Название: Fuga permanente y otros cuentos
Автор: Gabriela Alemán
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
isbn: 9789978775004
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—Meditaba sobre la vida señora, ¿no me es permitida esa dádiva a media tarde? Últimamente me ocurre, sabe, aparece todo frente a mí como si un dechado de faltas. Todas incorregibles.
—Y a su hija sí la puede corregir, ¿es eso?
Me escucha mientras aparta un mechón de pelo de su frente y me observa atravesándome con su mirada perdida. Sus hijos juegan sobre el césped de la vereda.
—Verá señora, no soy de aquí. Llegué con mi marido hace cinco años, tuvimos estos niños que son mi vida y, ahora, también, mi peor pesadilla.
A las viejas, de tan corta memoria, suponemos que les podemos contar cualquier cosa, especialmente si nunca las pensamos volver a ver. Además, se nos ocurre, ellas entenderán.
—Y ayer, justamente, este hombre con el que llevo viviendo siete años, me dijo que me ama pero que ya no me quiere. ¿Vio? No al revés, sino así. Que me ama pero no me quiere. Cuando le pregunte qué quería decir con eso, me miró con cara de no tener todos los datos, de no manejar suficiente información y salió. Yo recogí a los niños, les puse sus impermeables y cerré la puerta sin tomar la llave. Llevo caminando con los críos desde ayer al mediodía. Sabe, yo canto fados, ¿ha escuchado uno alguna vez? Yo los canto porque me dan placer, no por otra cosa, pero ayer llenaron la tristeza ajena y me permitieron una mesa esquinera sobre la que los niños pudieron dormir.
De ningún sitio en especial salgo a contarle que el corazón tiene seis válvulas y que es un órgano de complejo funcionamiento y —enlazándolo a la conversación— también le cuento que encontré una dirección dentro de un libro que compré hace cuarenta años, antes de conocer a mi marido, y que fui a averiguar quién vivía allí ahora.
—Anoche canté un solo fado, una y otra vez, nadie pareció darse cuenta. Cambié los arreglos, lo entoné de diferentes maneras. Mientras rasgaba las cuerdas de la guitarra, mi vida me pareció uno de los vasos a medio llenar olvidado sobre las mesas de aquella fonda, esos que nadie regresa a ver ni termina de vaciar:
No quiero cantar de amores, los amores son pasos perdidos, son fríos rayos solares, verdes garras de los sentidos, satisfacción injusta, feliz adversidad, son la demencia de los ojos, la alegre fiesta del llanto, furor obediente.
A capela me dio una serenata.
—No puedo presumir de haber llegado a una conclusión.
—¿Su hijo se parece a su marido?
Hago esa pregunta pensando en voz alta, sin esperar una respuesta. Tal vez con cierta preocupación por el repentino atardecer.
–Sí.
Me sonríe y pierde algo de su mirada extraviada mientras tiende sus brazos hacia sus hijos derrumbados de cansancio sobre el pavimento. Se acercan, los abraza con una fuerza que quiere apaciguar mi corazón. Los levanta y mientras marcha calle abajo se van resbalando de sus brazos; cuando están por torcer la esquina veo a los tres, caminando juntos, tomados de las manos. Quiero salir por la ventana para guardar durante un instante más ese retrato junto al recuerdo del hombre que me abrió la puerta de la Murllón y Jorge Juan el día de ayer. Ese hombre pelado, transparente y casi ciego que me vio llegar para la cita a la que pude acudir años atrás. Quizá este instante fuera otra si lo hubiera hecho y esta agitación repentina no sería mía. Despreocupada y contenta estaría ocupada con su cariño antes que ondeando en la plaza pública buscando pláticas ajenas.
Que quede claro que esta historia es verdadera, que no me la contaron, que la viví. Que no la enuncia una narradora y que el autor omnisciente es solo y únicamente yo. Que nadie me transcribe. No pretendo estar en lo cierto aunque ninguna otra versión puede erosionar su valor: el 13 de julio conocí a un hombre y, éste, siete meses después, el 27 de febrero, me traicionó.
Es la primera vez que cuento lo que pasó.
Paciencia.
No es fácil sortear la verdad sin guías ni pancartas explicativas, cualquier camino me puede llevar al extravío. No puedo aventurarme en un comienzo por generalizaciones. СКАЧАТЬ