Jesús, Nacido En El Año 6 «antes De Cristo» Y Crucificado En El Año 30 (Una Aproximación Histórica). Guido Pagliarino
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СКАЧАТЬ documentos, y de gran valor para la investigación, poseemos, del siglo IV, el Vaticanus, que contiene casi toda la Biblia y el Sinaiticus, con el Nuevo testamento prácticamente completo, mientras que las hojas del Antiguo se han perdido en su mayor parte. Del siglo V y todavía más importante, porque reproduce todo el Testamento, tenemos, siempre entre otros, el Alexandrinus del Museo Británico, el Codex Ephraemi de la Biblioteca Nacional de París y el Códice de Beza de Cambridge (en latín además de en griego).

      Es verdad que algunos fragmentos neotestamentarios se han datado todavía más próximos a los hechos, concretamente al hecho de Jesús, documentos considerados por algunos estudiosos de en torno a la mitad del siglo I.

      Sobre todo, un fragmento clasificado como 7Q5, que contiene trece cartas todavía legibles, en varios renglones, que pertenecerían al capítulo 6, versículos 52-54 del Evangelio de San Marcos, los cuales, completos, dicen «… porque no habían comprendido el hecho de los panes, al estar su corazón endurecido. – Al acabar la travesía llegaron a Genesaret y atracaron allí. Apenas desembarcaron, la gente lo reconoció». Para empezar, en 1972, José O’ Callaghan sugirió que esta coincidencia y también que otro fragmento recuperado, el 7Q4, se referiría al Nuevo Testamento y exactamente que se tratara de letras de la Primera Epístola de San Pablo a Timoteo, capítulo 4, versículo 1: esta segunda hipótesis ha sido contestada casi unánimemente, pero, según el estudioso y docente Harald Riesenfeld, luterano bultmaniano convertido al catolicismo, el fragmento incluiría realmente letras de la Primera Epístola de San Pablo a Timoteo, 4, 1, que, en su totalidad dice: «El Espíritu afirma claramente que en los últimos tiempos habrá algunos que renegarán de su fe, para entregarse a espíritus seductores y doctrinas demoníacas». También la hipótesis sobre el 7Q5 ha sido contestada por algunos, pero asimismo ha recibido la aprobación de no pocos estudiosos. El 7Q4 y el 7Q5 forman parte de los manuscritos del Mar Muerto, encontrados en unas grutas en Qumrán entre 1947 y 1955 y guardados en Jerusalén y son, en orden de recuperación, el cuarto y quinto documento descubiertos en la séptima gruta, gruta-custodia cerrada, como otras en la zona, para proteger de los romanos esos y otros escritos, antes del 68. Este es el año de la aniquilación de Qumrán por parte de la legión Fretensis, tras la revuelta hebrea que habría llevado en el año 70 a la destrucción de Jerusalén y su templo.

      Además, tenemos tres fragmentos, que son parte del ya citado papiro P64, guardado en colegio universitario Magdalen, descubiertos en Egipto a finales del siglo XIX por Charles Bousfield Huleatt y que muestran seguramente frases del Evangelio de San Mateo, capítulo 26, versículos del 6 al 16, en los que se describe la unción de Jesús en casa del leproso Simón y la traición de Judas Iscariote. Según el investigador Carsten Peter Thiede, los fragmentos P64 Magdalen se escribieron entre el año 40 y el 70. Pero para este documento no hay, como en el 7Q4 y el /7Q5, un hecho bien datado, como la destrucción de Qumrán: como ya he indicado, otros investigadores establecieron en su momento, en el año 1950, que el P64 Magdalen era de finales del siglo II.12

      Capítulo III

      SOBRE LA RESURRECCIÓN

      Es natural empezar con Jesús crucificado y, para los creyentes, resucitado: como desgraciadamente no todos, ni siquiera todos los cristianos, saben con claridad, el cristianismo se funda en realidad esencialmente a partir de la resurrección de Cristo. No sobre los diez mandamientos, como se oye tantas veces, incluso a algún cristiano desinformado: sobre Jesús resucitado. No, aunque menos imprecisamente, sobre el ama a Dios y ama y sirve al prójimo, incluido el enemigo. Hay no creyentes que aceptan este principio y tratan de ponerlo en práctica. Como veremos con más detalle, según el cristianismo13 también ellos están en Dios, aunque para ellos Jesús es solo un hombre que enseña y aplica este mandamiento nuevo, «un hombre entre los mejores, si no el mejor», como he oído decir a una persona justa y atea, «y de quien se puede, por tanto, tratar de seguir su ejemplo». Sí, pero Jesús dice ser «el camino, la verdad y la vida», se proclama expresamente Dios-Hijo de Dios y, si no lo fuera, se trataría de un loco o de un gran embustero: sería un hombre irrelevante, no el mejor de los hombres. Para que sea el mejor debe ser también Dios y puedo ahora decir más exactamente que el cristianismo se basa en Cristo, que, resucitando, demuestra ser Dios y que todo lo que ha dicho y hecho viene de Dios.

