Del lamento a la revelación. John Harold Caicedo
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Название: Del lamento a la revelación

Автор: John Harold Caicedo

Издательство: Bookwire

Жанр: Религия: прочее

Серия:

isbn: 9781953540393

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СКАЧАТЬ frase: No puedo respirar, no puedo respirar. Pero puede ser demasiado tarde.

      Escogiendo el papel de víctima.

      “…Ah, señor mío, si Jehová está con nosotros, ¿Por qué nos ha sobrevenido todo esto?” (Jueces 6:13a)

      Son casi las 10 de la noche. Estoy en mi cama y por tres días llevo esperando el resultado de la prueba que me realicé para determinar si tengo el covid-19, un virus que apareció de repente en un año en el cual nadie parecía preparado para enfrentar la crisis que trajo este inusual acompañante al empezar la segunda década del siglo XXI.

      Finalmente me llega el mensaje esperado: “Hola, John, esta es una notificación automática acerca de su reciente examen del covid-19 de esta compañía. Siga el enlace que está abajo y mire sus resultados.”

      Desde hace unos días me he venido sintiendo con mucho dolor en el cuerpo y congestión nasal, por lo tanto creo saber los resultados. Mi esposa, que se enfermó primero, ha perdido el olfato y el gusto, por lo tanto estamos solo esperando corroborar lo que tanto tememos: estamos contagiados del virus que ha contaminado a millones de personas alrededor del mundo, ha paralizado economías, ha hecho perder empleos a millares, ha cerrado negocios, acabado espectáculos públicos, ha cerrado las escuelas, los conciertos, los teatros, los cines, los lugares de espectáculos, los conciertos, ha hecho cancelar miles de vuelos, ha creado terribles problemas en los gobiernos, ha cerrado las iglesias; en pocas palabras, ha puesto al mundo de cabeza trayendo consecuencias terribles a todo nivel.

      Efectivamente el resultado es el esperado: somos positivos. La verdad, por estos tiempos es negativo ser positivo, y es muy positivo ser negativo. (Espero me comprendan. No son efectos del virus.)

      En realidad esta noticia es ahora muy común en casi todos los lugares del mundo, y aún más en California, Estados Unidos, donde vivimos.

      En el momento en que escribo este libro, los hospitales prácticamente están colapsados, a muchas personas las están regresando a sus hogares sin posibilidad de atenderlas, las estadísticas hablan de millones de contagiados y de personas que fallecen a diario, los servicios de salud no dan abasto para atender a tantos enfermos que llegan necesitados de atención urgente y es difícil establecer prioridades en cuanto a la atención a los pacientes o a resolver llamadas de emergencia que copan los servicios de atención inmediata. Estamos en tiempos demasiado complicados para la humanidad entera.

      ¿Estábamos preparados para algo así? ¿Hay alguien que tenga respuestas para tantos interrogantes? ¿Habrá algo que la Iglesia pueda hacer en estos tiempos? ¿Cuál debe ser esa respuesta?

      Soy pastor de una iglesia hispana en la ciudad de Fontana, California, una ciudad ubicada aproximadamente a 60 millas al este de Los Ángeles. Con una población de 218. 573 habitantes, de acuerdo a la página oficial de la ciudad, constituyéndose en la 18ª ciudad más grande del Estado y la 102 en todos los Estados Unidos. Tiene un gran crecimiento, especialmente de población hispana que llega aproximadamente a un 40% del total.

      Con mi trabajo pastoral he enfrentado grandes retos en este año, de la misma manera que cada pastor, ya sea hispano o de cualquier otra raza. De hecho, estamos en un momento en el cual nos enfrentamos continuamente a dilemas éticos en cuanto a cómo responder frente a la situación que vivimos, con el agravante de que, hagas lo que hagas, siempre perderás, pues no podrás darles gusto a todas las personas.

