Mi camino: El camino de las nubes blancas. Osho
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Название: Mi camino: El camino de las nubes blancas

Автор: Osho

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия:

isbn: 9786074572919

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СКАЧАТЬ no es posible. La elección es posible sólo con el ego.

      Siempre que el ego no sea alimentado, se podrá sentir el desasosiego y la incomodidad. Por lo tanto, hay dos maneras de estar cómodos: una es seguir alimentando al ego y, la otra, es simplemente dejarlo caer. Y recordad que la primera es temporal. Mientras más alimentéis al ego, más demandante se volverá y en eso no habrá fin.

      Por lo tanto os digo: La vida ha sucedido de tal manera, que yo estoy aquí y vosotros estáis aquí. Y eso ha sucedido muchas veces antes y seguirá sucediendo de la misma manera. Si podéis comprender esto, muchas cosas más se volverán posibles de inmediato. Si comprendéis esto, seréis más abiertos y menos cerrados, seréis más vulnerables y más receptivos. Entonces no tendréis miedo. Entonces la vida podrá pasar a través de vosotros. Entonces la vida se convertirá solamente en una brisa y vosotros os convertiréis en una habitación vacía y la vida irá y vendrá... y vosotros lo permitiréis. Permitir es el secreto el secreto de todos los secretos.

      De ahí que subraye e insista en que vosotros no estáis aquí por alguna elección de vuestra parte. Yo no estoy aquí por alguna elección de mi parte. Por lo que a mí se refiere, no puede haber ninguna elección porque no lo soy. Por lo que a vosotros se refiere, quizás os imaginéis que estáis aquí por vuestra propia elección, pero eso no es un hecho.

      Y yo no alimentaré sus egos porque éstos deben ser destruidos. De eso se trata todo el cometido: de cómo destruiros, porque una vez que vuestras fronteras sean destruidas, vosotros seréis infinitos. Eso puede suceder justo en este momento. No existe obstáculo para eso, sólo existe vuestra persistencia.

      Muchas personas vienen a mí y preguntan: “¿Hemos estado contigo antes?” Si digo que sí, se sienten muy bien. Si digo que no, se sienten rechazadas, humilladas. ¿Por qué? Vivimos en la ficción. Vosotros estáis aquí conmigo —eso no es tan significativo—. Estuvisteis conmigo en el pasado —eso parece ser más significativo—. Y os estáis perdiendo este momento cuando podéis estar realmente conmigo, porque el estar conmigo no es un fenómeno físico. Podéis sentaros a mi lado y quizás no estar conmigo. Podéis aferraros a mí durante años y quizás no estar conmigo ni por un solo momento, porque el estar conmigo sólo significa que no lo estáis.

      Yo no estoy, y si por un solo momento tampoco vosotros estáis ahí, se llevará a cabo una unión: entonces dos vacíos se unen. Recordad que sólo dos vacíos se pueden unir, no existe la posibilidad de otra unión. Siempre que tengáis una unión, significará la fusión de dos vacíos.

      El ego es muy sólido, demasiado sustancial para poder fusionarse. Por lo tanto, podéis luchar, chocar pero no podéis uniros. Podéis tocaros pero nunca estaréis juntos. Podéis uniros y, aun así, no estar unidos. Podéis tocaros mutuamente y, aun así, permanecer sin tocarse. Vuestro vacío seguirá siendo una tierra virgen que no ha sido penetrada.

      Pero cuando el ego no está ahí, cuando no estás sintiendo mucho al Yo, cuando no estás pensando en ti mismo en absoluto, cuando no hay un interés personal, a eso, Buda le llama anatta: el no egoísmo. Buda fue muy mal interpretado. En la India, la gente hablaba de atman: el yo, el yo supremo. Todos buscaban al yo supremo, cómo convertirse en el yo absoluto. Y entonces Buda viene y dice: “No existe un yo que deba ser alcanzado; más bien, por favor, sé un no-yo”. Sus enseñanzas no podían ser aceptadas y Buda fue expulsado de este país. No fue aceptado en ninguna otra parte. Un Buda siempre es expulsado. A dondequiera que vaya será expulsado porque te golpea tan profundamente, que no puedes tolerarlo. Él dice que no existes.

      Cuando estás desolado, cuando sólo existe un vacío, sucede la unión. Cualquier persona capaz de estar desolada, se fusionará. Y esta es la única manera de volverse uno con la existencia. Podéis llamarlo amor, podéis llamarlo oración, podéis llamarlo meditación o cualquier cosa que queráis.

