandra Fiódorovna, la ex princesa alemana. Los sentimientos anti-germánicos no podían no reflejarse en la política. La más notable manifestación que se produjo fue para cambiar el nombre de la capital de Rusia. A muchos les parecía que «San Petersburgo» sonaba demasiado alemán y la cambiaron a lo que parecía ser más ruso, «Petrogrado». El 18 de agosto de 1914, salió un decreto en el cual se decía: el Emperador se ha dignado a mandar a llamar a San Petersburgo «Petrogrado».

      El comienzo del trabajo con Diaghilev

      Prokofiev se encontraba en Petrogrado luego de haber vuelto del extranjero y desde allí le escribió a Miaskovski contándole que estaba planeando componer una muy complicada música para su primer ballet. Con el poeta Sergei Gorodetski, quien tenía que escribir el libreto para este, Prokofiev se vio el 17 de julio de 1914. Durante la charla Prokofiev le explicó sus ideas sobre la futura composición: «1. tiene que representar algo de la vida rusa; 2. debe ser dramático o de buen humor y no algo indeterminado, es decir, que sea agua hirviente o hielo, no agua tibia; 3. debe ser conciso y con un rápido desarrollo del sujeto; 4. no tiene que tener momentos sin acción; 5. debe consistir en cinco o seis partes, para un total de media hora». A Gorodetski le gustó la propuesta y le prometió al compositor que enviaría sus esbozos lo más rápido posible.

      A finales del mes de julio, Prokofiev y su madre se marcharon a Kislovodsk10 para descansar y estar más lejos de lo que les pudiera hacer acordar a la cercanía de la guerra. Por las mañanas Prokofiev dedicaba su tiempo a su Sinfonietta y las tardes las pasaba junto con Nina Meshcherskaia, hacia quien experimentaba sentimientos muy tiernos. Al volver a Petrogrado, en septiembre y octubre, siguió trabajando en El Patito feo, el ciclo de canciones basadas en el famoso cuento de Hans Christian Andersen, que le había sugerido Nina. Mientras María Grigórievna ayudaba a los médicos del Hospital Aleksandrovski con los heridos desmovilizados desde el frente, Prokofiev se sentía avergonzado de que estaba en casa componiendo música. Comentaba en su Diario: «Por supuesto, es un egoísmo imperdonable el estar sentado sin hacer nada cuando la gente se está muriendo. (…). ¡Qué diabólico absurdo es la guerra, y con qué absurda seriedad se hace este absurdo!». Además estaba muy preocupado por varios de sus amigos y conocidos que se encontraban en el frente, entre ellos su querido Miaskovski.

      El 8 de octubre Nuvel, colaborador de Diaghilev, llegó a la casa de Prokofiev para preguntarle acerca del avance con el ballet. Prokofiev le contestó al representante del empresario que todavía no tenía ninguna novedad del libretista (Gorodetski no se apuraba con el texto) y en su propia defensa agregó que pensaba que en época de guerra, en París y en Londres había pocos interesados en el ballet. Nuvel expuso que era cierto que los Ballets Rusos pronto se dirigirían a los Estados Unidos, pero que Diaghilev estaba esperando la música de Prokofiev. Después de la visita, Prokofiev comenzó a buscar con apremio a Gorodetski e insistir sobre una reunión con él. Al momento del encuentro, los autores le atribuyeron a la obra el nombre de Ala y Lolli, aunque el libreto ofrecido por el poeta no le gustó suficientemente a Prokofiev y tuvo que proponer sus propias ideas para el texto. Luego de una semana llegó otro telegrama de Diaghilev donde le preguntaba a Prokofiev si podía viajar a Roma y traerle el clavier del ballet y de paso tocar su Concierto Nº 2 para Piano. La invitación de viajar a Italia le gustó muchísimo al joven compositor y tomó la decisión de terminar el ballet con una velocidad récord de 5—6 semanas.

      Serge Lifar con Diaghilev a su derecha, Boris Kochno a su izquierda y miembros de la compañía. Llegada a Liverpool durante una gira, diciembre de 1928

      El camino hacia Italia lo emprendió el 1 de febrero de 1915. El viaje duró dos semanas y se complicó por el temor de contraer tifus en las estaciones que estaban llenas de soldados y heridos; por las interminables veces de tener que subir y bajar de los trenes y los barcos; y por traspasar las numerosas fronteras. Después de atravesar Ucrania, Moldavia, Romania, Bulgaria, Serbia y Grecia, el 18 de febrero Prokofiev por fin llegó a Roma. Con Diaghilev se encontró СКАЧАТЬ



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Una ciudad rusa ubicada al norte del Cáucaso.