Название: Vidas cruzadas: Prieto y Aguirre
Автор: José Luis de la Granja
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Historia
isbn: 9788415555841
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En la vida de nuestro partido […], seguramente, jamás ha padecido crisis como esta.
Nuestros enemigos se ceban en nosotros, nos acusan sabiendo que somos inocentes. […] Es indudable que, si no afiliados, hemos perdido ambiente. La gente de buena fe […] recela, vacila y se nos va, es indudable, se nos va.
Es el momento de retroceder con dignidad a nuestras posiciones clásicas y a una táctica de la que acaso no debimos salir […]. Cuando se desatan todos los odios, cuando la gente se arrincona en el fascismo o en el comunismo, hemos de ser nosotros los que volvamos a levantar la bandera de Cristo como siempre la hemos mantenido, con virilidad, sin gazmoñerías, con ese admirable sentido liberal de nuestra raza, y exigir justicia social, sacando de este trágico experimento todas las consecuencias que a favor de las prácticas evangélicas y de los mandatos pontificios se deriven.
1.5. Aislados políticamente (1935)
1935 fue un año muy difícil para los dos líderes políticos objeto de este estudio. Desde su exilio en Francia y Bélgica, Prieto se volcó en reconstruir la alianza del PSOE con los republicanos de Azaña, achacando a su ruptura la derrota electoral de las izquierdas en 1933, tal y como analizó en un importante artículo, publicado en El Liberal el 14 de abril de 1935, que tuvo gran repercusión29. El mismo día, este diario bilbaíno dedicó un número extraordinario a la República con motivo del cuarto aniversario de su proclamación, en el cual colaboraron destacados dirigentes republicanos, con Azaña a la cabeza, propugnando la unión de las izquierdas. Desde entonces los dos únicos diputados de esta tendencia en el País Vasco se erigieron en los máximos valedores de la nueva coalición de las izquierdas españolas, que en 1936 se denominó Frente Popular. Manuel Azaña lo hizo a través de sus multitudinarios Discursos en campo abierto, el segundo de los cuales tuvo como escenario el campo de fútbol de Lasesarre en Baracaldo, feudo socialista de la margen izquierda de la ría de Bilbao30. Por su parte, Indalecio Prieto, atacado duramente por las Juventudes Socialistas radicalizadas en su folleto Octubre-segunda etapa, defendió sus Posiciones socialistas en una serie de artículos aparecidos en su periódico en mayo de 193531.Y en diciembre, estando clandestinamente en Madrid, consiguió imponerse a su gran rival, Francisco Largo Caballero, que dimitió como presidente del PSOE, en el Comité Nacional, el cual acordó aliarse de nuevo con los republicanos de izquierda, junto con otros partidos obreros32.
José Antonio Aguirre se sintió obligado a salir al paso de las graves acusaciones lanzadas por las derechas contra el PNV mediante la temprana edición de su libro de memorias, titulado significativamente Entre la libertad y la revolución 1930-1935. La verdad de un lustro en el País Vasco (1935). Su motivo principal fue «la campaña injusta […] desatada contra el Nacionalismo Vasco y sus dirigentes», siendo esta su conclusión: «Hemos luchado entre la libertad que queremos alcanzar como nuestra y la revolución que, entorpeciendo su logro, era ajena a nosotros»33 (doc. I.47). En 1935 el PNV se encontraba aislado políticamente, tal y como reflejó el propio Aguirre en una carta al jesuita José María Estefanía, en la cual hacía un balance muy negativo del bienio radical-cedista34: El Estatuto —se pregunta— «¿se aprobará en estas Cortes? Francamente lo veo muy difícil»; «el Estatuto Vasco tendrá más dificultades cuanto más se acentúe el auge derechista, y tendrá más facilidades a medida que decrezca aumentando la izquierda. Esta es nuestra tragedia». ¿Cuál era la tragedia del PNV, según Aguirre? Se refería al hecho de que su partido católico y conservador veía imposible alcanzar su objetivo político en la República, que era el Estatuto de autonomía para Euskadi, con las derechas católicas, de las que ya le separaba un abismo, mientras que era factible con las izquierdas, a las que Aguirre consideraba sectarias en dicha carta. En ella acertó al vaticinar la posición centrista del PNV en las siguientes elecciones: «De nuevo lucharemos solos contra dos bloques; uno el de izquierdas que volverá lleno de sectarismo, otro el de derechas pletórico de suicida incomprensión».