      Estáis aquí porque la vida ha sucedido de esa manera. Yo estoy aquí porque así es como la vida me ha sucedido.

      Y esta posibilidad de estar cerca de mí se puede usar, se puede desperdiciar, se puede dejar perder por completo. Si falláis, entonces tampoco será la primera vez. Muchas veces habéis estado conmigo. Quizás no haya sido exactamente conmigo; muchas veces estuvisteis con un Buda, y eso era estar conmigo. Muchas veces estuvisteis con un jina, con un Mahavira y, eso, era estar conmigo. Muchas veces estuvisteis alrededor de Jesús, de Moisés o de Lao Tsé, eso, era estar conmigo. Un Lao Tsé o un Buda no pueden definirse de ninguna manera; son dos vacíos y dos vacíos no tienen cualidades qué comparar. Quizás habéis estado con un Lao Tsé y yo digo que estuvisteis conmigo porque no hay nada qué comparar. Un Lao Tsé es un vacío. Dos vacíos son exactamente lo mismo, no podéis hacer ninguna comparación. Sin embargo, habéis fallado. Habéis estado fallando muchas veces. Podéis fallar nuevamente.

      Y recordad que sois sabios, inteligentes, calculadores. Aunque falléis, fallaréis muy sabiamente. Lo racionalizaréis. Diréis que no había nada qué ganar. O buscaréis argumentos que oculten el hecho. Si os volvéis alerta a esta posibilidad de fallar, entonces la unión se vuelve posible de inmediato. Y digo de inmediato, no hay necesidad de posponerla.

      Y esto es algo significativo, que la vida ha sucedido de tal manera, que vosotros estáis aquí. Hay millones ahí y la vida no ha sucedido de tal manera. Vosotros sois afortunados, pero no hagáis de eso un alimento para el ego, porque si vuestro ego saca algún provecho de eso y se vuelve más fuerte, os habréis perdido de esa fortuna. Vosotros sois afortunados pero esa posibilidad sigue abierta. Podéis crecer en su interior o podéis salir de ella. Y esto es algo extraño, extraño por muchas razones.

      Primero, es muy difícil sentirse atraído hacia una persona que está desolada —muy difícil porque el vacío no es una fuerza tan magnética—. Os sentís atraídos hacia un hombre que “tiene” algo. ¿Por qué nos sentimos atraídos hacia un hombre que tiene algo?, porque tenemos deseos. También nosotros queremos obtener algo. Os sentís atraídos hacia un político que tiene poder porque estáis orientados hacia el poder, deseáis el poder. Entonces cualquiera que lo tenga se convierte en el ídolo, en el héroe. Os sentís atraídos hacia una persona que tiene muchas riquezas. Como sois pobres, en el fondo anheláis las riquezas. Entonces cualquiera que las tenga se convierte en el ideal. ¿Pero por qué debería uno sentirse atraído hacia una persona que no tiene nada?

      Esto es una suerte, una rara posibilidad. Algunas veces la vida sucede de tal manera, que os sentís atraídos hacia una persona que no tiene nada, que está vacía. No obtendréis nada de ella, más bien todo se perderá con ella. Es una apuesta. Por lo tanto, sois jugadores —por eso es que estáis aquí—. Y a menos que apostéis todo, perderéis, porque esta apuesta no puede ser parcial —las partes no pueden aceptarse—. Ésa no es la regla de este juego.

      Entonces, no vaciléis, apostad todo lo que tengáis. Es algo peligroso y arriesgado. Por eso digo que es extraño sentirse atraído hacia un Buda o hacia un Jesús. Muy pocos se ven atraídos. Vosotros conocéis a Jesús... muy pocos, sólo doce discípulos. Y hombres muy comunes: algunos son pescadores, algunos son carpinteros, algunos son granjeros —no son importantes de ninguna manera—, tan sólo son gente común. ¿Por qué esa gente tan común se siente atraída hacia Buda o Jesús? El ser común es una cualidad muy poco común porque aquellos que no son comunes persiguen un viaje hacia el ego: riquezas, poder, estatus. Un granjero, un pescador, un carpintero —personas insignificantes, totalmente ordinarias, que no buscan beneficio alguno— se ven atraídos hacia Jesús.

      Ser común es algo poco frecuente; ser absolutamente ordinario es algo realmente extraordinario. Se sabe que los maestros Zen decían continuamente: “Vuélvete ordinario y СКАЧАТЬ