Memorias de posguerra. Garcia Manuel Emídio
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СКАЧАТЬ ¿Tuvo algún percance en el viaje?

      R.: Al llegar a Francia perdí mi equipaje. Me quedé en Narbonne y de allí me fui a Cerbère esperando el equipaje y como no llegaba crucé solo la frontera española. Estuve en Figueras, Gerona y Barcelona y al final los alcancé en Valencia. De allí nos llevaron a Madrid y a diversos frentes de la guerra. Creo que estuvimos una docena de días en la capital española.

      P.: ¿Un Madrid asediado por la guerra?

      R.: Madrid era una ciudad asediada que se había librado milagrosamente de los ataques y bombardeos franquistas. Había una gran pasión por Madrid.

      P.: La delegación mexicana llevó una exposición artística a España.

      P.: ¿Qué hizo entonces?

      P.: En España lucharon asimismo diversos mexicanos.

      R.: Así es. Por una parte David Alfaro Siqueiros que estaba en el frente de Extremadura y era conocido como el Coronelazo. Pero conmigo estaba Félix Guerrero que era de la Agrupación de Artillería. También estaba Miguel-Julio Justo que estaba en Castruera. En Pozoblanco estaba Juan Bautista Gómez. Había muchos compañeros mexicanos. Se disputaban con quien tenía que estar. De esa manera estuve en diversos frentes e hice el trabajo que pude.

      P.: ¿Qué recuerdos tiene de Valencia?

      R.: La delegación de la LEAR, salió para Barcelona y luego a París en un autobús que partía de la Plaza Emilio Castelar de Valencia. Me acerqué a un Café donde me encontré a Angélica Arenal, periodista y compañera de Siqueiros. Y ya me quedé una temporada en Valencia. Así hasta el 19 de octubre de 1937 que me fui con Félix Guerrero. Regresé más tarde a Valencia. Allí me encontré con el poeta José Herrera Petere y desde allí nos fuimos a Barcelona. Luego el Comité de No Intervención decidió que las Brigadas Internacionales tenían que salir de España. De esta manera salí hacia París.

      P.: ¿Usted llegó a ver el Pabellón español de París en 1937?

      R.: No, creo que no. Yo llegué a París a fines de 1938. Allí pude tratar a los escritores Alejo Carpentier, Félix Pita Rodríguez y Rafael Sánchez Ventura que trabajaban en la Agencia España.

      P.: Su experiencia de la guerra fue mitad literaria y mitad militar.

      R.: Así fue. Escribí un poco. Sobre todo cuentos. Publiqué algunos en el periódico La Voix de Madrid que se editaba en París. Tengo un relato en el libro Cuentos del camino.

      P.: ¿Coincidió con Siqueiros en España?

      R.: Mire, David y yo hemos sido amigos de toda la vida. Vivimos un tiempo juntos en México. Me unió una amistad con Siqueiros. En España lo vi en diversos lugares. Primero en el Caballón y luego con Juan Bautista Gómez. Allí estuvimos Octavio, Elena, Revueltas y yo mismo. Luego fue a verlo el resto de la delegación. A Siqueiros lo vi en Valencia y en Barcelona. Él estaba destinado en la Granja de Torrehermosa. Siqueiros quería que me fuera con él a Extremadura. Pero yo andaba por otro rumbo. Estábamos en el mismo Cuerpo del Ejército pero en destinos distintos. Convivir con Siqueiros no era fácil. Con él estuvo también el pintor Antonio Pujol.

      P.: ¿Luego coincidieron en París?

      R.: Así fue. Pero el llegó en febrero de 1939. Y yo salí de Francia en Abril de 1939.

      P.: ¿Qué hizo en Francia?

      P.: Entonces usted viajó con la delegación de la Junta de Cultura Española.

      R.: Fue una misión que me encargó el Embajador de México. Entonces Narciso Bassols me propuso que regresara. Pensó que era más útil en mi país.

      P.: Usted militaba en el Partido Comunista Mexicano.

      R.: Militaba y sigo militando. Yo hacía mis trabajos con los compañeros pero eso no planteaba entonces ningún problema. Trabajábamos de cerca con el Socorro Rojo Internacional. Hacía los trabajos que me encargaban. Un trabajo de base. Fui el único mexicano que acompañó a la delegación española.

      P.: ¿Había un movimiento de solidaridad desde Francia con España?

      R.: Sí, sin lugar a dudas. Las personas que convivían conmigo se dedicaban a esa actividad.

      P.: El viaje fue desde Saint Nazaire a Nueva York.

      R.: Así fue. Viajamos en el vapor holandés Vendamm. Yo estuve unos días en Nueva York que conocía desde un Congreso de Escritores que hicimos en 1935.

      P.: ¿Quiénes iban en ese viaje organizado por la Junta de Cultura Española?

      R.: En el vapor holandés Vendamm venía una delegación española. Yo vine con José Renau desde París hasta México. Éramos unas cerca de 50 personas. Venía José Bergamín con su mujer, Eduardo Ugarte, Roberto Fernández Balbuena –que luego se casó con Elvira Gascón–, Miguel Prieto, Antonio Rodríguez Luna y entre los escritores Emilio Prados, José Herrera Petere, Ricardo Vinós, Josep Carner, el economista Antonio Sacristán, Francisco Giner de los Ríos, Rodolfo Halfter, etc.

      P.: ¿Cómo fueron de Nueva York a México?

      R.: En un camión. En la línea Greyhound. Un viaje interminable. Más de 2.000 km. Un viaje de unos 5 días. Recuerdo que pasamos un día entero en Saint Louis, en el estado sureño de Missouri. Nos divertimos mucho. Oímos jazz. Entramos en México por El Paso. Fue un viaje muy animado.

      P.: ¿Hizo amistad con algunos españoles durante el viaje?

      R.: Bueno con los que había más afinidades. Francisco Giner de los Ríos, José Herrera Petere, Emilio Prados. Otros venían con su familia.

      P.: ¿Al regresar a México qué hizo?

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