Название: Mi camino: El camino de las nubes blancas
Автор: Osho
Издательство: Bookwire
Жанр: Сделай Сам
isbn: 9786074572919
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¿Qué se debe hacer entonces? ¿Cómo salir de la cabeza? Sólo una cosa es posible: no provoques ninguna batalla en tu interior y no hagas el esfuerzo por salir porque, con cada esfuerzo, te derrotarás a ti mismo. ¿Qué se puede hacer entonces? Simplemente observa. Mantente dentro y observa. No intentes salir, mantente dentro y observa.
Si eres capaz de observar, en esos momentos de vigilia no habrá una cabeza. De pronto, estarás más allá de ella. No fuera, más allá. De pronto, estarás suspendido más allá de ti mismo.
Existe una historia Zen, muy absurda, como lo son todas las historias Zen. Pero deben ser absurdas porque la vida es así; retratan la vida como es.
Un maestro Zen solía preguntarles a sus discípulos: “Hace tiempo coloqué un ganso dentro de una botella. Ahora el ganso ha crecido y el cuello de la botella es demasiado pequeño para que pueda salir de ella. La botella es muy preciada y no quiero romperla, así que ahora hay un problema. Si el ganso no puede salir, morirá. Puedo romper la botella y el ganso saldrá, pero no quiero romper la botella —la botella es muy preciada—. Tampoco quiero matar al ganso. ¿Qué haríais vosotros?”
¡Este es el problema! El ganso está en la cabeza y el cuello es demasiado angosto. Puedes romper la cabeza, pero es muy preciada. O puedes dejar morir al ganso, sin embargo eso tampoco se puede permitir, porque tú eres el ganso.
El viejo maestro Zen siguió preguntando, golpeando y diciendo a sus discípulos: “¡Encontrad una manera... porque ya no hay tiempo!”
Sólo una vez permitió una respuesta, cuando uno de los discípulos dijo: “¡El ganso está fuera!”
Se intentó dar muchas respuestas, pero él siempre golpeaba a la persona y decía que no. Alguien sugirió hacer algo con la botella, pero nuevamente el maestro decía: “La botella se romperá o algo saldrá mal y eso no se puede permitir”.
O alguien decía: “Si la botella es tan preciada, entonces dejemos morir al ganso”.
Esas eran las únicas dos maneras; no había otra. Y el maestro no les daría otra pista.
Pero ante este discípulo, hizo una reverencia tocando sus pies y dijo: “Él tiene razón, ¡el ganso está afuera! Nunca ha estado adentro”.
¡Estáis afuera! Nunca habéis estado adentro. La sensación de estar dentro es sólo un falso concepto.
Así que no existe un verdadero problema sobre cómo sacaros de vuestra cabeza. Simplemente observad. Cuando observas, ¿qué sucede? Tan sólo cerrad vuestros ojos y observas los pensamientos. ¿Qué sucede? Los pensamientos están ahí, adentro, pero vosotros no estáis adentro. El observador siempre está más allá. El observador siempre se encuentra de pie en la colina. Todo gira y gira y el observador está más allá.
El observador nunca puede estar dentro, nunca puede ser el que está dentro, siempre está afuera. Observar quiere decir estar afuera. Podéis llamarlo testimonio, conciencia, atención o cualquier otra cosa, pero el secreto es ¡observar! Siempre que penséis que la cabeza es demasiado, simplemente sentaos bajo un árbol y observad, mas no intentéis salir. ¿Quién saldrá? Nadie ha estado adentro. Todo el esfuerzo es inútil porque si nunca habéis estado adentro, entonces ¿cómo podéis salir? Podéis seguirlo intentando y estar involucrados, podéis enfureceros pero nunca estaréis afuera.
Una vez que sepáis que, en un momento de vigilia, os encontráis más allá, trascendiendo, entonces estaréis afuera. Y a partir de ese momento, no tendréis cabeza. La cabeza pertenece al cuerpo, no a vosotros. La cabeza es parte del cuerpo, le pertenece al cuerpo, tiene una función en el cuerpo; es hermosa, es buena. La botella es algo valioso y, si conocéis su manera, sus secretos, ésta se puede utilizar.
