Growin' Up. José Javier Torre Ruíz
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Название: Growin' Up

Автор: José Javier Torre Ruíz

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: Crecimiento personal

isbn: 9788418811067

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СКАЧАТЬ poder o prestigio, o con más autonomía, que permita desarrollar la creatividad, establecer nuevas relaciones, u obtener mayor reconocimiento… En el caso de una nueva pareja, tener una relación más satisfactoria o plena; cada cual buscará lo que desee. La «existencia» es lo más importante para la persona, lo que implica devenir en un ser consciente que actúa de forma independiente y responsable, mientras que la «esencia» es la etiqueta que le ponemos a cada persona basada en roles, estereotipos, definiciones u otras categorías preconcebidas que se ajustan al individuo. La vida real o la existencia de la persona es lo que podría llamarse su «verdadera esencia». Así, para los filósofos existencialistas la persona se va constituyendo a través del devenir de su existencia, es decir del conjunto de cambios que van aconteciendo en su vida. De esta forma, el cambio debe ser visto como un proceso orientado a alcanzar una mayor felicidad que permita a cada persona afirmar su singularidad en base a lo que realmente quiera o desee ser. Por lo tanto, un proceso de cambio deber ser visto como un momento de reinvención para convertirte en lo que eres, como afirmaban los filósofos del devenir.

      Y, en tercer lugar, cuando las circunstancias son las que son, y no las puedes cambiar, llega el momento de cambiar tu propia actitud ante lo que está sucediendo. Es una de las grandes enseñanzas que nos dejó Viktor Frankl, psiquiatra y filósofo austriaco, fundador de la logoterapia y el análisis existencial, que sobrevivió desde 1942 hasta 1945 a varios campos de concentración nazis (Auschwitz y Dachau). A veces no queda más remedio que seguir viviendo en la oscuridad y la única posibilidad reside en un «cambio de actitud», que traiga asociados cambios de hábitos o comportamientos. Probablemente sea la opción más difícil y compleja, porque exige reinventarse desde dentro, haciendo frente al mismo entorno y las mismas circunstancias. En este caso podemos acudir a uno de los lemas principales del estoicismo y recordar las palabras de Epicteto:

      «Enfocar la vida desde dos perspectivas: las cosas que dependen de mí y las cosas que no dependen de mí».

      O, lo que es lo mismo, saber qué está bajo nuestro control y qué cosas no podemos controlar porque no dependen de nosotros. En este sentido, nuestra actitud está entre aquellas cosas que podemos controlar. Esta diferenciación es clave para evitar determinados sufrimientos y dolores de cabeza cuando nos alcanzan las opiniones desfavorables o las críticas, o la envidia que nos producen los éxitos de compañeros de trabajo, o la falta de afecto y cariño de otras personas. Ninguna de estas cosas dependen de nosotros. Sin embargo, entre las cosas que sí podemos controlar están nuestras opiniones, creencias, pensamientos, reacciones, decisiones y actitudes.

      En este punto, quizá pienses que te voy a contar cuál es la opción correcta. Nada más lejos de la realidad. No existe una opción mejor o peor; cada persona debe decidir qué quiere hacer con su vida en función de sus circunstancias y de la interpretación que otorgue a cada situación. A veces podemos elegir mantenernos en la oscuridad; otras dar un volantazo y cambiar de carril eligiendo un nuevo camino; y otras darnos cuenta de que, aunque las circunstancias no se pueden cambiar, lo que podemos es realizar un cambio de actitud.

