Enseñanza del Español como Lengua Extranjera - ELE -,. Alberto Ramírez Avendaño
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Enseñanza del Español como Lengua Extranjera - ELE -, - Alberto Ramírez Avendaño страница 6

СКАЧАТЬ carnaval no se contempla ni se representa, sino que se vive la vida y el mundo al revés, como lo señala Bajtín (1996, 1986b).

      1.2.4.2.3 Características principales

      Sus características más destacadas son: 1. Se borran las distancias entre las personas a favor del contacto libre y familiar que profana todo tipo de jerarquías. 2. La excentricidad vuelve inoportunas las actuaciones de los hombres, pues se viola todo principio de obediencia que tenga que ver con factores de autoridad, dignidad, edad, sexo y gobierno. 3. Las disparidades carnavalescas afectan los valores, ideas, fenómenos, y cosas de modo que todo lo cerrado y acabado, se abre o comienza a ser incompleto; lo alto se confunde con lo bajo; lo noble se contagia con lo vil; lo sabio se confunde con lo estúpido. 4. La profanación, la desacralización, el sacrilegio, las parodias y sátiras, los revestimientos burlescos, los rebajamientos carnavalescos se ponen al orden del día.

      Por lo anterior, son formas de carnaval: el destronamiento del rey y la coronación del bufón; la conjugación de la muerte con la vida; la relatividad festiva de todo orden o principio; el desarrollo de la ambivalencia y de la ambigüedad; la celebración de todo cambio; la instauración de los dobles y de las máscaras; la utilización de objetos al revés; las masificaciones carnavalescas; la instauración de la risa carnavalesca que blasfema e injuria lo superior para obligarlo a renovarse; la celebración del cambio de poderes y del orden universal; la contextualización de todos los acontecimientos; la parodia de todos los textos, en especial de los sagrados, la utilización de los espacios carnavalescos, como el umbral, el baño, la cocina, la plaza, los caminos, etc. Las palabras carnavalesca y festiva, manifestadas en insultos, injurias, blasfemias, cinismos, apodos, mentira, juegos de palabras, entre otros, configuran el lenguaje carnavalesco.

      1.2.4.2.4 El lenguaje del carnaval, de las ferias y fiestas populares

      El esteta ruso Mijail Bajtín (1995, 1986), considera que, en las diferentes manifestaciones de cultura popular, los participantes emplean un lenguaje propio de esa clase de expresiones culturales. Este lenguaje establece relaciones particulares en varias direcciones: relaciones de comunicación social, provocan interacciones verbales espontáneas, enunciados de diferente carga significativa y particulares formas gramaticales. Por tanto, considera que la esencia verdadera del lenguaje se instala en los acontecimientos sociales populares, concretizado en varios enunciados.

      Por ello Bajtín (1995, 15-16), afirma que, el lenguaje carnavalesco es dinámico, activo y cambiante. Se caracteriza por la lógica original de las cosas y del “mundo al revés”, y de los cambios o permutaciones constantes de lo alto y lo bajo.

      Partiendo de esta concepción, el lenguaje de los carnavales, las ferias y fiestas populares como las celebradas en Colombia, se manifiesta en diferentes formas y se instala en el centro de las situaciones vividas. En este sentido, Bajtín define, además, la plaza pública como el gran auditorio, cuya unidad concreta empleada son las diversas formas orales, expresadas en la palabra.

      La conciencia del uso de la palabra produce, entonces, variedades lingüísticas que se presentan de diferentes maneras: en la forma dialógica, parodiando el lenguaje oficial; el cual se encuentra en diferentes modos privilegiados de expresiones verbales de la cultura popular, como en la narración oral tradicional o relato directo, en las improvisaciones y la bufonadas de las ferias y fiestas, en los refranes y anécdotas, en las canciones callejeras, en los ritos cósmicos de las festividades públicas, en las representaciones parodiadas, en las obras cómicas y serias. En suma, en todos los géneros enraizados en el ámbito de la cultura popular, de la risa y el humor.

