Название: El ejército y las partidas carlistas en Valencia y Aragón (1833-1840)
Автор: Antonio Caridad Salvador
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Historia
isbn: 9788437093277
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60 Archivo de la Diputación Provincial de Castellón de la Plana, colección de actas de 1836-1837, pp. 237, 238, 309, 375, 377, 388, 445, 507, 508 y 251 bis. Diario Mercantil de Valencia, 21 de febrero, 11 y 15 de marzo de 1838. Cabello, F., Santa Cruz, F. y Temprado, R. M., Historia de la guerra... p. 118. Fernández de San Román, E., marqués de San Román, Guerra civil... v. 1, pp. 186, 191-194 y 358-366.
61 Archivo de la Diputación Provincial de Castellón de la Plana, colección de actas de 1836-1837, p. 91 bis y colección de actas de 1839, folio 74. Córdoba, B., Vida militar... v. 3, pp. 375-377. Diario Mercantil de Valencia, 2, 13, 15, 16 y 19 de febrero de 1839.
62 Archivo de la Diputación Provincial de Valencia, B-4, quintas, milicias provinciales, cajas 5, 6, 7, 8, 9, 10 y 11. Archivo de la Diputación Provincial de Castellón de la Plana, colección de actas de 1839, folio 13. Diario Mercantil de Valencia, del 4 de abril al 11 de julio de 1836. Pirala, A., Historia de la guerra... v. 3, p. 131 y v. 5, p. 309. Chust, M., Ciudadanos en armas... pp. 43, 44 y 52. Bullón de Mendoza, A., La primera guerra... pp. 186 y 187.
63 Diario Mercantil de Valencia, 18 de agosto de 1839. Córdoba, B., Vida militar... v. 1, p. 262. Cabello, F., Santa Cruz, F. y Temprado, R. M., Historia de la guerra... pp. 142 y 143.
64 Archivo de la Diputación Provincial de Valencia, A. Central 8, cárceles y correcciones públicas 1, expedientes generales, cajas 5 y 7. Córdoba, B., Vida militar... v. 3, pp. 429, 478, 484-486 y 496. Segura, J., Morella... v. 4, p. 87.
65 Una reunión de amigos colaboradores, Panorama español... v. 2, pp. 86 y 91.
66 Von Rahden, W., Cabrera. Erinnerungen aus dem spanischen Bürgerkriege, Frankfurt, Wilmans, 1840, p. 364.
67 Calbo y Rochina, D., Historia de Cabrera... p. 345.
68 Boix, V., Historia de la ciudad y reino de Valencia, Valencia, Imprenta de Benito Monfort, 1847, v. 3, p. 429. Pirala, A., Historia de la guerra... v. 5, p. 287. Flavio, E., conde de X***, Historia de Don Ramón Cabrera, Madrid, Establecimiento Tipográfico-Editorial de G. Estrada, 1870, v. 1, p. 469. Romano, J., Cabrera. El Tigre del Maestrazgo, Madrid, Imprenta de Juan Pueyo, 1936, p. 195.
69 Ferrer, M., Acedo, J. y Tejera, D., Historia del tradicionalismo... v. 18, p. 188.
70 Bullón de Mendoza, A., La primera guerra... p. 300.
71 Canales, C. y Carrasco, J. C., La primera guerra carlista 1833-1840. Uniformes, armas y banderas, Madrid, Medusa ediciones, 2000, p. 41. Moral, A. M., Las guerras carlistas, Madrid, Sílex, 2006, p. 53.
72 Rújula, P., Ramón Cabrera. La senda del Tigre, Zaragoza, Ibercaja, 1996, p. 57.
73 Urcelay, J., El Maestrazgo carlista, Vinaròs, Ediciones Antinea, 2002, p. 281. Sauch, N., Guerrillers i bàndols civils entre l’Ebre i el Maestrat: la formació d’un país carlista (1808-1844), Barcelona, Publicacions de l’abadia de Montserrat, 2004, p. 137.
