Название: La Mano Negra
Автор: Javier Tapia
Издательство: Bookwire
Жанр: Изобразительное искусство, фотография
Серия: Colección Nueva Era
isbn: 9788418211270
isbn:
—Pregunta compleja: Cuestionar al auditorio sobre algo que se sabe de antemano no va a poder responder; lanzándole una pregunta contradictoria o paradójica; utilizando un lenguaje especializado e incomprensible para la mayoría, sin importar si el mismo es parte del discurso, porque puede ser útil para cambiar de tema, desprestigiar al oponente, o simplemente para distraer la atención creando dudas o pretendiendo una elevación “experta” del discurso. A veces basta con salirse por las ramas del tema central para que el discurso parezca complejo, o mentir sobre una mentira inicial, provocando que el auditorio crea que tiene opinión y que piensa cuando lo que en realidad hace es desviarse del tema. Las mentiras hacen compleja a la realidad, creando toda clase de pareceres y haciendo que corran ríos de tinta sobre algo que no existe, que es una burda mentira o a que a veces es, cuando mucho, una media verdad. Los datos puros, las cuentas, las estadísticas, los números, suelen aburrir al auditorio por que los hechos puros y duros, racionales y exactos le parecen complejos, cuando la verdadera complejidad del discurso se encuentra en los vericuetos que amplían el argumento, pero no lo explican.
—Accidente y accidente inverso: o incorrecta utilización de los modos de razonamiento deductivo e inductivo, es decir, apelar al todo por un caso particular, o extrapolar un caso particular al todo. Generalizar o particularizar: “todos los alemanes son cuadrados”, “si eres español eres corrupto”, etc.
—Causa falsa: Cuando la premisa del discurso es falsa, vacua e inconsistente, pero se le presenta como verdad sólida apelando a supersticiones, estereotipos, ideologías, moralinas o lugares comunes, desde tradiciones milenarias, hasta programas de televisión, novelas, canciones o películas que son comunes en la cultura o incultura del auditorio. También puede utilizarse como anzuelo utilizando una causa de buena apariencia, noble, sana y justa, para coaccionar al auditorio en aras de un bien futuro, con falsas promesas, ilusiones vanas y propuestas utópicas, ingenuas y hasta infantiles, cuando la verdadera causa es vender, recaudar y vivir parasitariamente del auditorio. Las grandes religiones son maestras especializadas en las causas falsas, y las han enseñado muy bien a los Estados y a las grandes firmas comerciales.
Ludwig Wittgenstein,
“el lenguaje interpreta el hecho”.
—Tautología: O circularidad viciosa o “virtuosa” donde los hechos se explican por sí mismos sin dar explicación alguna: “es así, porque así es”, “esto es lo que hay, y no hay más”, “como podemos ver”, “como podemos apreciar”, “la vida es así, porque así es la vida y no hay más que decir”, “el amor nace del amor”, “es consecuencia lógica de”. Ludwig Wittgenstein en su juventud positivista defendió la tautología (“el mundo es lo que es”), para atacarla ferozmente en su madurez (“el mundo no es lo que es, sino como lo interpretamos a través del lenguaje”). Con la tautología se intenta desvirtuar los discursos analíticos del oponente, con la ventaja de que el auditorio prefiere los discursos simples que no le hagan pensar, y abomina y huye de los discursos que le obligan a ejercitar el cerebro.
—Premisa contradictoria: O de disonancia cognitiva que lanza dos conceptos, ciertos o no, que se contraponen en una misma acción o pensamiento siendo válidos o aceptables los dos: “no se debe comer carne, aunque sea indispensable para nuestra correcta nutrición”, “viaje y disfrute de la más sana y exuberante naturaleza a bordo de su gran vehículo de combustión interna y hecho de plástico y de metales”. Muy útil en publicidad política, ideológica o comercial. “La vida del feto no es vida, aborta (cuando la vida es vida, independientemente de intereses personales, religiosos o morales)”, “ser feminista es ser igual a los hombres y tener las mismas oportunidades (que son obviamente machistas y esclavos del sistema)”, “la chispa de la vida (a pesar de su incidencia en la mortalidad por diabetes que la bebida provoca)”. Lo curioso es que, a pesar de ser contradictoria, esta falacia funciona eficaz y eficientemente sobre el comportamiento del auditorio, dándole la posibilidad de estar siempre a favor y en contra de lo que se le propone.
