Ruina y putrefacción. Jonathan Maberry
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Название: Ruina y putrefacción

Автор: Jonathan Maberry

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги для детей: прочее

Серия: Ruina y putrefacción

isbn: 9786075572116

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СКАЧАТЬ objetaría, pero el cazarrecompensas simplemente encogió los hombros.

      —Sí… Ustedes tienen que ganarse sus raciones como la gente grande, niños. ¡Largo!

      Benny y los otros se pusieron en pie y se encogieron al pasar junto al alcalde. Antes de que llegaran a la puerta, Charlie ya estaba otra vez a toda marcha, contando otra de sus historias, y todos reían. El alcalde escoltó a los muchachos afuera.

      —Benny —dijo con voz calmada, con el sol destellando en la cima pulida de su cabeza afeitada—. ¿Sabe Tom que has estado viniendo aquí?

      —No sé —adujo Benny, evasivo. Sabía muy bien que Tom no tenía idea de que él pasaba un rato cada tarde escuchando las historias de Charlie y el Martillo.

      —No creo que a él le gustara —dijo el alcalde Kirsch.

      Benny sostuvo su mirada.

      —Creo que en realidad no me importa mucho qué le agrada y qué no a Tom —dijo, y luego agregó—: Señor —como si la palabra pudiera mejorar de algún modo el tono de voz que acababa de usar.

      El alcalde Kirsch se rascó su barba negra y espesa. Abrió la boca para decir algo y volvió a cerrarla. Lo que hubiera querido decir se lo guardó. A Benny le pareció bien porque no estaba de humor para una reprimenda.

      —Váyanse ya, muchachos —dijo Kirsch al fin. Se quedó de pie en el porche de la tienda por un rato, pero cuando Benny estaba en el otro extremo de la calle y miró hacia atrás, vio al alcalde volver a entrar en la tienda.

      El alcalde y su familia vivían en la casa contigua a la de Benny, y él y Tom eran amigos. El alcalde Kirsch siempre estaba hablando de lo duro que era Tom y de lo buen cazador que era y del buen ejemplo que ponía a todos los cazarrecompensas. Bla, bla, bla. Benny se sentía vomitar. Si Tom era tan buen ejemplo como cazarrecompensas, ¿por qué los otros cazarrecompensas nunca contaban historias sobre él? Ninguno presumía de haber visto a Tom patear el trasero de cuatro zombis a la vez. Ni siquiera Tom hablaba de eso. Jamás le había hablado a Benny acerca de lo que hacía afuera, en Ruina. ¿Qué tan aburrido podía ser? Benny pensaba que al alcalde le faltaba un tornillo. Tom no podía ser modelo para nadie.

      Chong dijo que debía prepararse para el trabajo. Estaba programado para un turno de seis horas en la torre y se veía contento por eso. Benny y Morgie encontraron a su amiga Nix Riley, una chica pelirroja con más pecas de las que nadie podía contar, sentada en una roca junto al arroyo, escribiendo en su libreta con cubiertas de cuero. Se había quitado los zapatos y tenía los pies en el agua. El esmalte carmín en las uñas de sus pies relucía como rubíes bajo el agua ondulante.

      —Hola, Benny —dijo Nix con una sonrisa, observándolo debajo de sus rizos alborotados, rojos y áureos—. ¿Qué tal va la búsqueda de trabajo?

      Benny gruñó y se retiró los zapatos. El agua fría era como una fiesta alegre en sus pies acalorados. Morgie se agachó y se sentó al otro lado de Nix, y comenzó a desatarse sus pesadas botas de trabajo.

      Le contaron acerca de Charlie y el Martillo, y la reprimenda del alcalde.

