La niña halcón. Josep Elliott
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Название: La niña halcón

Автор: Josep Elliott

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги для детей: прочее

Серия: Sombras sobre Skye

isbn: 9786075572239

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СКАЧАТЬ qué?

      —Quedarme con las Avispas, como parte de mi capacitación. Pensé que si los observaba armar un nuevo barco, tal vez podría aprender cómo arreglar uno, en caso de que algo se estropee mientras estamos mar adentro —no sé de dónde me sale el valor para hacer semejante propuesta—. Además, la bahía está bastante alejada. Tal vez sería mejor para mi salud permanecer en el enclave —y suelto una tosesita lastimosa para subrayar mi propuesta.

      Maighstir Ross no es ningún tonto. Debe saber que no me está yendo demasiado bien como Pescador, pero trabajar en un oficio distinto al que te fue asignado se considera dùth. Así que mi petición es casi ilegal. Su expresión se suaviza y veo una leve insinuación de sonrisa.

      —Muy bien —dice—, pero debes aprender únicamente de lo que ves. Eres un Pescador, y valdría la pena que te hicieras a la idea.

      —Sí, Maighstir.

      —Ahora, reposa. Necesitamos que estés sano y en buenas condiciones para la Ceremonia.

      Cualquier rastro de amabilidad que había en su mirada desaparece en el momento en que menciona la Ceremonia. Fue un cambio muy sutil, pero alcancé a notarlo. Sopla el farol con fuerza, y sume el bothan en la oscuridad. La puerta hace ruido cuando sale.

      Intento dormir, pero mil ideas hormiguean en mi cerebro. Casi todas tienen que ver con la Ceremonia, por supuesto. La declaración se hizo hace una semana. Cuando me convocaron por primera vez al círculo de reuniones, todo mi cuerpo vibraba de emoción. Sabía que recibiría mi dreuchd, o sea, la vocación de mi vida. Había estado aguardando ese momento desde que cumplí los catorce. Ser parte de la comunidad que practica un oficio y trabajar por el bien del clan es el honor más grande que uno pueda tener.

      Mi entusiasmo se desvaneció cuando me nombraron Pescador. Tuve que esforzarme por ocultar mi desilusión. Al fin y al cabo, todas las labores son importantes. Me enorgullezco de ser un Pescador. En verdad. Y los ancianos debieron tener una buena razón para tomar esa decisión. Es cosa de que yo trabaje duro para ser mejor.

      En cuanto se hizo el anuncio, los demás Pescadores entraron al círculo y me untaron todo el cuerpo con las vísceras de un pescado que acababan de abrir. No fue la experiencia más disfrutable, a decir verdad, pero así es como ha sido siempre. En consecuencia, yo estaba empapado y apestando a pescado cuando, poco después, me convocaron al círculo una vez más. Di un paso al frente, mientras la sangre goteaba de mis escuálidos brazos.

      Con la vista del clan entero sobre mí, me forcé a evitar los temblores por el frío. Jamás había sabido de nadie a quien convocaran dos veces en la misma noche, así que me puse en guardia de inmediato, pensando en lo peor. Fue Maighstir Ross quien hizo la declaración, mirándome fijamente a los ojos. Dijo que sería un “gesto crucial para garantizar las relaciones diplomáticas por muchas generaciones venideras”. Un silencio enfermizo siguió, y no fue sino hasta que Maighstir Ross gritó: “Que Clann-a-Tuath siempre conserve su fuerza”, que todos levantaron sus puños y lanzaron vítores. Sin embargo, los rostros no conseguían ocultar su confusión.

      Pero es algo que sucederá. Ya se han hecho todos los arreglos.

      Me voy a casar.

      Con una chica de la isla de Raasay.

      Nadie quiere que ese casamiento se celebre, y yo menos que ninguno. El matrimonio no es lo correcto, todo el mundo lo sabe. Sin importar lo que me digan los ancianos, es evidente que la única razón por la cual fui “escogido” es porque tengo la edad adecuada y porque es muy poco probable que me oponga.

