El ayuno como estilo de vida. Dr. Jason Fung
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Название: El ayuno como estilo de vida

Автор: Dr. Jason Fung

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия:

isbn: 9788418000997

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СКАЧАТЬ estado consumiendo menos carne y productos lácteos y han reemplazado las grasas animales por aceites vegetales. Han estado comiendo más cereales, frutas y verduras. ¿Y qué ha ocurrido? Pues que afrontamos un tsunami de obesidad como el mundo nunca ha visto.

      Sin embargo, debido a la opinión predominante de que la obesidad es el resultado de un defecto del carácter, los estudios revelan sistemáticamente que los individuos obesos son vistos como subordinados, compañeros de trabajo y jefes menos deseables. Son percibidos como desagradables, emocionalmente inestables, flojos y carentes de autodisciplina. Esto siempre me ha parecido un poco extraño. Considerando la medida en que la mayoría de las personas han intentado perder peso, no se puede decir que les falte disciplina; esta es una de las valoraciones menos acertadas que se podrían hacer sobre la mayoría de la gente con sobrepeso a la que he atendido en la consulta. Y como suele ocurrir, las mujeres son juzgadas con mayor dureza que los hombres. Un 60 % de las mujeres con sobrepeso consideran que han sido discriminadas por este motivo; en el caso de los hombres, el porcentaje es del 40 %.

      El problema es que la mayoría de los defensores del modelo de las calorías entrantes y salientes tienen una visión demasiado simplista del cuerpo humano. Creen que la obesidad es solo un problema en sí misma y no el asunto más complejo que en realidad es.

      Comencemos con la parte de las «calorías entrantes» de la ecuación. La mayoría de los «expertos» en nutrición dicen que este aspecto está determinado por los alimentos que consumimos. Esto es verdad. Pero también es un enfoque simplista. ¿Qué es lo que hace que nos metamos esos alimentos en la boca? Hay muchas posibilidades: el hambre. Las emociones. El estrés. Los medicamentos. Debemos abordar la causa raíz del problema, no la causa inmediata.

      En cuanto a la parte de la ecuación que son las «calorías salientes», la mayoría de los «expertos» en nutrición creen que este aspecto está determinado por el ejercicio, o la cantidad de pasos que damos en un día. Pero esto solo representa una parte muy pequeña de las calorías que quemamos en un día. El destino de la inmensa mayoría de las calorías es el metabolismo; proporcionan la energía que necesitan el cerebro, el corazón, los pulmones, los riñones, el hígado y los otros órganos y sistemas.

      En la enfermedad que es la obesidad, ¿qué es lo que hace que las calorías entrantes superen a las calorías salientes, con la consecuencia de que se acumula grasa? Un simplón diría: «La cantidad de comida que ingieres y la cantidad de ejercicio que haces». Pero un conocimiento más detallado de la fisiología humana permite inferir que el principal problema es el hambre y el metabolismo. Podemos decidir qué es lo que queremos comer, en efecto, pero no podemos elegir tener menos hambre. Y podemos decidir hacer ejercicio, pero no determinar que nuestro hígado use más energía. Por lo tanto, si no podemos tomar decisiones conscientes sobre el hambre y el metabolismo, que son los factores causales más importantes del aumento de peso, la obesidad no es el resultado de un defecto personal. No es el resultado de la falta de fuerza de voluntad. Se debe a que la persona no tiene determinados conocimientos.

      Volvamos al tema de los prejuicios en torno al peso. En Estados Unidos, el efecto del peso sobre los ingresos potenciales es asombroso; tiene un impacto significativo en el salario, pero el resultado no es el mismo en los hombres y en las mujeres. En el caso de las mujeres, cuanto más delgada seas, más dinero ganarás, incluso si tu peso es treinta y dos kilos inferior al peso promedio. De hecho, a las mujeres se las castiga por cualquier aumento de peso, y las muy delgadas ganan unos veintidós mil dólares más que las que tienen el peso promedio. Y los ingresos de las mujeres que tienen mucho sobrepeso son unos diecinueve mil dólares inferiores a la media.