—Equívoco: Intencionado o no intencionado en el enunciado base del discurso, o bien a partir de un error o una mala información previa no contrastada, diseñado para provocar más equívocos y errores, o simplemente enunciado sin tomar en cuenta la fuente y la veracidad del mismo, como se hace frecuentemente en el periodismo y en las redes sociales, con buena o con mala intención. Toda base argumental debe tener una fuente fidedigna, una hipótesis, un desarrollo, una contrastación de datos y una síntesis, que explique el qué, el cómo, el cuándo, el dónde y el por qué, ya que de no hacerlo así, incurrirá inevitablemente en el equívoco, que tampoco suele importarle mucho al auditorio, aunque sí puede serle útil al contrario para descalificar legítimamente a esta falacia.
—Ambigüedad: “Esta piedra puede ser blanca, pero también puede ser negra”, “ni sí, ni no, sino todo lo contrario”, “todo es relativo”. El verdadero relativismo no es que las cosas puedan ser de muchas maneras, cambiantes y ambiguas, ni que todo sea dependiendo del cristal con el que se mira, sino que tienen una relación contextual con el objeto de estudio, es decir, no tienen nada de ambiguo, ya que la ambigüedad es un comportamiento, hecho, palabra o expresión que puede entenderse o interpretarse de diversas maneras, y que en los discursos se utiliza tanto para confundir al auditorio y al orador contrario, como para evitar profundizar en el tema, ya sea por desconocimiento o por no haber preparado bien el discurso, como insinuar que lo relativo es igual a lo ambiguo, porque la cultura del auditorio así lo entiende y no escuchará explicaciones más elaboradas y certeras.
Aristóteles, padre de la lógica y la escolástica
—Falsa analogía: O comparaciones imposibles. “Esto se da por esto otro”, “esto es igual o se parece mucho a esto otro”, “si lo hizo mengano, lo hará fulano”, “todos somos iguales”, “el capitalismo es mejor que el socialismo”, “el socialismo es mejor que el capitalismo”, “los alumnos tienen, o deberían tener, los mismos derechos que los profesores”, “ustedes como nosotros”, “todos somos iguales delante de la ley”. Las falsas analogías a menudo suenan muy bien al auditorio que no tiene más visión del mundo que la de su propia cultural, de su propio entorno, de su propio sistema político, de su propio y pequeño pueblo, que es la medida de sus conocimientos, pensamientos, emociones y cerebro, por lo que los oradores, experimentados o no, pueden utilizarla sin miedo, porque a menudo el orador oponente está en la misma posición que el auditorio, o sabe que rebatir “las verdades de los lugares comunes” será inútil y le ganará más adversarios que adeptos.
Actualmente hay quien recoge más de ciento cuarenta falacias, y ya no quedan muchos oradores, pregoneros o juglares que hagan uso de ellas para exponer sus ideas y sus argumentos (con excepción de curas y predicadores, que las siguen utilizando para ganar adeptos y diezmos), ya que a partir del siglo XVIII nace la prensa escrita y periódica, superando al simple panfleto que se olvidó en la Edad Media, pero que ya se utilizaba en Roma.
Einkommende Zeitungen, en la Alemania de 1660, es considerado el primer periódico occidental de la historia.
En 1557, en Corea, circuló brevemente un panfleto (Jobo) que hablaba de las intimidades de palacio, y Suetonio, en el siglo I de nuestra era, escribía y publicaba la historia rosa, sexual y amorosa de los césares, СКАЧАТЬ