      —Mamá no me deja acercarme a esos tipos —dijo Nix. Ella y su madre vivían solas en una casita junto a la muralla occidental, en la parte más pobre del pueblo. Hasta aquel último invierno, Nix había sido una pequeña flaca y desgarbada, un chico más y no tanto una niña. Como Chong, Nix era una ñoña y siempre tenía varios libros en su morral, pero al contrario de Chong, Nix quería escribir sus propios libros. Siempre estaba garabateando poemas y cuentos en su libreta. De entre todos, ella siempre había sido la verdadera geek, pero aquello había cambiado en los últimos diez meses, Ahora Nix no era más una figura sin curvas, y Benny comenzaba a incomodarse a su lado. Especialmente en días calurosos en los que ella vestía una blusa ajustada y pantalones cortos. Entonces le era difícil dejar de mirarla —y especialmente a lo que se tensaba bajo aquella blusa— y lo hacía sentirse extraño. Nix antes era como Morgie y Chong. Ahora era una chica. Ya no había manera de ignorarlo.

      Lo que lo hacía peor era que Benny estaba bastante seguro de que Nix estaba encaprichada con él. A él también le gustaba ella, aunque hubiera preferido cortarse un brazo antes que decirlo. Incluso a Chong. Salir con una amiga era un viejo tabú en su grupo. Él y Chong habían hecho un juramento de sangre cuando tenían nueve o diez años. Nix era realmente linda, y a él le gustaba mirarla, pero salir con ella hubiera sido como salir con Chong. Además, con una chica a la que conocía desde que los dos habían dejado de usar pañales, no había oportunidad alguna de que ella pensara que él era interesante. Sí, a ella ya le gustaba él, pero ¿qué pasaría si empezaban a salir y ella intentaba descubrir sus secretos, sólo para enterarse de que no tenía ni uno? O peor, ¿qué pasaría si él la invitaba a salir y resultaba que Nix realmente no tenía interés en él? Benny no se podía imaginar lidiando con el rechazo de alguien que sabía todo acerca de él y a quien vería a diario. Todo el asunto hacía que Benny quisiera golpear su cabeza contra una pared.

      —¿Cómo es eso? —preguntó Morgie. La pregunta devolvió a Benny a la conversación.

      —Es complicado —dijo Nix, mirando la luz del sol reflejada en el agua—. Y mamá no me quiere decir todo, pero creo que ella y Charlie tienen alguna clase de rencilla pasada o algo así. A ella realmente no le agrada. No tengo permiso de estar cerca a menos que Mamá lo esté. O el alcalde Kirsch o Tom.

      Ella empujó a Benny con el pie mientras hablaba.

      Benny fingió no darse cuenta.

      —¿Por qué Tom? —preguntó.

      —A mi mamá le gusta.

      —¿Le gusta? ¿Quieres decir que le agrada como le simpatiza Pirata, el perro de ustedes, o le gusta, le gusta?

      —Le gusta, le gusta —ella lo miró de reojo—. Tom es apuesto.

      —Eso está mal —dijo Benny.

      —Ustedes dos se parecen mucho, ¿sabes? —continuó Nix.

      —Ya mátenme, por favor —pidió Benny a los cielos.

      —¿Por qué no puedes estar cerca de Charlie sin tu mamá o Tom? —preguntó Morgie. Al contrario de Benny, Morgie estaba encaprichado con Nix. Y más que por su nueva figura. De hecho le gustaba. Morgie no había hecho un juramento de nunca salir con amigos, y Benny no podía comprender cómo era capaz de fijarse en Nix sin sentirse raro al respecto.

      —Ella dice que él a veces no trata como se debe a las chicas.

      —¿Qué se supone que significa eso? —preguntó Benny, con voz más dura de lo que se había propuesto.

      Nix lo miró largamente.

      —A veces puedes ser muy ingenuo.

      —Repito, ¿qué se supone que significa eso?

      —Significa que tipos como Charlie parecen creer que cualquier cosa en la que ponen las manos les pertenece. Mi mamá tiene miedo de quedarse sola con cualquiera de ellos, y yo tampoco querría encontrármelos en un callejón oscuro.

      —Estás loca.

      —Tú no eres una chica —dijo Nix—. O déjame decírtelo de otro modo: eres un chico, así que probablemente eres incapaz de entenderlo.

      —Yo СКАЧАТЬ