      Nada se crea, nada se destruye

      En su Diccionario filosófico, Voltaire se burla de la idea de la resurrección del cuerpo, que para los cristianos es un dogma. Da el ejemplo de los muertos en la guerra, cuyos cadáveres son sepultados en el campo de batalla. Sobre sus despojos, con el tiempo, crecen plantas, se cultivan y recolectan mieses que adquieren la materia de los cadáveres. Pájaros y seres humanos se alimentan de esos frutos, y además los segundos de la carne de esos animales, adquiriendo así en sus cuerpos las moléculas de otros seres humanos difuntos. ¿Cómo van a resucitar los cuerpos si su materia pertenece a más personas?, concluye sustancialmente, burlándose, el gran filósofo.

      Hay que precisar qué entiende por cuerpo resucitado el cristiano (si conoce el Nuevo testamento). En contra de lo que pensaba Voltaire, no se refiere a nuestras moléculas. San Pablo, en la Primera Epístola a los Corintios,14 dice claramente que, a imitación del de Jesús resucitado, nuestro cuerpo resucitará de otra manera, de forma gloriosa espiritual y, en concreto, que nuestro cuerpo animal-material y además psíquico al estar dotado de razón-yo, se transformará en cuerpo glorioso y pneumático (espiritual) eterno. Lo dice después de haber antepuesto una alegoría, la de que si se siembra un grano y nace una espiga, la cual es en cierto modo esa semilla, pero, en sentido estricto, ya no es el grano, que se ha marchitado: ninguno de los de la espiga es el grano sembrado, sino, de una nueva forma gloriosa, esa espiga entera es la semilla marchitada.15

      Por tanto, es mejor no estudiar el cristianismo con el Diccionario filosófico de Voltaire, quien, evidentemente, al burlarse de la resurrección basándose en el principio del nada se crea y nada se destruye, no conocía el Nuevo Testamento. Todavía hoy se oye decir que, ante los descubrimientos de la ciencia, el dogma de la resurrección de Cristo ya no es sostenible. Por el contrario, la química y la física no cuentan, no tiene ninguna importancia que la materia del cuerpo de un sepultado acabe en la de una planta o que los seres humanos coman sus frutos e incorporen esa materia: para el cristianismo, lo que resucita es nuestra persona en forma sublime y gloriosa espiritual, es algo que tiene que ver con lo Trascendente que no se puede conocer: Jesús, para quien cree en los Evangelios, al presentarse resucitado a los apóstoles, entra en un lugar cerrado, pasa, por decirlo así, a través de las paredes, algo que sería irreconciliable con el principio de la impenetrabilidad de los cuerpos si el Resucitado trascendente estuviera hecho de materia inmanente. ¿Cómo puede ser trascendente la materia? El cristiano tiene la curiosidad de experimentarlo cuando sea el momento. Por ahora, tiene lo que dice San Pablo y lo que afirma la Primera Epístola de San Juan: 16 «Desde ahora somos hijos de Dios, y lo que seremos no se ha manifestado todavía. Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal cual es».

      Capítulo IV

      SOBRE LA HISTORICIDAD DE JESÚS

Saduceos, fariseos, escribas

      En los Evangelios se habla a menudo de saduceos, fariseos y escribas, que se relacionan con Cristo, como enemigos, hasta conseguir del procurador de Roma, Poncio Pilatos, su condena a muerte. Puede ser oportuno, antes de proseguir, explicar estas figuras.

      Se llaman saduceos a los pertenecientes a familias sacerdotales, junto a sus apoyos laicos. Se proclaman los herederos de las tradiciones saduceas, es decir de los descendientes del antiguo sacerdote Sadoq o Saduq, que vivió antes del exilio de Babilonia: de ahí su nombre. СКАЧАТЬ



<p>12</p>

  Fuentes: C. P. Thiede y Matthew D’Ancona, Testimone oculare di Gesú; AA.VV., Il Cristianesimo questo sconosciuto; Michel Quesnel, La storia dei Vangeli; y, para la noticia del códice relativo a Virgilio, Sebastiano Saglimbeni, «Sulle Bucoliche virgiliane e i luoghi della natura», en la revista Le Muse, 1, 2002, A.G.A.R Editrice.

<p>13</p>

   Más exactamente, para el cristianismo católico, tras el Concilio Vaticano II, ya que hay protestantes que lo niegan, e incluso algunos católicos, entre los integristas, que no ven favorablemente este concilio.

<p>14</p>

1 Cor 15, 39-49: al ser parte del Nuevo Testamento, para los creyentes es Palabra de Dios.

<p>15</p>

  Hablo más a fondo de esto en La vita eterna – Saggio sull’immortalità tra Dio e l’uomo, Prospettiva Editrice, 2003, escrito en 1998 y ya publicado por mí mismo, por primera vez en e-book MS Reader nel 2001, bajo el título L’eterno corpo umano.

<p>16</p>

  1 Jn 3,2.