Название: La vida de José
Автор: David Burt
Издательство: Bookwire
Жанр: Религия: прочее
isbn: 9788412243543
isbn:
¿De quién estamos hablando? ¿No es cierto que podría ser tanto de José como de Jesús? En todos estos detalles (y otros que veremos sobre la marcha), la historia del uno anticipa la del otro. El asombroso paralelismo entre José y Jesús es demasiado claro como para requerir más explicación y, de hecho, ha sido reconocido por miles de creyentes a lo largo de los siglos.
Sin embargo, ¡lejos sea de mí sugerir que José sea un “tipo” de Cristo! Soy perfectamente consciente de que las reglas de la buena hermenéutica que rigen en la actualidad establecen que un personaje del Antiguo Testamento puede ser considerado un verdadero tipo de Jesucristo solamente si el Nuevo Testamento dice explícitamente que lo es; por lo cual no me atreveré a decirlo.10 Me limitaré a sugerir, en palabras de otros comentaristas, que es innegable que muchos de los rasgos [de José] y de sus experiencias prefiguran o ilustran aspectos de la persona y la obra del Salvador.11
Aunque José anticipa la vida de Jesús en muchísimos detalles, algunos de ellos pequeños y que podrían pasar desapercibidos (por ejemplo, en el capítulo 37 observamos la decisión de Jacob de enviar a José a sus hermanos [37:14], la disposición [heme aquí] del propio José de ser enviado [37:13], el despojo de su túnica [37:23] o su venta por monedas de plata [37:28]), sin embargo, los grandes rasgos de Jesús que vemos en José pueden ser resumidos en cuatro ideas:
1 Los dos fueron rechazados por los hombres, pero vindicados por Dios. Esteban, en su gran discurso antes del martirio, estableció que la historia de José (Hechos 7:9-16) forma parte de un patrón establecido a lo largo de la historia de la salvación y que llega a su culminación en el Calvario: el rechazo de los libertadores escogidos por Dios, por la envidia y la incredulidad de sus parientes y amigos; un rechazo que finalmente desempeña su propio papel en la liberación.12
1 Los dos conocieron primero la humillación y, después, la exaltación (Salmo 105:16-24; Filipenses 2:5-11).
1 Los dos son figuras que “van delante” de los demás para llevar a cabo su salvación (Salmo 105:17; Génesis 45:5, 7-8; Hebreos 2:10).
1 La gran moraleja de la historia suena igualmente bien en la boca de ambos: Aunque vosotros pensasteis mal contra mí, Elohim lo encaminó para bien, para hacer como hoy y hacer vivir a un pueblo numeroso (Génesis 50:20).
Así pues, aunque es cierto que los capítulos 37 a 50 de Génesis versan sobre “la vida de José”, también tratan muchas cosas más:
1 Constituyen la parte final de la historia de Jacob y de sus hijos.
1 Significan el cumplimiento de lo profetizado: que es la voluntad de Dios que su pueblo sea forjado en Egipto.
1 Narran la providencia de Dios en la vida de su pueblo, hasta el punto de que las injusticias, los actos violentos, las traiciones y deslealtades, todos son reconducidos por Dios y utilizados para la realización de sus propósitos.
1 Anticipan rasgos y experiencias de la vida de Jesús y establecen patrones de salvación.
Como consecuencia, al examinar estas páginas, además de la ejemplaridad de la vida del propio José sacaremos otras grandes lecciones:
1 Que nuestra vida humana es inseparable de la de nuestra familia carnal y que nuestra vida espiritual es inseparable de la de la familia de la fe. Únicamente Dios sabe cuáles son los traumas que hemos sufrido (y que quizás sigamos sufriendo) a causa de nuestros padres y hermanos. Solamente él conoce la profundidad de las heridas, los complejos y las taras que todos tenemos como consecuencia de nuestra formación. Los años formativos de José fueron terriblemente duros y, sin embargo, cayeron dentro los buenos propósitos de Dios para su vida.
1 Que la voluntad de Dios para nosotros es sacarnos de nuestro Egipto (Oseas 11:1), pero también que seamos formados como pueblo de Dios en medio de Egipto. Hace que no seamos del mundo, pero a la vez nos envía al mundo (Juan 17:14-18). Por tanto, debemos reafirmar nuestra comprensión de que “no tenemos aquí una ciudad que permanece, sino que buscamos la que está por venir” (Hebreos 13:14) y de que “nuestra ciudadanía está en los cielos” (Filipenses 3:20). Debemos asumir nuestra condición de peregrinos y entender la futilidad de echar raíces en este mundo.
1 Que nuestros tiempos y nuestras circunstancias se hallan en las manos del Dios que vela siempre por el bien de sus hijos y, si permite que pasen por momentos de gran aflicción, siempre es con la finalidad de que la prueba sirva finalmente para su bien y para su mayor santificación, madurez y transformación a la imagen de Cristo (Romanos 8:28; Hebreos 12:3-11).
1 Que si la familia de Jacob disfrutó del privilegio de tener en José un salvador y protector que veló por sus intereses, nosotros tenemos el privilegio aún más alto de conocer al Salvador, Protector y Proveedor enviado por Dios. ¡He aquí, uno mayor que José en este lugar!
CAPÍTULO 2 - Una familia disfuncional
GÉNESIS 25:19-37:2
Los antepasados de José
Para entender bien la vida de José, es necesario repasar brevemente la historia de su familia. Los capítulos 25 a 36 de Génesis forman el trasfondo espiritual de la vida de José y nos explican las malas relaciones que parecían endémicas en su familia, por lo cual nos ayudan a entender las tensiones que existían entre José y sus hermanos.
1. El trasfondo espiritual: Tres generaciones de creyentes
Por supuesto, hay un sentido en que José nació en el seno de una familia altamente privilegiada. Su padre era Jacob o Israel; su abuelo era Isaac; su bisabuelo era Abraham. ¡Tres hombres de Dios, tres gigantes de la fe! José era el beneficiario de una gran herencia espiritual. Desde su infancia conocería bien las historias de cómo Dios había llamado a Abraham y establecido con él un glorioso pacto, dándole grandes promesas acerca de su descendencia, y de cómo estas promesas habían sido ratificadas por Dios a Isaac. Su padre le habría contado la historia de cómo Dios se le apareció en Bet-El (28:11-22), renovando las promesas del pacto (28:13-15). Sabría, pues, que él era uno de los herederos del pacto y de las promesas.
Pero no era solamente cuestión de lo que sus antepasados le hubieran contado. Él mismo había podido experimentar la bendición de Dios sobre la familia durante su infancia. Aunque pequeño, había conocido de primera mano la providencia de Dios manifestada en la prosperidad de su abuelo materno, Labán, durante los años en los cuales Jacob trabajaba para él, de manera que Jacob pudo decir a Labán: Tú mismo sabes lo que te he servido, y cómo ha estado tu ganado conmigo, pues poco tenías antes de mi llegada, y mucho fue aumentado, y Adonai te ha bendecido con mi presencia (30:29-30). Después, había visto la buena providencia de Dios sobre el propio Jacob cuando este se independizó de Labán: Y el hombre [Jacob] se enriqueció mucho y llegó a poseer numerosos rebaños, siervas СКАЧАТЬ