Название: La Mano Negra
Автор: Javier Tapia
Издательство: Bookwire
Жанр: Изобразительное искусство, фотография
Серия: Colección Nueva Era
isbn: 9788418211270
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El poder es el peor de los vicios de la humanidad, como lo fue de los dioses, capaces de hacer cualquier cosa por conseguirlo.
El secreto
La minería es una práctica y una ciencia tan antigua como adelantada a su tiempo, que guardó sus secretos de extracción y transformación durante milenios.
Por ejemplo, conocía las propiedades del amianto, y guardó este conocimiento para sí, hasta que los alquimistas del Renacimiento lo redescubrieron.
El de los canteros es uno de los gremios, o secta, más antiguo, el cual, y según cuentan las leyendas, tuvo nexos en todo el mundo donde se extraían piedras y minerales, y solo entre ellos se contaban los secretos de la talla y el transporte de grandes bloques, con tal discreción, que hoy en día todavía los arquitectos e ingenieros modernos no se explican cómo trabajaban y cómo transportaban las piedras a lugares lejanos, para que otro gremio antiguo, el de los constructores (masones en la Baja Edad Media y el Renacimiento), levantara los túmulos, las pirámides, los palacios, los templos, o tallara directamente en las montañas o en las cuevas toda clase de construcciones que parecen imposibles o hechas por visitantes de otros planetas.
Muchos secretos fueron tan bien guardados, que desaparecieron del todo tras producir verdaderas maravillas, o nunca salieron del grupo y ni siquiera podemos imaginarlos.
Alquimistas, astrólogos, magos, brujas, chamanes, santones, monjes y hombres sabios se llevaron sus secretos a la tumba, y muchos de los que desvelaron, hoy son parte de la orgullosa ciencia, como la química, la física, la astronomía, la herboristería y la medicina.
Otros secretos han sido desvelados o redescubiertos, puestos en manos de la industria o de la academia, los cuales y para el público lego que no estudia o que solo tiene una carrera universitaria pero sin acceso a determinadas especialidades, muchos secretos de las artes y las ciencias siguen siendo todo un misterio, como las matemáticas, la física nuclear, la física cuántica, la nanotecnología, etcétera.
El poder del conocimiento
Saber algo que los demás no saben puede ser muy productivo, pero también completamente inútil.
Nikola Tesla, el conocimiento sin poder
Imagínese que usted sabe transmutar el plomo en oro, el viejo sueño de los alquimistas, tendría suficiente con cuatro lingotes de plomo para vivir como rey el resto de sus días. Si revela su conocimiento, este perderá valor, y solo un buen registro de patente le asegurará ganancias; de otra manera, poniéndolo al servicio de la humanidad y liberándolo de costos, el oro no valdrá más que el plomo y usted habrá hecho un pésimo negocio.
El conocimiento, por tanto, solo es útil, económicamente hablando, si es bien gestionado, algo que muchos sabios en ciencia no saben hacer, porque al conocimiento de la química o de la alquimia hay que añadirle el conocimiento de las patentes, de la bolsa de valores y del uso y la distribución del dinero.
Thomas Alva Edison no fue un gran inventor, como sí lo fue Tesla, pero sabía de patentes y de economía, así que patentó muchos inventos y descubrimientos que no eran suyos, y logró una gran fortuna.
Thomas Alva Edison, conspirador de patentes
Tesla fue un genio de las ciencias, y Edison un genio, aunque algo tramposo, de las finanzas.
La moral no suele ser buena compañera de los que buscan enriquecerse, porque la moral y el karma son para la buena gente que cumple y obedece, la que desconoce tanto los secretos de la ciencia como de los entresijos oscuros de las finanzas.
Los que estudian electrónica o ingeniería industrial saben que Tesla sí conservó algunas patentes, y cobró por ellas, pero no lo suficiente como para vivir en la abundancia, algo que tampoco le interesaba, porque lo que movía a Tesla era crear e investigar, y no tener posesiones materiales.
Tesla se llevó muchos de sus “secretos” a la tumba, y no porque quisiera guardarlos, sino porque el tiempo social que le tocó vivir no estaba preparado para conocerlos y desarrollarlos.
Sí, hay conocimientos y secretos que no son útiles en una época o sociedad determinada, por más que se den gratis en las escuelas y las academias.
Por ejemplo, saber que el cuadrado del primero, más el doble producto del primero por el segundo, más el cuadrado del segundo, es la solución de cualquier binomio al cuadrado, no le sirve a la sociedad absolutamente para nada, no se cobra por saberlo, no se sabe dónde ni cómo aplicarlo para sacarle un rendimiento. Los maestros de matemáticas no suelen ganar mucho por saberlo e intentar enseñarlo a sus alumnos, que lo olvidan en cuanto se acaba el semestre.
El poder del conocimiento en nuestras sociedades actuales, por tanto, solo tiene un sentido comercial y económico cuando se puede vender, ya sea el oro por su escasez y por algunas utilidades en la industria, como una bobina de corriente alterna muy necesaria para todo tipo de motores e ingenios que requieran de energía eléctrica o electromagnética; pero si no lo tiene, puede dar cierta fama y reconocimiento, pero no utilidades económicas.
Desde el año 675 antes de nuestra era, que las monedas acuñadas, el dinero, acompañan al poder y compran todo tipo de voluntades, ya sean científicas, políticas, artísticas o culturales, con lo que saber y conocer no es suficiente para ejercer un poder en el mundo en el que vivimos.
Conspirar para guardar o para desvelar un secreto ha sido una práctica común en el mundo entero, con espías de todo tipo que iban de un pueblo a otro para robar ideas tecnológicas y técnicas de construcción, minería, elaboración de armamento, fórmulas magistrales, y, en fin, conocimientos de todo tipo que pudieran ser útiles, productivos o de simple gloria y fama que maravillaran a los pueblos y los llenaran de orgullo y vanidad, aunque muy pocos se enteraran cómo funcionaba dicho secreto descubierto.
Los filósofos querían desentrañar los secretos de la Naturaleza, pero a los gobiernos y a los religiosos solo les importaba que esos secretos fueran útiles, que dieran dinero y poder, jerarquía y control, ya que de no hacerlo así eran censurados, escondidos y hasta prohibidos y pecaminosos.
Con el conocimiento y sus secretos en manos del Estado y de la Iglesia, se conspiraba contra los sabios, los filósofos y hasta contra el pueblo lego, que podía tener o caer en la tentación de la rebelión al adquirir ciertos conocimientos.
Maestros e ignorantes
La educación nunca ha sido prioridad de los gobiernos, y hasta hace apenas un par de siglos ni siquiera había escuelas más que las dominicales, el 86% de la humanidad era analfabeta, y los estudios empezaban en el bachillerato a los 16 o a los 18 años de edad, para pasar a la Universidad y decidirse entre la Filosofía, que abarcaba prácticamente todos los campos del conocimiento humano, la Jurisprudencia o la Teología, con la Iglesia como garante y censora de la educación.
De esta manera se hacía una “selección natural” y muy pocos eran los hombres que estudiaban, porque las mujeres no tuvieron acceso a los estudios superiores hasta el final del siglo XIX, en los países más adelantados, y hasta pasada la primera Guerra Mundial en muchos otros, o hasta finales del siglo XX en los países musulmanes.
Durante toda la Edad Media no hubo más escuelas que las de los monasterios y los conventos, donde se enseñaba la palabra СКАЧАТЬ