      Si te sigues reuniendo te acusan de irresponsable; si por el contrario le dices a las personas que vean solo los servicios online te dicen que eres un cobarde. Si le dices a la gente que no use un tapabocas, eres un desconsiderado que desobedece las normas del gobierno; pero si les dices que lo usen entonces la pregunta es dónde está tu fe como cristiano, y peor aún como pastor.

      Si visitas a los hermanos, no tienes conciencia del peligro que está pasando y los pones en riesgo, pero si no los visitas entonces es porque no tienes amor por ellos.

      Si encargas a otros para comunicarse con los hermanos, no es suficiente porque todos quieren saber qué tan cuidadoso es el pastor con sus ovejas, pero si los llamas entonces deberías ocuparte más bien en preparar tus sermones que en estar usando tanto el teléfono.

      Si te quedas en casa sin salir es porque estás asustado, pero si decides salir por unos días con los tuyos a descansar un poco, entonces eres un irresponsable porque deberías estar el frente de la iglesia afrontando la realidad de lo que está sucediendo.

      En fin, este es un tiempo en el cual los dilemas surgen por todas partes mientras las congregaciones se ven disminuidas y las ovejas se dispersan escuchando a predicadores de cualquier otro lugar (y quizás dejando para otra ocasión escuchar el mensaje de su propia congregación)

      Después de unos meses de haber empezado esta pandemia se hizo una encuesta en el medio cristiano para determinar el comportamiento de los creyentes en épocas de crisis por parte de la organización Barna.

      Este estudio de Barna, realizado entre Abril y Mayo del 2020, determinó que la tercera parte de la población cristiana en los Estados Unidos no volvió a atender ningún servicio religioso durante el tiempo de la pandemia, ya sea en persona u online.

      Es decir uno de cada tres cristianos se apartó completamente de la práctica de su fe.

      Solo un 19 % de los creyentes han estado atendiendo semanalmente el mensaje de su congregación y un 73% dice que tan solo ha atendido un servicio religioso al menos una vez al mes.

      El 14 % se ha cambiado de iglesia persiguiendo a algunos predicadores conocidos.

      El 50% de los jóvenes, la mitad de nuestra juventud cristiana se apartó de la iglesia también.

      Estas estadísticas nos muestran algunas cosas que deberían preocuparnos realmente como creyentes.

      Primero que todo, hay una gran incertidumbre en cuanto a lo que le espera a la iglesia cuando todo se normalice. Aun puede faltar mucho tiempo para eso, pero no será ninguna sorpresa que muchas iglesias hayan llegado casi al punto de desaparecer, mientras otras encontrarán en sus bancas a un gran número de personas que no eran parte de esa congregación antes de la pandemia.

      Pero lo otro es aún más preocupante.

      Es tener que reconocer que nuestro cristianismo, al analizar la forma de comportarnos frente a las crisis, al parecer podía tener mucho de ancho, pero poco de profundo.

      La predicación de un evangelio diluido, acomodado al gusto, de prosperidad, de vidas egoístas, de búsqueda de bendiciones particulares, de ambiciones, de declaraciones de fe a través de las cuales el ser humano pasó a ocupar la preeminencia, ha ocasionado que cuando el creyente se tiene que enfrentar a crisis y dificultades, no parece tener respuestas apropiadas.

      Un evangelio que no transforma sino que complace, que acomoda al nuevo creyente en un estilo de vida que no le exige ninguna transformación sino más bien intenta satisfacerle todos sus gustos, es solo una parte que explica lo que está sucediendo hoy en día en el mundo cristiano.

      Hace algunos años atrás se hizo otra encuesta en los Estados Unidos acerca de lo que la gente común consideraba que es lo más importante, lo más relevante del cristianismo.

      La respuesta fue realmente desesperanzadora, pues para un gran segmento de la población norteamericana el cristianismo es importante únicamente para llevar a cabo bodas y funerales.

      Esa es la СКАЧАТЬ