Casi amor. Chiara F. Citterio
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Название: Casi amor

Автор: Chiara F. Citterio

Издательство: Bookwire

Жанр: Книги для детей: прочее

Серия: Casi amor

isbn: 9789878332222

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      Capítulo 8

      Felicitaciones, Emma

      Emma

      Theo me sostiene el pelo mientras termino de vomitar. Me limpio la boca como puedo y lo miró con mi mayor cara de vergüenza. Él me sonríe y saca una pastillita de menta de su bolsillo. Este idiota no para de sorprenderme.

      Un rato después, estamos en casa. Es una suerte que me hayan dado mi propio juego de llaves y que nadie nos vea llegar. Todavía estoy mareada. Si ya de por sí me da náuseas ir a velocidad en un auto, con un bebé en la panza, me siento peor.

      Pienso en mi embarazo y me mareo más. Suerte que él está cerca y me sostiene. Me apoyo en su hombro. Me inunda su perfume, me siento bien así.

      —No vi que bebieras como para que te hayas sentido mal…

      ¡Qué dulce! Piensa que vomité por alcohol. Ay, ya quisiera.

      —No tomé ni una gota. Alguien me tiró la copa cuando iba a beber…

      —Ni me hables de ese infeliz de Logan. Vi cuando le puso un polvo a la bebida y entendí todo. Te quería llevar al descampado para aprovecharse.

      —¿Y por qué me eligió a mí?

      —Porque llegaste conmigo.

      «Buen punto», pienso.

      —Y porque eras la más linda de la fiesta —añade.

      Casi me desmayo. Nos quedamos unos minutos en silencio, creo que es la primera vez que no pienso y solo me dejo llevar por el momento. Cuando estaba con Nate, siempre pensaba qué hacer o qué decir para que él me quisiera.

      Y ni así lo conseguí.

      —¿Y Félix? —pregunto, para llenar el silencio.

      —Se fue a la casa de una chica. Me mandó un mensaje.

      —Ah… ¿y tú?

      —Yo, ¿qué?

      —¿Por qué no escapaste con tu novia?

      Se ríe con su voz ronca

      —¿Inés? Ella no es mi novia. Es mi…

      —Entiendo —lo interrumpo.

      Ahora, el silencio sí es incómodo, por lo que simplemente me levanto. Le doy un abrazo y le agradezco con sinceridad lo que hizo por mí.

      —Cuando quieras volver a vomitar, aquí estoy.

      Me río y me voy. Al llegar a mi habitación, busco mi pijama y voy hasta el baño a lavarme los dientes y a darme una ducha.

      Cuando ya estoy en la regadera, dejo que el agua corra, tibia. Me toco la panza. Al salir, suspiro. Me pongo mi pijama violeta y regreso a mi cuarto con las zapatillas puestas, enciendo la luz y me dejo caer en la cama.

      Busco el celular que dejé dentro de mi cazadora. Son las 2:21 de la madrugada; en Londres las 10:21 así que llamo a Bella.

      —¡Amiga! ¡Cómo te extraño! No me llamaste ni una sola vez desde que llegaste. Solo un mensaje… cuéntame todo, ya.

      ¿Por dónde empezar? ¿Por la espera en el aeropuerto o por los ojos celestes de Theo? Mmm… Mejor esto último no se lo cuento a mi mejor amiga.

      Cuando corto con ella, me encuentro con tres llamadas perdidas de Nate. ¿Qué debería hacer? ¿Le devuelvo las llamadas o le escribo? Opto por esto último.

      Dos días menos para volver a ver tu estúpida cara.

      Me acomodo para dormir, pero escucho que suena mi teléfono:

      Dos días y ya te extraño con locura. No sé cómo voy a aguantar todo el verano sin ti.

      Antes, su mensaje me hubiese llenado de alegría como para una semana, pero aunque aún me emocionan sus palabras, no causan el mismo efecto en mí.

      Le quito el sonido a mi celular y decido irme a dormir. Sé que me va a seguir escribiendo, pero ya no quiero hablar más con él.

      Apago la luz, cierro los ojos. Hago volar las zapatillas por el aire cuando unos ojos celestes aparecen en medio de la oscuridad y me hacen gritar. O casi, porque en el instante en que iba a hacerlo, Theo pone sus manos en mi boca.

      Lo tengo a centímetros de mí. Su respiración se funde con la mía, sus labios cerca de los míos.

      —Perdón… No quise asustarte. —Retira sus manos de mi boca y me mira como si esperara que le diga algo.

      Lo único que siento es ganas de pedirle que me bese, ya, ahora.

      Pero me callo.

      Él me acaricia, se acerca y… ¿me va a dar un beso?

      Pero no, solo me besa en la mejilla con suavidad. Se acerca a mi oído y susurra:

      —Quería asegurarme de que estabas bien. Ahora me puedo ir tranquilo…

      Asiento, aunque, en el fondo, tengo ganas de decirle que no se vaya, que me abrace, que me siento sola y que tengo miedo. Miedo de ser una madre adolescente, miedo de haber creído estar enamorada de mi mejor amigo, miedo de darme cuenta de que quizá lo que sentía por Nate no era amor.

      Theo me mira antes de irse desde el umbral de mi puerta. Se ve increíblemente guapo a media luz, sus ojos brillan, o quizá yo veo mal, porque cuando él cierra la puerta estoy llorando.

      Capítulo 9

      Sorpresa playera

      —Emma, Emma, Emma, despierta —chilla Donna.

      Abro los ojos y la luz me pega en el rostro como un faro cegador. Mi amiga y Mark me están sonriendo mientras gritan para que me levante.

      —Vamos, llegaremos tarde y quiero surfear antes de que se vayan todas las olas —explica Mark mientras Donna revisa mi valija, que todavía tengo que ordenar. Ella me lanza unos shorts y una remera blanca, junto con un traje de baño.

      «¿Surfear? ¿Será peligroso para el bebé?», me pregunto.

      —¿Cómo entraron? —inquiero.

      —Tu mamá nos abrió la puerta. ¿Qué piensa? —responde Donna como si me conociera de toda la vida.

      Mark nos apresura para ir a la playa.

      —No sé surfear…

      No quiero decir la verdad: «Mmm… el problema es que hay un niño dentro de mí».

      —Por eso, te enseñaré. —Mark me guiña un ojo y me levanta de un tirón.

      ***

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