      Precisamente, estas formas se forjan por las fuerzas unificadoras del lenguaje de los carnavales, las fiestas y ferias que se apoyan en el pasado y en lo vernáculo; mientras que los géneros de la cultura cómica popular están anclados a la actualidad, al presente y a lo cotidiano. Sus orígenes, según el mismo autor (1995), se forjaron en la cultura popular a partir de los estudios de la Edad Media y el Renacimiento. Dicha búsqueda hay que encontrarla en la tradición cómica y el folklore de las sociedades primitivas, que tienen como elemento fundamental la identidad del hombre consigo mismo. Esas instancias del folklore están unidas a las transformaciones del hombre, que se extienden a todos los espacios de la creación y de la cultura.

      Lo anterior, se evidencia en varias de las ferias y fiestas colombianas como en el Carnaval de Barranquilla, el Festival de Blancos y Negros, (Pasto), el Festival de la Leyenda Vallenata (Valledupar), el Festival Internacional del Bambuco (Neiva), el Festival Internacional del Café (Manizales), el Torneo Internacional del Joropo (Villavicencio), la Feria de las Flores (Medellín) y la Feria de Cali Estas, son algunas de las manifestaciones populares en las que se escenifican muchos de los rasgos anteriormente explicados y en las que la palabra -de diferente índole y nivel- se presenta indistintamente y es capaz de adquirir diversas connotaciones de acuerdo con sus particularidades y la clase social.

      Las fiestas en Colombia son un fenómeno de características culturales, sociales, lúdicas, políticas, económicas y religiosas. Colombia es una fiesta y se le conoce como uno de los países más alegres del globo. Según González (2007), este país celebra más de cuatro mil fiestas, lo que significa que en ellas circula una cantidad significativa de la vida de las comunidades que las celebran y de la nación misma, porque, sin duda, conforman parte del tejido social. Por esto, la fiesta se percibe como objeto de reflexión en la presente indagación, y ofrece un apoyo epistemológico para la enseñanza y el aprendizaje del español como lengua extranjera.

      En su viaje y estadía en Colombia, el extranjero se encuentra con un conjunto diverso y cambiante –un caleidoscopio– de aspectos que la caracterizan: su geografía e historia, su cultura, su gastronomía, su música, sus lugares de turismo, su variedad étnica, su riqueza de fauna y flora y muchas, pero muchas fiestas. El adjetivo que puede abrazar a los anteriores factores es diversidad. Esta policromía y polifonía de la cultura y naturaleza colombianas es particularmente atractiva para propios y foráneos.

      De manera que vivir a y en Colombia, implica estar ligado, de alguna manera, con las celebraciones festivas: familiares, institucionales o sociales; locales, regionales o nacionales.

      Es por eso, que, como consecuencia, la sociabilidad, propia de la gran cultura latinoamericana –y, específicamente, colombiana– que conlleva la amistad, la alegría, la confianza, la colaboración, el apoyo, la relajación y el compartir, hacen que el extranjero pueda adentrarse en la dinámica de la comunidad en la que se inserta, con particular flexibilidad, lo que le puede dar garantía de un aprendizaje de la lengua más eficaz y ligado a la realidad contextual. Caso contrario, sucede con la inmersión de latinos en culturas en las que, para entrar en contacto y comunicación, se requieren tiempos y cumplimiento de exigencias sociales y culturales. Con esto, se está afirmando que el trato y la aproximación social dentro de la cultura colombiana son más abiertos y flexibles que en otras, por lo que se dan implicaciones favorables para quienes quieren aprender el español tanto en Colombia como en América Latina. Estos asertos están basados en la aplicación de la técnica de observación y en las experiencias personales de algunos integrantes del Grupo de Investigación ELEX. En consecuencia, siendo la fiesta un escenario para el encuentro social, ella misma se constituye como un ambiente natural para el aprendizaje de la lengua, puesto que en su acontecer transitan no solo el lenguaje y la lengua, sino valores (personales y colectivos), hechos (como la música y el baile), objetos de variada naturaleza (como regalos, gastronomía y vestuario). Es decir, toda una ética y una estética de la comunicación.

      Esto último, pone al aprendizaje de ELE en el campo de la función semiótica del lenguaje y de la lengua, cuya multimodalidad (Kress, 2010), hace que su aprendizaje suceda desde todos los sentidos. Además de que, semióticamente hablando, el aprendiente extranjero de ELE, al estar inmerso en la cultura, a su vez, está aprehendiendo todos los sistemas СКАЧАТЬ