Название: Deseo en la toscana - Sin piedad - Un magnate despiadado
Автор: Susanne James
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Omnibus Bianca
isbn: 9788413486130
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–¿Sucede algo, Laura? –preguntó Fabian.
–No… no sucede nada. Sólo me preguntaba si te importaría que me saltara el postre para volver a trabajar cuanto antes. Estoy deseando ponerme a…
–¡Quiero que te quedes hasta que termine la comida! –dijo Fabian, sorprendido y furioso a la vez–. No estoy acostumbrado a que mis invitados se levanten en medio de la comida y se vayan. Por importantes que sean tus obligaciones, tendrás que esperar.
Consciente de que todas las miradas se habían vuelto hacia ella, Laura sintió que su rostro se acaloraba. Lo único que había pretendido era escapar de una situación en que se sentía incómoda, y era cierto que estaba deseando seguir adelante con el trabajo para el que había sido contratada. Pero, en lugar de ello, lo único que había logrado había sido ofender al único hombre al que no se podía permitir ofender. Fabian había vuelto a prestar atención a la deslumbrante criatura que tenía a su lado, pero su expresión y la especial firmeza de su arrogante mandíbula confirmaron las sospechas de Laura. Sintiéndose abatida además de acalorada, tomó un largo sorbo de su vaso de agua con la esperanza de aliviar su bochorno además de su sed.
Laura se había despedido afectuosamente de su amiga Carmela cuando finalmente había partido para su luna de miel y había pasado el resto de la tarde familiarizándose con sus nuevos deberes. Había llamado para presentarse a varias de las compañías que iban a brindar sus servicios la noche del concierto y había enviado una última remesa de invitaciones para la plantilla de un hospital cercano.
Acababa de encargar por teléfono el envío de un ramo de flores de parte de Fabian a la formidable Aurelia Visconti, que iba a alojarse en una villa cercana hasta después del concierto, cuando su jefe asomó la cabeza por la puerta. ¿Habría algo entre éste y la bella cantante de ópera? Era lógico especular al respecto después de cómo había reclamado la cantante su atención durante la comida… aunque Carmela le había mencionado que su jefe estaba divorciado y sin compromiso.
–¿Qué tal te vas haciendo con todo?
–De momento bien.
–¿Sin problemas?
–Nada que no pueda manejar.
–Bien. Sólo he venido para decirte que voy a salir y que no me esperes hasta el final de la tarde.
–De acuerdo.
–Mañana te trasladarás a mi despacho.
–Oh… ¿es realmente necesario? Empezaba a acostumbrarme a este sitio… El traslado podría hacerme perder un tiempo muy valioso para la organización del concierto.
–Apenas te llevará tiempo acostumbrarte. Tendrás que estar cerca de mí para hacer preguntas y para hablar con otras personas y solucionar problemas. Todo será más fácil si estamos juntos. ¿Necesitas preguntarme algo antes de que me vaya?
–Nada que se me ocurra en este momento.
Laura trató de no mostrarse afectada por la noticia de que iba a trabajar en el mismo despacho de Fabian. El incidente que había tenido lugar durante la comida le había hecho sentirse aún más consciente de él, y deseaba borrarlo cuanto antes de su memoria. Pero también se sintió frustrada al no tener la opción de preguntarle más sobre el concierto.
La breve conversación que habían mantenido sobre la vida y su planificación había despertado su curiosidad sobre cómo veía aquellos temas Fabian. ¿Sería aquel concierto aniversario una tradición para él y su familia? ¿Le parecería una responsabilidad excesiva y demasiado cara?
–En ese caso, buenas tardes y que disfrutes de la cena que va a prepararte María –dijo Fabian a la vez que esbozaba una sonrisa–. Es una cocinera excepcional y prepara la mejor lasaña de Italia. Ciao!
A continuación, Fabian se fue, dejando tras sí un agradable aroma a sándalo.
Laura se preguntó si iría a visitar a Aurelia.
Impaciente por el hecho de que aquellas irrelevantes consideraciones ocuparan su mente, se apoyó contra el respaldo de la silla, liberó su pelo de la cinta que lo sujetaba y suspiró al sentir que su cuello y hombros se relajaban.
Poco después de que Laura terminara de comer la deliciosa lasaña preparada por María, y cuando la mayoría de los trabajadores, músicos y cantantes ya se habían ido, la mansión quedó sumida en un apacible silencio. Aún resonaba en su mente el eco de la maravillosa música con que habían sido regalados sus oídos a lo largo del día, y se hizo consciente de que, a pesar de todo, se sentía más feliz que hacía mucho tiempo. Había vuelto a ver a una amiga a la que había echado mucho de menos y le había surgido la oportunidad de trabajar en un entorno realmente idílico. ¿Sería una señal de que su vida iba a mejorar?
Mientras tarareaba suavemente una de las melodías que había escuchado a lo largo del día, introdujo en su sobre la última invitación para la cena que tendría lugar después del concierto, a la que estaban invitadas algunas de las principales autoridades locales, y la colocó sobre las demás. A continuación se arrodilló en el suelo para abrir dos cajas de cristalería que aún le quedaban por desembalar. Al hacerlo sintió un ligero y familiar dolor en un muslo, pero el delicioso aroma de las glicinias que llegaba por la ventana la distrajo y un momento después estaba cantando despreocupadamente la melodía que unos momentos antes tarareaba.
Cuando Fabian en el vestíbulo de la villa se quedó momentáneamente paralizado. La voz que se escuchaba cantando era tan dulce, tan exquisitamente pura, que apenas se atrevió a respirar. ¿Quién era aquel ángel? Estaba segura de no haberla escuchado antes. De lo contrario no la habría olvidado. ¿Se trataría de alguna joven recientemente contratada por la compañía?
Cuando la canción acabó, Fabian soltó el aliento y movió la cabeza en mudo asombro. ¡Tenía que conocer a aquella cantante!
Llevaba unos minutos buscando en vano por la casa cuando volvió a escucharse la exquisita voz. Fabian permaneció un momento quieto para localizar su origen y se encaminó hacia el despacho que estaba ocupando Laura en lugar de Carmela. Su tensión fue aumentando con cada paso que daba. Al entrar en el despacho vio a su secretaria eventual de espaldas a él, colocando unos archivos en una estantería. Notó que se había descalzado y que se había soltado el pelo, que caía delicadamente sobre sus hombros. Pero lo que más le impresionó fue comprobar que era la dueña de aquella exquisita voz.
No dijo nada, pues tenía intención de permitir que terminara de cantar antes de dirigirse a ella, pero Laura dejó de cantar de pronto y se volvió hacia él con una expresión ligeramente asombrada.
–¡Oh!
–Tienes una voz exquisita. No sabía que cantaras así.
–Espero no haberte molestado. Sólo estaba manifestando mi felicidad por estar aquí, en tu maravillosa casa. Siempre canto cuando me siento feliz.
–No te disculpes. Tienes un talento notable, Laura. Carmela no me había mencionado que cantaras.
–Hacía СКАЧАТЬ