Название: Mi camino: El camino de las nubes blancas
Автор: Osho
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
isbn: 9786074572919
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Lo repito: el éxtasis es la más grande revolución.
Si las personas se vuelven extáticas, toda la sociedad deberá cambiar porque su sociedad está basada en la desdicha. Si las personas son dichosas, no puedes conducirlas hacia la guerra —a Vietnam o a Egipto o a Israel—. No. Alguien que es dichoso sólo reirá y dirá: “¡Esto es una tontería!”
Si las personas son dichosas, no puedes hacer que se obsesionen con el dinero. Ellas no desperdiciarán sus vidas tan sólo acumulando dinero. Les parecerá una locura el hecho de que una persona destruya toda su vida, intercambiando su vida por dinero muerto, muriendo y acumulando dinero —y el dinero estará ahí cuando él muera—. ¡Esto es una absoluta locura! Sin embargo, esta locura no puede ser vista a menos que tú te sientas extático.
Si las personas se sienten extáticas, todo el patrón de esta sociedad tendrá que cambiar. Esta sociedad existe en la desdicha. La desdicha es una excelente inversión para esta sociedad. Entonces educamos a los niños... desde que nacemos nos inclinamos por la desdicha. Por eso es que siempre eligen la desdicha.
Por la mañana hay una opción para todo el mundo. Y no sólo por la mañana, a cada momento se puede elegir entre ser desdichado y ser feliz. Tú siempre eliges ser desdichado porque hay una inversión. Siempre eliges ser desdichado porque se ha convertido en un hábito, en un patrón, porque siempre has hecho eso. Te has vuelto hábil en hacerlo, se ha vuelto una trayectoria. En el momento en que tu mente tiene que elegir, ésta de inmediato viaja hacia la desdicha.
La desdicha parece ir en descenso, el éxtasis parece ir en ascenso. El éxtasis parece difícil de alcanzar, pero no es así. La verdad es todo lo contrario: el éxtasis va en descenso y la desdicha va en ascenso. La desdicha es algo muy difícil de lograr, sin embargo, lo has logrado, has logrado lo imposible porque la desdicha es antinatural. Nadie quiere ser desdichado y todo el mundo es desdichado.
La sociedad ha hecho un excelente trabajo. La educación, la cultura, y las agencias culturales, los padres, los maestros han hecho un excelente trabajo. Han formado criaturas desdichadas a partir de creadores extáticos. Cada niño nace con éxtasis. Cada niño que nace es un dios y todo hombre muere enloquecido.
A menos que os recuperéis, a menos que reclaméis vuestra niñez, no podréis convertiros en las nubes blancas a las que me estoy refiriendo.
Esta será toda su labor, todo el sadhana, cómo recuperar la niñez, cómo reclamarla. Si podéis convertiros en niños nuevamente, entonces no hay desdicha. No quiero decir con esto que para un niño no existan momentos de desdicha pues los hay, pero aun así no hay desdicha. Tratad de comprender esto. Un niño puede volverse desdichado, puede estar triste, inmensamente triste en determinado momento, pero es tan pleno en esa desdicha, está tan unido a esa desdicha, que no existe división alguna. El niño que se separa de la desdicha, no existe. El niño no toma su desdicha como algo aparte, como algo dividido. El niño es la desdicha y la desdicha no es desdicha. Si os volvéis uno con ella, incluso tendrá una belleza propia.
Entonces, observad a un niño —me refiero a un niño no corrompido—. Si está furioso, entonces toda su energía se vuelve furia; nada se ha dejado atrás, no hay nada que lo retenga. Se ha puesto en movimiento y se ha convertido en furia; no hay nadie que manipule y controle esa furia. No existe mente alguna. El niño se ha convertido en la furia, no está enojado, se ha convertido en el enojo. Después, observad la belleza, el florecimiento de la furia. El niño nunca se ve feo, incluso cuando está furioso se ve hermoso. Simplemente aparece más intenso, más vital, más vivo —un volcán próximo a hacer erupción—. Un niño tan pequeño, una energía tan grande, un ser tan atómico con todo el universo por explorar. Y después de esta furia, el niño permanecerá en silencio. Después de esta furia, el niño estará muy tranquilo. Después de esta furia, el niño se relajará. Quizás pensemos que es triste tener esa furia, pero el niño no es desdichado, la ha disfrutado.
