Название: La historia de una buena mujer
Автор: Silvia Somaré
Издательство: Bookwire
Жанр: Философия
Серия: Los del camino
isbn: 9789877620634
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Por este tiempo al matrimonio Zavalía le toca vivir una situación difícil y Catalina debió apelar a “la guía de su corazón” que estaba lleno de Dios. Los enfrentamientos políticos y las calumnias, fruto de la decadencia de la Confederación, originaron acusaciones por las que el coronel Zavalía fue separado, en 1859, del mando del regimiento y acusado de entregar armas para un motín. Hubo diferentes presiones para que se lo detuviera y su propia esposa las evitó; la situación se hizo insostenible y el Coronel fue a la cárcel a principios de 1860, junto a otros compañeros de armas. El hecho fue motivo de los titulares de los diarios de la época. Catalina, frente a la situación indefinida de su marido y la calumnia pública de la que era objeto ella y su familia, escribió junto a otras 13 mujeres una carta fechada el 29 de marzo de 1859 dirigida al gobernador Mariano Fragueiro en la que expresaban:
El clamor de las madres y esposas de los que gimen hace 35 días en la cárcel… se elevan hacia usted para implorar unidas, después de haber apurado separadamente mil gestiones sin fruto al objeto de recabar una medida que mitigue siquiera las horribles angustias en que aquellos yacen y la situación peligrosa que los consideramos. Es por este poderoso motivo en que hemos resuelto presentarnos por sí, a nombre de estos infelices y al de muchas otras madres y esposas que se hallan en nuestro caso y al de la humanidad y de la civilización. (11)
Aclarada la situación, su esposo recuperó la libertad y la misma prensa se encargó de limpiar su nombre. Entre tanto, Catalina protegió a sus hijastros, defendió a su marido, no hizo lugar a su condición de mujer para dirigirse a través de una carta a la autoridad máxima de la provincia y con mucha claridad, y hasta, osadía le plantea el problema. Es un escrito que, sin ahorrar palabras fuertes, dotada de sagacidad y sentido común, describe la situación con diplomacia y firmeza, argumenta desde lo particular a lo general llegando a usar el nombre de la humanidad y la civilización. Si nos ponemos en el lugar de ella, no fue fácil atravesar esos días. Su marido pasible de ser fusilado en una época sin código civil, las calumnias de la prensa, el mismo gobierno en contra y los hijastros a su cuidado. Ya se vislumbra aquí la fortaleza de Catalina y la decisión a buscar la dignidad de los demás sin ahorrar diligencias, en una época en donde la mujer debía quedarse dentro de la casa. “El corazón le mostró la salida.”
Mientras esto ocurría, el cordobés Santiago Derqui asumía la presidencia de la Confederación Argentina y nombraba como primer edecán a un incondicional de la causa confederada: el coronel Zavalía, esposo de su prima Catalina. Por esta razón, el matrimonio se traslada a vivir a Paraná.
En esa ciudad siguieron con sus tareas apostólicas, entre ellas organizar tertulias para recoger dinero destinado a las viudas de los militares caídos en las guerras de la Confederación, amigos o enemigos. Manuel comentaba que mientas las otras mujeres se preocupaban de vestidos y aderezos, Catalina pensaba cuándo oiría la Misa. En un viaje en barco de Paraná a Buenos Aires le decía a uno de sus compañeros “ya verás que lo primero que me va a preguntar cuando lleguemos es qué Iglesia queda más cerca para ir a misa”, y no se equivocó pues fue lo primero que hizo su esposa. Hay testigos que frecuentaban la casa que cuentan que “Zavalía solía rodearse de amigos divertidos y alegres” (12), pero la santidad y seriedad de su esposa imponía respeto, porque sabía unir en su trato la cultura y los finos modales (13).
De la estadía en Paraná data el nacimiento y muerte de la hija, que referí en el capítulo La Historia.
Un nuevo enfrentamiento sacudió el país Esta vez fue la batalla de Pavón, en septiembre de 1861, donde las fuerzas de Buenos Aires de la Confederación terminaron con la presidencia de Santiago Derqui. Entonces, la familia regresó a Córdoba. El coronel Zavalía decidió retirarse de la vida militar dedicándose a administrar los campos de su familia, situados en el norte de la provincia de Córdoba, en la zona de El Tío. Hacia fines de marzo sufre tres “ataques” (14) en un día Catalina “es avisada y sale raudamente para auxiliarlo pero llega cuando su amado esposo había fallecido”. (15) Era el 30 de marzo de 1865. Catalina, quien expresó que se “había muerto el ser que más amaba después de Dios”, quedaba viuda a los 41 años y con la “gran preocupación de no poder asistirlo en el momento de la muerte” (16). Entonces ofreció muchos sacrificios y oraciones por su descanso eterno. Acudió a doña Petrona Núñez, a quien todos tenían por santa, para comunicarle sus temores. Ella la tranquilizó diciéndole que se había salvado pero, si ella lo deseaba, le haría manifestar el alma de su esposo. Catalina aceptó con la condición de que fuese en la Iglesia. Y así fue unos días después en el momento de comulgar en la Iglesia Santo Domingo, por lo que quedó consolada por la seguridad de la salvación de su alma (17). Una vez más experimentó que “el corazón siempre te guía para encontrar la magia que tiene la vida”.
Estos caminos muy raros y este estado bien diferente (18) que, según sus propias palabras, vivió Catalina nos dejaron también su testimonio como mujer casada, como esposa. Declaraciones de la Positio dicen que, con frecuencia aconsejaba a matrimonios que estaban en problemas animando principalmente a las mujeres (19). También, a partir de la relación con Zavalía, nos asomamos a la visión equilibrada que tenía de los varones. En una época masculinizada, de exaltación de la virginidad y con una vocación a la vida consagrada, tuvo una relación normal con su esposo y no se atisban sometimientos, sino una vida a la par, de complemento y de respeto mutuo. Valoró su rol y su tarea, como también logró que él valorara la de ella. Ejemplos de este tipo se repiten en la relación con otros varones con los que le tocó interactuar.
Catalina esposa “confió en su corazón”, en el corazón de Jesús y “siguió adelante viviendo la vida”.
1- Memorias, 20.
2- Positio, 33.
3- Positio, 41.
4- Apuntes, 53.
5- Apuntes, 56.
6- Apuntes, 53.
7- Positio, 45.
8- En ese momento ya tenía 14 años.
9- Positio, 47.