La vida no admite representantes. Jorge Bucay
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Название: La vida no admite representantes

Автор: Jorge Bucay

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: Biblioteca Jorge Bucay

isbn: 9786075572413

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СКАЧАТЬ superior del rectángulo representa lo que muestro de mí y todo lo que queda debajo de la línea que acabas de prolongar es lo que escondes de los otros. (Porque como recordarás es la línea que marca lo que no te animas a mostrar.)

      Si eres como yo y como la mayoría de las personas que hacen este test, quizá sientas ahora la tentación de cambiar alguna línea. Incluso sostendrás que entendiste mal... Resiste la tentación y analiza tu cuadrado como está ahora. No te enojes con él, es sólo un recurso para aprender.

      RESULTADO DEL EJERCICIO. Todos somos la suma de muchos yoes fundidos en uno.

      Y si somos la suma de todos esos puntos del cuadrado, debemos admitir que hay aspectos de mí que conozco (a la izquierda de la vertical) y otros que ignoro. Así como hay partes de mí que me animo a mostrar (arriba de la horizontal) y otras que prefiero que no se vean.

      Las dos líneas que se cruzan determinan cuatro sectores y cada uno de ellos podríamos ponerle un nombre que lo identifique, siguiendo en la línea de este “psicologismo salvaje”.

      Seré yo el conejillo de Indias ya que no tengo otro cuadrado que analizar.

      Hay, arriba y a la izquierda, un sector que llamaremos el Jorge libre que contiene lo que sé de mí y me animo a mostrar sin conflicto.

      Hay también —¡cuánto me duele admitirlo!— arriba y a la derecha la zona de contenidos de un Jorge negado. Es donde están esos aspectos que me cuesta aceptar, aunque los demás, acercándose un poco, los noten sin esfuerzo.

      Asimismo existe un Jorge secreto, abajo y a la izquierda, que contiene lo que sé que soy y reconozco, pero me ocupo voluntariamente de esconder de la mirada de la mayoría. Mencionemos por último el sector del Jorge oculto, el pedazo de mí que ni yo ni los demás podemos ver con facilidad, el más oscuro de todos.

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      Ésa es la mía hoy, tu ventana se parecerá a ella o no pero siempre tendrá cuatro sectores.

      Básicamente hay cuatro tipos de ventanas; veamos qué significa y a qué corresponde cada una de ellas:

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      1. Esta ventana, como la mía, pertenece a las personas abiertas a escuchar a los demás, pero más reacias a mostrarse. Algunos pueden ser algo intrigantes y estar llenos de secretos.

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      2. Es la ventana de los que les cuesta aceptar las críticas y a veces llegan a romper vínculos, disgustados, porque consideran la opinión de los otros injusta y hostil.

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      3. Todos los que están en proceso de duelo o de grandes cambios suelen tener ventanas como ésta. Corresponde a personas que no quieren exponerse ni tienen demasiado interés en los demás. Es la ventana de los que sienten miedo, están deprimidos o atraviesan un momento difícil.

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      4. Y por último la mejor ventana que se podría tener. Es la más luminosa y corresponde a la de los seres libres, auténticos y abiertos. En ella se puede encontrar un gran yo libre, un poco de yo negado y algo de privacidad para el yo secreto. También existe un minúsculo yo oculto listo para ser descubierto.

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      Freepik

      Yo creo firmemente que la luz entra a nuestras vidas por el cuadrante libre. Y cuanto más grande sea esa parte, mejor y más auténtica podrá ser nuestra existencia.

      Si esto es verdad, la pregunta sería: ¿cómo se construye una ventana así? ¿Qué podría hacer alguien que hoy se encuentra con sinceridad con una ventana muy oscura, con un yo oculto demasiado grande? El ejercicio señala el camino. Debería desplazarse la línea vertical hacia la derecha y la horizontal hacia abajo... Fácil de decir.

      Pero, en la práctica, ¿cómo se hace? Pues escuchando más y animándonos a mostrarnos más tal y como somos.

       Aprender

      Es un tanto difícil mantener los oídos “conectados” todo el tiempo. Vivimos rodeados de expertos en casi todo, de vecinos protagonistas de hazañas sólo sabidas por ellos mismos y de demasiados enamorados de su propio discurso. Sin embargo, es indudable que uno de los pasos en nuestro camino hacia la superación personal es escuchar. No hablo de hacer una pausa en lo que digo y permitir que, mientras tomo aire, el otro se dé el lujo de decir algunas palabras. No me refiero a buscar en las palabras del otro la forma de enlazar “con arte” mi propio argumento. Hablo de escuchar activa y comprometidamente y comprender lo que hay de acuerdo y de desacuerdo en lo que me dice otro.

      Por otro lado, ¿por qué nos cuesta tanto abrirnos a la comunicación sincera y abierta? La respuesta es clara: tememos aceptar nuestros errores, nuestras limitaciones, nuestras carencias. Estamos demasiado encerrados en nuestras creencias y les damos la convicción de certeza absoluta, o simplemente no queremos enterarnos de algunas otras verdades. Tendemos a escuchar sólo lo que queremos oír y esconder lo que no nos conviene exponer.

      Por último y por si acaso alguien no quisiera enterarse de la dimensión verdadera de este desafío del que hablamos: hablo de escuchar, no de obedecer. De escuchar, no de someterse. De escuchar, no de estar de acuerdo. De escuchar, no de anular las propias ideas. Escuchar, especialmente para aprender la parte del todo que todavía ignoramos. Esto conlleva, claro, una importante cuota de humildad, porque aprender siempre es un acto humilde. Abrir los oídos debería servir para darnos cuenta de que no tenemos —nadie lo tiene— el monopolio de la verdad y centrarnos en la necesidad de completarnos con la verdad de los otros. El que no se anima a bajar del pedestal nada puede aprender de los demás a los que, sin escuchar, desprecia porque supone o, peor aún, decide que nada pueden enseñarle. Hay que encontrar el lugar de la humildad del que sabe lo que no sabe y está decidido a aprender.

      Autenticidad

      La autenticidad podría ser reconocida como uno de los pilares a tener en cuenta en el desafío de crecer y desarrollarse como personas, y también podría ser el foco de aquellos que se burlan de las preguntas de Perogrullo: ¿por qué tanta lata con esto de ser uno mismo? ¿Es que acaso se puede dejar de serlo? Después de todo, sea como fuere, siempre soy yo el que hace, el que dice y el que piensa... ¿O no?

      En la misma línea podríamos plantear todos los discursos y los textos psi, la validez y pertinencia de conceptos como “Vive hoy” o “Vive aquí y ahora” (¿qué otra posibilidad cabría, si hablamos en sentido estricto?)

      En lo personal creo que ambos cuestionamientos tan racionales no están exentos de cierta intencionalidad descalificadora y banal valiéndose para ese objetivo de una literalidad absurda y nada inocente.

      Lo que sucede es que el elogio de la autenticidad no trata de convencerte de que tú eres tú y de que tu existencia está sucediendo en este lugar y en este momento, eso es obvio; se trata de traer tu conciencia plena a ese hecho, para así empujar en ti una actitud que no esté centrada en tu imaginario, en tu penar por lo pasado ni en tus СКАЧАТЬ