Название: Por qué se suicida un adolescente
Автор: Héctor Gallo
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9789878372693
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No hay enamoramiento de un objeto o de la vida, sin apego; así que considerar que hay que vivir desapegado como una opción para no sufrir o no suicidarse, es algo tan absurdo como afirmar que mejor no nacer porque, si uno nace, se puede apegar a la vida y esto hace que sea más dura la muerte natural o que pueda llegar a suicidarse antes de que dicha muerte llegue. El llamado “apego” no es más que un efecto de la concentración de la libido en un objeto que se ha vuelto significativo y con respecto al cual se han construido fantasías, ilusiones y esperanzas.
Hacer que el sujeto se desapegue del objeto mediante una decisión racional en el momento en el que él mismo se pierde no es el objetivo buscado en la clínica psicoanalítica cuando hay duelo por pérdida, sino orientar, bajo transferencia, a la realización de un trabajo de duelo que permita la elaboración de la pérdida, es decir, la integración de la misma como parte de la historia, cuestión que se logra por la invención de un nuevo modo de vivir y de relacionarse con el otro.
A manera de conclusión de este capítulo, extraemos como enseñanza de las palabras espontáneas de la joven entrevistada lo siguiente: angustia, tristeza, desesperación, impotencia y sentimiento de caída ocupan lugar central en el pasaje al acto suicida. La angustia, que en el campo psiquiátrico no aparece como un aspecto esencial del problema del suicidio ni del pasaje al acto, ocupa lugar central en el psicoanálisis para explicar clínicamente las causas psíquicas del pasaje al acto.
En cuanto a su recurrente alusión al hecho de lo importante que es dirigirse a Otro cuando alguien se siente mal psíquicamente o se da cuenta de que las cosas no andan como se quisiera o se esperaba, podemos hacer algunas consideraciones al respecto. Lo que lleva a un sujeto a querer ser escuchado es “un significante al que se le supone una significación: puede ser un síntoma, un afecto, un sueño recurrente, una inhibición […]”, (47) una preocupación.
La cuestión es que ese significante con el cual el sujeto se presenta a su destinatario no entiende qué sentido tiene, pero supone que algo debe significar, algo debe querer decir y, por ende, quisiera que alguien descifrara su contenido, así lo juzgue, por ejemplo, absurdo. El destinatario de ese enigma es variado: puede llevarlo a su pareja, al amigo, al novio, al pastor (si se trata de alguien que es cristiano), al consejero espiritual, al psicólogo del colegio, de la dependencia de Bienestar Universitario de una entidad de educación superior o de la institución prestadora del servicio de salud,
[…] a su mamá, a su confesor, al chamán, al psiquiatra, que probablemente le dirá que no significa nada y que se quita con antidepresivos. Puede llevar también su enigma a un terapeuta cognitivo-conductual, que le diseñará un programa de desensibilización. Así, el enigma que se produce de un lado requiere de Otro que se lo legitime como enigma. Solo así se convierte en significante de la transferencia. (48)
En conclusión, si cuando un sujeto sufre se dirige a alguien que no está en condiciones de aceptar jugar el juego en el sentido de alentarlo a orientarse hacia la búsqueda de la causa inconsciente de eso extraño y a la vez íntimo que lo acosa, no habrá posibilidad de una revelación que sea importante subjetivamente. Hay que buscar a alguien, no digamos que sepa lo que el enigma significa, sino que esté en condiciones de alojar y acoger dicho enigma, y que, además, intervenga, no tanto como persona, sino en calidad “de un significante cualquiera, pero tiene que ser alguien que responda y la significación es un saber en reserva que irá generándose y creando la falsa idea de que estaba ahí para ser descubierto…”. (49)
En el capítulo siguiente examinamos la cuestión del pasaje al acto en relación con lo llamado por Lacan “deseo perverso”. En esta estructura, el pasaje al acto se diferencia del pasaje al acto en la neurosis, ilustrado a partir de escenas muy bien descritas por Freud en dos de sus casos clínicos –el caso Dora y la joven homosexual–, escenas que Lacan privilegia porque son bastante representativas para dar cuenta de en qué consiste la estructura del pasaje al acto, cuáles son los rasgos que lo caracterizan, cómo se define, qué implicaciones trae para el sujeto y el Otro, y qué rendimientos clínicos nos ofrece para explicar y comprender por qué se produce un pasaje al acto, sin mayores consecuencias aparentes o, por ejemplo, violento, suicida o criminal. También nos sirven ambos casos para ilustrar en qué consiste el acting-out y su diferencia con el pasaje al acto.
1- Pablo Muñoz, “El pasaje al acto como ruptura del lazo social”, en: Teoría y testimonios. Vol. 3, Desamarrados. De la clínica con niños y jóvenes, Buenos Aires, Asociación Civil Proyecto Asistir, Grama ediciones, 2011, p. 34.
2- Ibid., p. 35.
3- Ibid.
4- Ibid.
5- Ibid., pp. 35-36.
6- Sigmund Freud, Psicopatología de la vida cotidiana, Madrid, Biblioteca Nueva, p. 868.
7- Ibid., p. 869.
8- Ibid.
9- Ibid., p. 869.
10- Sigmund Freud, Contribuciones al simposio sobre el suicidio, vol. 5, Madrid, Biblioteca Nueva, 1972, pp. 1636-1637.
11- Bernard-Henri Lévy, “France Télécom, mode d’emploi”, Bloc-Notes, París, 15 de octubre de 2009. Recuperado de http://www.bernard-henri-levy.com/france-telecom-mode-d%e2%80%99emploi-le-point-du-15102009-2984.html
12- Ibid., p. 1636.
13- Lévy, “France Télécom, mode d’emploi”, op. cit.
14- Freud, Contribuciones al simposio sobre el suicidio, op. cit., p. 1636.
15- Lévy, “France Télécom, mode d’emploi”, op. cit.
16- Ibid.
17- Ibid.
18- Ibid.
19- Ibid.