Si te vuelves uno con cualquier cosa, te volverás alegre. Si te separas de cualquier cosa, aunque sea de la felicidad, te volverás desdichado.
Así que esta es la clave. El estar separado, como un ego, es la base de toda desdicha; el ser uno, el fluir con cualquier cosa que la vida te ofrezca, el estar en ella tan intensa, tan plenamente que ya no eres, estás perdido, entonces todo es maravilloso. La elección está ahí pero incluso te has vuelto inconsciente de la elección. Has estado eligiendo lo malo tan continuamente, se ha vuelto un hábito tan gastado, que simplemente lo eliges automáticamente. No queda otra opción.
Ponte alerta. Cada momento que elijas ser desdichado, recuerda: esta es tu elección. Incluso esta conciencia servirá de ayuda: el discernimiento de que esta es mi elección y que soy responsable; esto es lo que me estoy haciendo a mí mismo, esta es mi acción. Sentirás de inmediato una diferencia. La calidad de la mente habrá cambiado. Será más fácil que te muevas hacia la felicidad.
Y una vez que sepas que esta es tu elección, entonces todo se habrá convertido en un juego. Entonces, si te gusta ser desdichado, sé desdichado, pero recuerda que esa es tu elección y no te lamentes. Nadie más es responsable de eso. Este es tu drama. Si así te gusta, si te gusta la desdicha, si deseas pasar por la vida siendo desdichado, entonces esta es tu elección, tu juego. Tú lo estás jugando, ¡juégalo bien! Después no vayas y les preguntes a las personas cómo dejar de ser desdichado. Eso es absurdo. No vayas y les preguntes a los maestros y a los líderes cómo ser feliz. Los llamados líderes existen porque eres insensato. Tú mismo creas la desdicha y luego vas y preguntas a otros cómo deshacerla. Y seguirás creando la desdicha porque no estás alerta a lo que haces.
A partir de este preciso momento intenta ser feliz y dichoso.
Te mencionaré una de las leyes más profundas de la vida. Quizás nunca has pensado en ella. La has escuchado —toda la ciencia depende de ella— que la causa y el efecto son la base. Tú creas la causa, y el efecto le sigue. La vida es un vínculo casual. Tú colocas la semilla en la tierra, y ésta germinará. Si la causa está ahí, entonces el árbol le seguirá. El fuego está ahí, colocas tu mano sobre éste y se quemará. La causa está ahí y el efecto le seguirá. Si tomas veneno, morirás. Tú señalas la causa y entonces el efecto le sigue. Esta es una de las leyes científicas más fundamentales: que la causa y el efecto son el vínculo más profundo en todos los procesos de la vida.
La religiosidad conoce una segunda ley que es todavía más profunda que ésta. Sin embargo, la segunda ley que es más pro funda que ésta será absurda si no la conoces y experimentas con ella. La religiosidad dice: provoca el efecto y la causa le seguirá. En términos científicos, esto es totalmente absurdo. La ciencia dice: si la causa está ahí, el efecto le seguirá. La religión dice que lo contrario también es verdad: provocas el efecto y, observarás cómo la causa le sigue.
Surge una circunstancia con la cual te sientes feliz. Un amigo ha venido, un ser amado ha llamado; la causa es una circunstancia: te sientes feliz. El efecto es la felicidad, la llegada del ser amado es la causa. La religiosidad dice: sé feliz y el ser amado vendrá. Provoca el efecto y la causa le seguirá. Y por propia experiencia, la segunda ley es más fundamental que la primera. Lo he estado haciendo y ha estado sucediendo. Sólo sé feliz y el ser amado vendrá. Sólo sé feliz y los amigos estarán ahí. Sólo sé feliz y todo le seguirá.
Jesús dice lo mismo con otras palabras: “Buscad primeramente el reino de Dios y todas estas cosas os serán añadidas”. Sin embargo, el reino de Dios es el final, el efecto. Buscad primeramente el final —el final significa el efecto, el resultado— y la causa le seguirá. Así СКАЧАТЬ