Al hablaros, ¿qué estoy haciendo? Utilizar la botella. Cuando Buda predica, ¿qué está haciendo? Utilizar la botella. La botella es realmente algo valioso, algo que vale la pena conservar. Sin embargo, esta no es la manera de conservarla, entrar y verse atrapado en su interior y después esforzarse por salir. Toda la vida se convierte en un caos.
Una vez que sabéis que al observar estáis afuera, os quedaréis sin cabeza. Entonces os movéis en esta tierra sin cabeza alguna. ¡Qué hermoso fenómeno, un hombre que se mueve sin cabeza! A eso me refiero cuando digo que os convirtáis en una nube blanca —en un fenómeno acéfalo—. Ni siquiera podéis imaginaros el silencio que puede descender sobre vosotros cuando la cabeza no está ahí. Vuestra cabeza física estará ahí pero la intrincación, la obsesión, no lo estará. La cabeza no es un problema. Es hermosa, es un elemento maravilloso, el ordenador más extraordinario que jamás se haya inventado, es un mecanismo muy complejo y eficiente. Es hermosa. Puede ser utilizada y podéis disfrutar de ello. ¿Pero de dónde habéis sacado la idea de que estáis dentro de ella? Eso parece ser sólo una falsa enseñanza.
Quizás no sepáis que en el Japón antiguo o que incluso si preguntáis a los ancianos del Japón: “¿Desde dónde pensáis?”, ellos señalarán a su estómago porque en el Japón se ha enseñado que el estómago es el centro del pensamiento. Así que cuando los primeros europeos llegaron al Japón, no podían creer que todo un país pensara que la cabeza se encuentra en el estómago y no en la cabeza. El decir que estás en la cabeza es una actitud occidental. Antiguamente, en el Japón realmente funcionaba el pensar con el estómago pero ahora están cambiando desde el estómago a la cabeza. Lao Tsé dice que se piensa con las plantas de los pies. Por lo tanto, existen algunas técnicas en el yoga taoísta para salir de la planta de vuestros pies, porque ahí el pensamiento prosigue. ¿Cuál es la realidad? La realidad es que vosotros estáis más allá. Sin embargo, podéis aferraros a cualquier parte del cuerpo: la cabeza es una obsesión occidental, el estómago era una obsesión oriental.
Debéis haber escuchado algo sobre D.H. Lawrence. Él decía que uno piensa desde la base del sexo, que ese es el verdadero centro del pensamiento, ningún otro lugar. Y que todos son iguales —igualmente equivocados o igualmente en lo cierto—. No hay nada qué elegir porque el testigo está más allá. Todo se encuentra alrededor del cuerpo y más allá del cuerpo. Podéis sujetaros a cualquier parte del cuerpo y comenzar a pensar que ésta es la parte. No existe la necesidad de salir porque nunca habéis estado adentro. El ganso está afuera, ¡ya está afuera!
Observa... y al observar recuerda que, no debes emitir juicios. Si juzgas, habrás perdido la observación. Al observar, no hagas una evaluación. Si haces una evaluación, habrás perdido la observación. Al observar, no hagas comentarios. Si haces comentarios, no habrás comprendido. Al observar, simplemente observa... un río que corre, la corriente de conciencia que fluye, los pensamientos atómicos flotando como burbujas y tú, sentado en la orilla, observando. La corriente fluye constantemente. No dices que esto sea bueno o que sea malo y tampoco dices que esto no debía haber sucedido, pero tampoco dices que debía haber sucedido. No dices una sola palabra, simplemente observas. No se te pide hacer comentarios. No eres un juez, eres sólo un observador.
Entonces observad lo que sucede. Al observar el río, de pronto os encontraréis más allá... y el ganso estará afuera. СКАЧАТЬ