Mi camino: El camino de las nubes blancas. Osho
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Название: Mi camino: El camino de las nubes blancas

Автор: Osho

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

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isbn: 9786074572919

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СКАЧАТЬ logro ni debes, de ninguna manera, estar orientado hacia una meta sino vivir momento tras momento, desplazándote. Eso es lo que yo os estaba diciendo: desplazándonos como una nube blanca.

      Vuestra presencia aquí es algo extraordinario también por otras razones... porque la mente humana siempre le teme a la muerte. Se aferra a la vida, existe ahí un anhelo por la vida.

      Aun en la miseria, ésta se aferra a la vida —un profundo temor a la muerte—. Y cuando alguien viene a mí, viene en realidad a morir, viene a disolverse. ¡Seré un abismo para él, un abismo sin fondo en el cual caerá y caerá y caerá sin llegar a ningún lugar! Si miráis dentro de mí, os sentiréis mareados. Si miráis fijamente a mis ojos, veréis el abismo y, entonces, el temor os atrapará, el caer y caer... Tan sólo imaginad una hoja cayendo dentro de un abismo, y el abismo es infinito y no tiene fondo, de modo que no puede llegar a ningún lugar, tan sólo puede desaparecer; cayendo, cayendo, cayendo, desaparecerá.

      El viaje religioso comienza pero nunca termina. Vosotros venís a mí, caéis en mí, desaparecéis y nunca llegáis a ninguna parte. Sin embargo, esa desaparición es la satisfacción. Ninguna otra satisfacción se ha conocido jamás, no existe ninguna otra satisfacción. ¡La satisfacción de la desaparición total! Así como una gota de rocío desaparece por la mañana cuando el sol aparece, o así como en la noche arde una lámpara terrenal, el viento entra y la flama se extingue y la oscuridad... La flama ha desaparecido y no podéis encontrarla por ninguna parte, de la misma manera vosotros desaparecéis.

      Es poco frecuente buscar el suicidio: ¡Esto es el suicidio, el verdadero suicidio! Podéis matar al cuerpo en cualquier parte, pero no podéis matar al Yo en cualquier parte. Aquí estaréis listos para el suicidio final: para matar al Yo.

      Mas no hagáis de cada una de estas cosas una explicación, pues no lo son. Siempre he estado en contra de las explicaciones. Si por todo esto os volvéis más misteriosos, si por todo esto os volvéis más imprecisos, entonces hasta ahora todo va bien. Si vuestra mente se hace humo y no sabéis qué es qué, entonces esa es la mejor situación.

      AL IGUAL QUE TODAS LAS NUBES, LAS NUBES BLANCAS SON DIRIGIDAS POR EL VIENTO. ¿CUÁL ES LA DIRECCIÓN ACTUAL DEL VIENTO? ¿EXISTEN EN ESTA ÉPOCA ALGUNAS POTENCIALIDADES ESPECIALES?

      Las nubes blancas no son dirigidas por el viento. El fenómeno de dirección existe sólo cuando hay resistencia. Si la nube blanca quiere ir hacia el este y el viento sopla hacia el oeste, entonces existe una dirección porque ahí hay resistencia. Pero si la nube no va hacia ningún lugar, el este y el oeste significan lo mismo, no hay resistencia. Si no hay voluntad por parte de la nube, entonces el viento no puede dirigirla.

      Podéis dirigir sólo cuando alguien no está listo para flotar, para relajarse, para dejarse llevar. Sin embargo, el fenómeno de la nube significa que es el dejarse llevar en sí. Si el viento dice hacia el este, la nube está lista; ya está moviéndose hacia el este. No ha habido un solo pensamiento hacia el ‘no’, no ha habido una sola negación. Si la nube se estaba moviendo hacia el oeste y el viento comienza a soplar hacia el este, la nube se mueve hacia el este. El viento no está dirigiendo, la dirección es necesaria sólo cuando alguien está en contra.

      La gente viene a mí y dice: “Dirígenos”, y sé lo que están diciendo. “Guíanos” y sé lo que están diciendo. No están listos, de lo contrario, ¿cuál sería la necesidad de ser dirigidos y de ser guiados? Ya es suficiente con que estéis aquí conmigo para que todo suceda. El viento sopla hacia el este y comenzáis a flotar hacia el este. Sin embargo, vosotros decís “guíanos”, decís “dirígenos”. Estáis diciendo que estáis en contra, tenéis una negación, tenéis un rechazo; lucharéis. Y si no hay voluntad por parte de la nube, ¿cómo podéis hacer una comparación, cuál es la nube y cuál el viento? El límite existe con la voluntad.