      Como recordaba al inicio de este ensayo con la cita de René Descartes, no hay una receta, ni un método universal válido para decidir qué opción es la más apropiada. Lo transcendental es encontrar un camino propio y pensar por uno mismo. Es decir, aunque puedas sentirte acompañado por un maestro o guía que adopte la forma de coach, psicólogo, terapeuta o gurú espiritual, debes ser tú quien decida qué camino tomar, guiarte en base a unos cuántos principios o criterios que te ayuden. Por ejemplo, evitar la precipitación, analizar y reflexionar sobre la situación, escuchar no solo lo que te diga tu razón sino también lo que resuene en tu corazón o hacer caso a tu intuición…

      Siete preguntas para actuar

      1. Si miras tu entorno personal y profesional, ¿dónde te ves dentro de diez años? ¿Te ves en el mismo lugar y haciendo lo mismo? ¿Podrías hacer lo mismo que haces hoy?

      2. ¿Cómo vives el haber cometido un error: como un fracaso personal, sintiéndote culpable y sin ganas de volver a intentar nuevas acciones, o como una oportunidad para aprender algo de esa situación responsabilizándote de tus acciones?

      3. ¿Qué beneficios obtienes cuando asumes el papel de víctima después de haber sufrido un fracaso o una decepción?

      4. ¿Por qué te levantas cada mañana?

      5. Después de un fracaso, ¿qué crees que es lo que ahora empieza? ¿Qué hay de interesante en la nueva senda que acabas de tomar?

      6. ¿Qué te quiere decir una situación de crisis o cambio? ¿Qué has aprendido de esta situación (fracaso, error, caída)? ¿Qué intención tiene esta situación para ti?

      7. ¿Qué opción eliges?

      • Permanecer en la oscuridad: no cambiar

      • Salir de la oscuridad: nuevo camino

      • Adoptar una nueva actitud cuando las circunstancias no te permiten tomar un nuevo camino

      Cinco ideas para recordar

      1. Preguntarnos sobre la intención de nuestras acciones. Cuando tenemos sueños donde prevalece el resultado a la intención, el propósito o el para qué hacemos lo que hacemos, estamos sembrando la semilla del fracaso. Debemos recordar las palabras del filósofo estoico Séneca: «En toda actividad, el sabio atiende a la intención, no al resultado».

      2. Darnos cuenta del error pasa por reconocerlo y utilizar el fracaso como oportunidad para cambiar la situación. Cada persona debe elegir qué actitud tomar: negar el error y perpetuarse en él, convirtiéndose en una víctima, o reconocer los errores y entender el fracaso como una oportunidad. Recordar el lema de Samuel Beckett: «Lo intentaste. Fallaste. No importa. Vuelve a intentarlo. Falla de nuevo. Falla mejor».

      3. El victimismo es una forma de permanecer en la oscuridad. Cuando elegimos ser víctimas de un fracaso negamos nuestra responsabilidad y culpabilizamos a otros del fracaso. Este sentimiento fue representado por los filósofos existencialistas S. Kierkegaard y F. Nietzsche a través de conceptos como la «angustia» y la «nada».

      4. Elegir el modo en que abordamos una crisis. Cuando vivimos un fracaso o una crisis se produce una fractura, algo se rompe. Podemos olvidarlo y pasar página rápidamente, o considerarlo un momento para la reflexión, el análisis y una oportunidad para aprender. Hay que utilizar una de las máximas del estoicismo: «Las cosas que nos suceden en la vida no son ni justas ni injustas, simplemente son». Hay que aceptar la vida tal y como es, y pronunciar con más asiduidad «es lo que hay».

      5. Ante una decisión de cambio, existen tres alternativas: no cambiar, cambiar de camino o cambiar de actitud cuando las circunstancias te impiden tomar un nuevo camino: cada persona debe decidir qué opción es la más adecuada.

       No cambiar significa rechazar la posibilidad de atreverse a pensar y activar el pensamiento crítico por miedo a las consecuencias, y convertirnos en personas dóciles, obedientes y víctimas de las circunstancias.

       Cambiar de camino implica adoptar una postura existencialista: considerar el cambio como un momento para la reinvención y convertirte en lo que eres.

       Cambiar de actitud enfocándonos en aquellas cosas sobre las que tenemos control y dependen enteramente de nosotros. Los estoicos lo denominaron «dicotomía de control»

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