E-Pack HQN Victoria Dahl 1. Victoria Dahl
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Название: E-Pack HQN Victoria Dahl 1

Автор: Victoria Dahl

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Pack

isbn: 9788413756462

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СКАЧАТЬ a reír. Sin embargo, al verlo en la cocina su risa cesó de golpe. Él estaba apoyado en la encimera con la cabeza agachada y los hombros tensos. No se estaba riendo.

      Molly tuvo un momento de pánico cuando él se giró a mirarla con unos ojos tan oscuros como una noche de tormenta. Ella no quería tener una conversación seria, no quería que la obligara a explicar exactamente en qué trabajaba, ni cuál podía ser su futuro.

      —Deja que vea cuál es el vino que tienes —le dijo.

      Ben se cruzó de brazos y siguió mirándola fijamente.

      Molly se metió las manos en los bolsillos e intentó no darle la sensación de que se sentía culpable, pero al final, él se apartó de la encimera y fue a tomar una botella de vino blanco del frigorífico. Eso le dio a Molly la oportunidad de salir de la cocina y hacer un tour por el resto de la casa. En el pasillo había más fotos colgadas en las paredes, entre las puertas de uno de los baños y los tres dormitorios. Ella se detuvo ante el más grande de todos.

      Estaba limpio, pero no perfecto. La cama estaba deshecha, y había un par de pantalones de deportes en el suelo. El cabecero de la cama era de troncos de pino gruesos y pulidos, y la colcha era de color marrón oscuro.

      La habitación encajaba con él. Era sencilla, un poco dura, pero también suave en algunos detalles sorprendentes.

      Había una fotografía junto a la cama, más grande que las demás. Aquella era en color. La imagen del atardecer, del sol poniéndose entre montañas sombrías, bajo un cielo azul marino.

      Ben apareció y le entregó la copa de vino.

      —Ben, tienes un gran talento. Deberías…

      —Lo hago para mí. Es una de las pocas cosas con las que no tengo que estar en guardia.

      —Bueno, yo no sabía que fueras un artista. Cada día que pasa te vuelves más sexy, Profesor. ¿Quieres que vayamos a la cama?

      Él arqueó una ceja con irritación, y esa no era la reacción que ella esperaba.

      —Había pensado que deberíamos hablar. Tener una conversación.

      —Ah.

      No se trataba de que ella no quisiera hablar con él, pero la cama era un territorio mucho más seguro. Una conversación con Ben era algo sincero, complicado y emocional. Peligroso. Tuvo la tentación de quitarse la camisa sin más, pero él volvió al salón, y ella tuvo que seguirlo.

      Ben se sentó en el sofá y cruzó las piernas. Ella se detuvo para mirarlo, porque tal vez no hubiera otra noche como aquella, y era muy guapo. Él dio unos golpecitos en el asiento de al lado.

      —Vamos, ven. Te prometo que no voy a intentar sonsacarte información sensible.

      Ella volvió a pensar en quitarse la camisa, pero decidió que podía guardar aquel as en la manga si era necesario durante la conversación. Si él le preguntaba algo sobre Cameron, por ejemplo, o por su vida en el negocio del sexo.

      —¿Cómo está tu madre? —le preguntó ella mientras se sentaba a su lado.

      —Bien. Este año se jubila. Ha llamado para preguntar por ti.

      —¿Y se ha enterado de todo?

      —Parece que yo soy el último en conocer la existencia del Tribune online. Ella ha leído las historietas, y me ha llamado para decirme que siempre le caíste muy bien.

      El corazón le dio un salto en el pecho al oír aquello.

      —Tu madre es encantadora.

      —Lleva un año saliendo con un hombre —dijo él de sopetón, como si todavía fuera una sorpresa.

      —¡Es estupendo! —exclamó ella, y se echó a reír al ver la expresión dubitativa de Ben—. No me digas que es su primer novio desde tu padre. Vamos.

      —Creo que sí. Por desgracia, me mencionó que se sintió como si fuera virgen de nuevo. Así que creo que… —Ben carraspeó.

      —¡Vaya! Entonces ya era hora de que se divirtiera.

      —Supongo que sí. Eh, ¿qué querías decir con eso de Ricky Nowell?

      Después de atragantarse con el vino, ella consiguió preguntar, con un jadeo:

      —¿Eh?

      —Dijiste que había sido horrible contigo.

      —¡Ah, sí! Bueno, no fue nada. Cosas de adolescentes.

      —Me dijiste que habías perdido la virginidad esa noche, Molly. ¿Es cierto?

      —¿Estabas prestando atención a eso? Vaya.

      —¿Perdiste la virginidad esa noche y viniste para hablar con tu hermano sobre ello?

      —No.

      —Me quedé muy preocupado por ti cuando te fuiste. Ni siquiera pude ir a buscarte. Estaba con una chica… y no estaba vestido.

      —Oh, lo recuerdo perfectamente.

      —Por favor, cuéntame qué pasó.

      —¿Ahora? —preguntó ella, y él asintió—. Bueno, está bien. Yo vine porque esa noche me había peleado con Ricky. Habíamos salido juntos, y me dijo que si no quería hacerlo habíamos terminado. Yo me indigné y vine a tu casa porque… no sé por qué. Supongo que quería decírtelo y que tú también te indignaras.

      —Lógico.

      —Así que entré sin llamar y ¡tachán! Ahí estabas tú. Desnudo. Y muy ocupado.

      —Exacto.

      —Y yo había estado imaginándote desnudo. No podía… No pude apartar la vista. Se me estaba rompiendo el corazón, pero lo único que quería era quedarme ahí y mirarte.

      —Oh, Molly.

      —¡Lo sé! ¡Fue terrible! —dijo ella, y le dio una palmadita en el brazo para rebajar la tensión—. Pero también fue liberador para mí. Yo nunca me había dado cuenta de que te estaba esperando, pero en aquel momento lo supe. Y el verte con otra chica me liberó de eso. También me excitó mucho, así que decidí hacerlo.

      —Con Ricky.

      Molly se encogió.

      —Eh… sí. Fue un gran error. O más bien, pequeño. Fin de la historia.

      —Pero tú dijiste que Ricky fue horrible contigo.

      —Eso fue hace diez años, Ben, y yo era muy tonta. ¿Por qué te importa ahora?

      —Porque sí.

      —Está bien —refunfuñó ella—. Me encontré a Ricky fuera de The Bar. Le dije que quería hacerlo, y él me complació encantado. Afortunadamente es miembro del club de los penes pequeños, así que fue decepcionante, pero solo un poco incómodo. Me divertí mucho СКАЧАТЬ