      En el caso de los hombres ocurre lo contrario; ganan más cuanto más pesan, excepto cuando alcanzan la cima de su profesión. Tanto los hombres como las mujeres se topan con el famoso techo de cristal si están obesos, es decir, si su índice de masa corporal (IMC) es superior a 30. En cuanto a los hombres, según un estudio de 2009, solo el 4 % de los altos ejecutivos eran obesos, en comparación con el 36 % de la población masculina general. Pero el 61 % de los altos ejecutivos tenían sobrepeso (determinado por un IMC de entre 25 y 29,9), lo que es indicativo de un grado de tolerancia hacia quienes tienen un peso que solo es un poco superior al promedio. El mismo estudio reveló unas diferencias mucho más acentuadas en el caso de las mujeres. Solo el 3 % de las altas ejecutivas eran obesas, en comparación con el 38 % de la población general. Pero solo el 22 % de las altas ejecutivas tenían sobrepeso, en comparación con el 29 % de la población general.

      Estas estadísticas son impactantes y son uno de los factores que me motivan en mi labor de desestigmatizar la obesidad y dar a todo el mundo las herramientas que necesita para vivir la vida con la mejor salud posible.

      Lo que diferencia al ayuno de otros

       planes de pérdida de peso

      1 ES SOSTENIBLE. No es un plan de alimentación a corto plazo, en el que se elimina un grupo de alimentos durante algunas semanas hasta haber perdido el peso deseado. Es un estilo de vida sostenible a largo plazo.

      2 ES GRATIS. No hay alimentos especiales ni artimañas para que compres determinados productos. De hecho, con el ayuno ahorrarás dinero.

      3 ES FLEXIBLE. Deja de picar entre horas, sáltate una comida o ayuna durante un día entero. Personaliza un plan que funcione para ti.

      CAPÍTUO 3

      Las hormonas y el

       Hambre Acosadora

      EVE MAYER

      Antes creía que el hambre era una acosadora. Era más grande, fuerte y mala que yo, y estaba presente en mi casa, en el trabajo, en casa de mis padres, en la calle... En todas partes. Pero a diferencia de lo que uno puede hacer ante los niños acosadores, no podía alejarme de ella corriendo o decirle lo que ocurría a mi maestra. Creía que solo había una forma de hacer que el Hambre Acosadora desapareciera: ¡alimentarla!

      El Hambre Acosadora insistía en que consumiera cantidades ingentes de alimentos no saludables para satisfacerla, y comí tanto a lo largo de los años que la cantidad requerida para sentirme llena fue aumentando. Incluso me redujeron el estómago quirúrgicamente (¡tres veces!), lo cual no bastó para aliviar mis ansias. El Hambre Acosadora siempre parecía presentarse en momentos inoportunos, cuando toda mi atención debía estar centrada en lo que estaba sucediendo en mi vida y no en lo que quería meterme en la boca. Mi estómago gruñó ruidosamente en la graduación de mi primo, en el jardín de infancia al que llevaba a mi hija y en una reunión introductoria con un cliente que podría haberme ayudado a hacerme rica.

      El Hambre Acosadora me golpeaba el cerebro cientos de veces al día, por lo que comía en exceso, generalmente entre seis y diez veces, tratando de acallarlo. A veces quería azúcar, así que comía el suficiente como para tener un subidón y hacer que el Hambre Acosadora se calmara. Ese subidón fue durando cada vez menos en el transcurso de los años, y mi reacción fue consumir cada vez más dulces. El subidón que obtenía con el azúcar no tardó en verse reemplazado por el dolor de ingerir demasiada comida y un sueño profundo, parecido al coma, que me separaba temporalmente de mis sentimientos en una dulce liberación.

      No siempre había pensado que el hambre era una acosadora. Cuando era joven, la veía como una parte natural de la vida. Pero cuando engordé más y mi hambre aumentó en la adultez, me limité a aceptar que se me daba peor que a otras personas lidiar con el hambre. Creí que no tenía fuerza de voluntad y que mi cuerpo y mi mente tenían algún tipo de tara. Esto me parecía extraño, ya que podía superar a la mayoría de la gente en todas las demás situaciones de mi vida. ¿Por qué me sentía tan impotente frente al peso y la salud? No podía entenderlo.

      Fue СКАЧАТЬ