      Todos me dicen que es un gran honor, pero sólo lo dicen para hacerme sentir mejor. Hay seis clanes en Skye, y ninguno ha permitido casamientos en más de un siglo, así que seré el único casado en toda la isla. Ni siquiera Maighstir Ross pudo ocultar su desprecio por lo que está a punto de suceder. Nadie querrá tener nada que ver conmigo después de la ceremonia, lo sé. No seré más que un recordatorio ambulante de la debilidad de nuestro clan.

      Clann-a-Tuath siempre ha sido un clan orgulloso, firme frente a enemigos y aliados, tanto en la isla de Skye como allende el mar. ¿Por qué, entonces, poner en entredicho nuestras creencias en este momento?

      Definitivamente, hay algo más detrás de esta unión de lo que los ancianos nos han contado. Hay algo que los ha llevado al borde de la desesperación. Algo que escapa a su control. Sea lo que sea, sólo puede ser algo malo.

      -Desde el principio, les dije que era una mala idea.

      —Esas palabras no nos llevan a ninguna parte, Clyde.

      —Lo que quiero decir es que esto iba a suceder tarde o temprano. Y si seguimos con ella ahí arriba, será sólo cuestión de tiempo que pase otra vez.

      —Estoy de acuerdo. Ha demostrado que no es persona de fiar en puestos de responsabilidad.

      —Más que eso, debemos discutir también un castigo. Esa chica merece ser castigada.

      Hay muchas voces hablando así que no es fácil saber quién dice qué. Se supone que no debo estar en el bothan de los ancianos, porque no es un lugar público, lo cual significa que no puedo entrar sin permiso. Por eso estoy escondida. Y estaré en problemas muy serios si llegan a encontrarme.

      —¿No creen que retirarla de su labor será suficiente castigo?

      —Vamos, fue un error accidental. No pretendía hacerle mal a nadie —quien acaba de hablar es Maighstir Ross, creo. Es el jefe del clan durante esta luna, lo cual quiere decir que es la persona más importante. Hay siete ancianos y cada luna cambian de jefe, para ser más justos.

      —Ya sé que no pretendía hacerle mal ni daño a nadie, pero eso no impidió que lo hiciera. Fue una suerte que nadie resultara ahogado. Y eso sin contar con que perdimos un barco. A las Avispas les tomará semanas reemplazarlo.

      —Clyde tiene razón. Son tiempos de peligro estos que vivimos. No podemos arriesgarnos a que nada ni nadie ponga en riesgo a nuestro clan. Sobre todo, después de lo que le sucedió a Clann-na-Bruthaich.

      —No estamos seguros de qué le sucedió a ese clan. No tenemos certeza.

      —Tenemos certeza: los deamhain los invadieron. Eso quiere decir que aquí estamos expuestos. Y que somos vulnerables, además. En especial con ella como primera línea de defensa —es Maighstir Clyde quien dice eso. No me agrada mucho porque a veces puede ser odioso.

      —Siempre supimos que era un riesgo convertir a Agatha en Halcón, pero permítanme recordarles que ella siempre ha sido uno de los miembros más esforzados y leales de este clan —dice Maighstir Ross.

      —Y además es una retarch, y por poco mata a doce personas.

      —Ya basta, Clyde.

      Por primera vez desde que comenzó la reunión, todos guardan silencio. Es cierto, casi mato a todas esas personas. No era mi intención. Fue un accidente. Ahora los ancianos están decidiendo qué hacer conmigo. Estoy aquí porque quiero saber. Vine después de la comida matutina, cuando nadie me veía. Nadie vive en este bothan. Sólo se usa para reuniones. Por eso lo construyeron alejado de los demás, sobre la colina. Es circular y dentro sólo hay siete sillas y el enorme baúl en el que estoy metida. El baúl tenía muchas cosas adentro, así que tuve que sacarlas primero y ocultarlas. Fue un buen plan. Entonces, me metí en el СКАЧАТЬ