La ruptura total del PNV y las derechas se confirmó unos meses más tarde, a finales de 1935, cuando José Calvo Sotelo, el jefe monárquico de Renovación Española, primero en un mitin en San Sebastián y después en un discurso en las Cortes, atacó a los diputados del PNV con sus célebres frases «antes una España roja que una España rota» y «entregaros el Estatuto […] sería un verdadero crimen de lesa patria»35. Entonces, en otro mitin en San Sebastián, Manuel Irujo le replicó tajantemente: «Nosotros pedimos lo nuestro, lo que nos pertenece. ¿Que las derechas españolas nos lo niegan? Nosotros, con la confianza en Dios y en nuestro esfuerzo, bendeciremos la mano por medio de la cual nos llegue el Estatuto»36. Como escribió Juan Pablo Fusi, «Irujo acababa de bendecir sin saberlo la mano de Indalecio Prieto»37. En efecto, el Estatuto vasco llegó de la mano de Prieto en 1936, tras la victoria del Frente Popular, la coalición de las izquierdas liderada por él mismo y por Azaña.
1.6. Su entente cordial por el Estatuto vasco (1936)
En las elecciones generales de 16 de febrero y 1 de marzo de ese año, la cuestión del Estatuto fue un punto importante del programa del Frente Popular de Euskadi, cuyo eslogan fue: «¡Amnistía, Estatuto, ni un desahucio más!». Esta triple reivindicación llegó a ser aceptada por el PNV de Aguirre al integrarla en su propia trilogía: «¡Amnistía, por la civilización cristiana! ¡Estatuto, por la libertad vasca! ¡Ni un desahucio más, por la justicia social! Con ese programa venceremos»38 (doc. I.48). En un mitin celebrado en Éibar, feudo del socialismo vasquista, en vísperas de la segunda vuelta electoral, tras el triunfo de las izquierdas en España, Prieto anunció con rotundidad: «la autonomía del País Vasco, reflejada en su Estatuto, ha de ser obra de las fuerzas de izquierda que constituyen el Frente Popular»39 (doc. I.51). El PNV volvió a ganar los comicios en Euskadi, pero su ventaja sobre las izquierdas fue reducida: nueve diputados jelkides frente a siete frentepopulistas, entre ellos los cuatro de Vizcaya-capital, como en 1931. Por séptima vez desde 1918, Prieto salió diputado por Bilbao, mientras que Aguirre lo fue por Vizcaya-provincia, donde el PNV era hegemónico.
El buen entendimiento entre ambos líderes se puso de manifiesto en el homenaje al presidente catalán Francesc Macià (fallecido en 1933), con motivo de dar su nombre a una avenida del barrio bilbaíno de Deusto el 14 de abril de 1936. Sus discursos mostraron su acuerdo sobre la autonomía de Euskadi. Prieto, que elogió a Sabino Arana, se ofreció a convertirla pronto en realidad por considerar que el pueblo vasco tenía derecho a ella, y Aguirre definió el Estatuto como sinónimo de libertad y democracia con estas palabras: «Este acto lo reputo histórico […] porque creo que aquí están poniéndose los pilares de una autonomía vasca, que es, aunque para muchos satisfacción parcial, el verdadero camino, la verdadera senda, la verdadera libertad»40 (docs. I. 52 y 53).
Pocos días después, Manuel Irujo denominó a Prieto «el hombre del Estatuto», en una carta al exdiputado jelkide Juan Antonio Careaga, en la que se declaraba optimista e incluso veía СКАЧАТЬ