1. FORMACIÓN Y CONSOLIDACIÓN DE LAS PARTIDAS
A) FORMACIÓN DE LAS PARTIDAS
Poco después de morir Fernando VII empezaron a formarse grupos de guerrilleros absolutistas en Aragón y Valencia. La mayoría de ellos estaban dirigidos por oficiales del ejército con licencia ilimitada (apartados del servicio por sus ideas carlistas) e integrados por antiguos voluntarios realistas (milicia absolutista creada en tiempos de Fernando VII).1 La primera partida fue la de Manuel Carnicer, quien huyó al monte al ser descubierta una conspiración realista para apoderarse de Alcañiz. En poco tiempo formó un grupo de ocho antiguos combatientes absolutistas que el 12 de octubre de 1833 entró en La Codoñera (Teruel), abriendo la cárcel del pueblo en nombre de Carlos V e iniciando así sus actividades.2 Poco después entró en escena Joaquín Quílez, que con 15 hombres se alzó en armas en Samper de Calanda (Teruel) el día 28 de octubre.3 Tres semanas más tarde se rebeló Enrique Montañés, esta vez en la villa de Mazaleón (Teruel), donde residía en calidad de subteniente ilimitado y segundo comandante de uno de los batallones realistas del partido de Alcañiz. Hay que señalar, además, que el cuerpo principal de las partidas de Carnicer y Montañés (y probablemente era el caso de los demás grupos carlistas) lo formaban antiguos combatientes en las filas realistas durante el periodo de 1822 a 1823.4 Otras partidas que surgieron a las pocas semanas de comenzar la contienda fueron las de Agustín Tena (en Aragón) y Esteban Ruiz (en Valencia).5 Muchos de los primeros rebeldes no tenían intención de unirse al carlismo, pero tuvieron que hacerlo cuando fueron expulsados de sus lugares de residencia debido a sus ideas absolutistas.6
Al mismo tiempo, los partidarios de don Carlos recurrieron a pronunciamientos apoyados por los voluntarios realistas, en los que no intervinieron oficiales con licencia ilimitada.7 El primero de ellos fue el de Magraner, que se alzó en armas en Montesa (Valencia) el 3 de noviembre de 1833.8 Pero a los cuatro días sus hombres se acogieron al indulto en el pueblo de L’Olleria, finalizando así la primera rebelión carlista en tierras valencianas9. Más tarde se produjo la sublevación del gobernador de Morella, Carlos Victoria, con el apoyo de los voluntarios realistas de la plaza, tras hacer salir a la mayor parte de la guarnición. Poco después de haberse disparado los primeros tiros, el 13 de noviembre, se presentó a caballo en la plaza mayor y proclamó como rey a don Carlos María Isidro, ordenando acto seguido que se cerraran las puertas de la muralla.10
Una vez rebelada Morella, el alzamiento fue secundado por voluntarios realistas de diferentes localidades, que marcharon allí, dirigidos por sus propios jefes.11 De esta manera, el 15 de noviembre se rebeló el comandante de la milicia absolutista de Villarreal con 130 de sus hombres, todos armados y equipados. Lo mismo hizo el jefe de los realistas de Vall de Almonacid (Castellón), quien distribuyó las armas que había recogidas y marchó a Morella con su gente.12 También se unieron a la rebelión voluntarios realistas de Llíria, Peñíscola, Alcalà de Xivert, Vinaròs y Torreblanca.13
Pero esta segunda vía insurreccional no dio resultados, por el escaso apoyo que tenían los carlistas en las capitales de provincia y entre el ejército. Así pues, las fuerzas del barón de Hervés (a quien Victoria había cedido el mando) fueron derrotadas ante Morella el 6 de diciembre de 1833 y poco después los rebeldes abandonaron la población. Acto seguido las tropas de la reina iniciaron una persecución que obligó a este “ejército” a disgregarse en pequeños grupos.14 Ya sólo quedaban las partidas guerrilleras, que serían, durante varios años, la única forma de continuar la guerra por parte de los carlistas.15
Las gavillas rebeldes solían crearse por iniciativa de algún personaje de prestigio (habitualmente un oficial realista de la guerra del Trienio), que convocaba a sus amigos para tomar las armas. Era frecuente que sus seguidores fueran voluntarios realistas o antiguos combatientes de la guerra anterior, lo que hacía fácil que consiguieran armas para empezar la rebelión. Una vez ideado el plan, se hacía necesario reunir a los posibles insurrectos para organizar el alzamiento, buscar nuevos apoyos y coordinar sus planes, lo que constituía la etapa más peligrosa, ya que era entonces cuando las autoridades podían abortar más fácilmente la intentona. Esto es lo que sucedió en noviembre de 1834, cuando Tomás Flores, párroco de Molins, empezó a reunir a un grupo de gente en un paraje próximo a Orihuela, para preparar una rebelión. Como esperaban СКАЧАТЬ