      Recordad esto, pues esto habrá de convertirse en vuestro principal pensamiento: el límite entre tú y yo existe debido a tu voluntad. Tú estás ahí, rodeado por una voluntad. Entonces yo aparezco y surge un conflicto. Una nube no tiene voluntad, entonces ¿dónde está el límite? ¿Dónde termina la nube y dónde comienza el viento? El viento y la nube son uno. La nube forma parte del viento; el viento forma parte de la nube. El fenómeno es uno solo, sin divisiones.

      Y el viento sigue soplando en todas direcciones. Así que el problema no está en elegir la dirección; el problema está en cómo convertirse en la nube. El viento sigue soplando en todas direcciones. Se mueve, cambia. Siempre está corriendo de una esquina a otra. En realidad no hay una dirección. No hay un mapa; todo es algo inexplorado. No hay nadie que lo guíe y diga: Ahora ve hacia el este, ahora ve hacia el oeste.

      Toda la existencia lo ‘perturba’. Es una existencia ondulante, todas las direcciones le pertenecen. Y cuando digo todas las direcciones, me refiero a las buenas y a las malas, a las morales y a las inmorales. Cuando digo todas las direcciones, me refiero a todas. El viento está soplando en todas direcciones. Así ha sido siempre.

      Entonces, recordad: no ha habido una época específicamente religiosa ni una época antirreligiosa, no puede haberla. La gente piensa así porque esto les da la posibilidad de viajar hacia el ego. En la India, la gente cree que en la antigüedad había en la tierra una época religiosa y que, ahora, todo se ha corrompido, que esta es la época más oscura. Todo esto es una tontería. Ninguna época es religiosa o antirreligiosa. A la religiosidad no le importa el tiempo sino las cualidades de la mente.

      Así que no es una cuestión de si la nube va hacia el este, entonces será religiosa y, si va hacia el oeste, será antirreligiosa. No. Si la nube carece de voluntad, ésta será religiosa dondequiera que vaya. Y si la nube posee voluntad, entonces será irreligiosa dondequiera que vaya. Y existen los dos tipos de nubes: muy pocas son las que carecen de voluntad, millones poseen voluntad, proyectos, deseos e ideas. Luchan contra el viento. Mientras más luchan, más angustia se origina. Y la lucha no lleva a ninguna parte porque nada puede hacerse. Ya sea que luches o no, el viento irá hacia el este y tú tendrás que ir hacia el este. Sólo podrás tener cierta noción de que has estado luchando y de que eres un gran guerrero, eso es todo.

      Aquél que comprende deja de luchar. Ni siquiera está tratando de nadar, simplemente se deja llevar por la corriente. Esta corriente la utiliza como vehículo; se vuelve uno con ella y se mueve con ella. A esto yo le llamo entregarse y a esto las sagradas escrituras llamaron la actitud del devoto. Entregado no existes. Entonces dondequiera que el viento te dirija, irás. No tienes ninguna voluntad propia. Así ha sido siempre.

      En el pasado había Budas, nubes blancas que flotaban; en la actualidad hay Budas, nubes blancas que flotan. En el pasado había furiosas nubes negras llenas de voluntad, deseo, futuro; hoy también están ahí. Con voluntad y deseo eres una nube negra, pesada. Sin voluntad, sin deseo, eres una nube blanca, ligera. Y la posibilidad de que existan ambas está siempre abierta. De ti depende dejarte llevar o no.

      No pienses en el tiempo o la época. El tiempo y la época simplemente no son importantes. Si te permites estar vacío, esta será la época dorada. Si permite que el deseo te llene demasiado, esta será la época más oscura que exista, el Kali Yuga. Tú eres el creador del tiempo y la época que te rodean. Tú vives en tu propia época y en tu propio tiempo.

      Recuerda que no somos contemporáneos de esa manera. Una persona como Jesús es alguien del pasado; puede sólo estar aquí pero es alguien del pasado. Vive tan eternamente, que no puedes decir que es actual. Vive tan plenamente, que no puedes decir que pertenece a una fracción de tiempo. Él no forma parte del mundo de costumbres que vienen y van. Al vivir con lo absoluto, te vuelves absoluto. Al vivir con lo eterno, te vuelves eterno. Al vivir con lo infinito, te vuelves infinito.

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