Aquiles y su tigre encadenado. Gonzalo Alcaide Narvreón
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Название: Aquiles y su tigre encadenado

Автор: Gonzalo Alcaide Narvreón

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия:

isbn: 9788468538143

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СКАЧАТЬ quitaba la vista de los cuatro culos que avanzaban prácticamente desnudos.

      –Están tremendas estas garotas –dijo Tomás.

      –¡Las tetas de la de rulos están increíbles! –agregó Marcelo.

      –Se llama Edna –dijo Alfredo.

      –Y la morocha de ojos celestes que es una Diosa se llama Brunna –agregó Tomás.

      –Ah... veo que no perdieron el tiempo –comentó Alejandro.

      –Se hace lo que se puede –agregó Marcelo.

      –Y las otras dos se llaman Márcia y Vera –dijo Alfredo.

      –¿Vieron? Uds. dos con vergüenza de usar sunga y estas garotas andan prácticamente en bolas y no tienen ningún tipo de pudor en mostrar sus cuerpos tal cual son –dijo Facundo, dirigiéndose a Marcelo y a Alejandro.

      –Boludo... menos mal que esta contiene bien, porque tengo la chota estrangulada y con ganas de salir –dijo Marcelo.

      Todos rieron.

      –Yo me voy de nuevo al agua a ver si puedo hacer un poco de sociales –dijo Alejandro, ingresando al mar y sin esperar respuesta por parte de sus amigos.

      Alejando se acercó al grupo de mujeres y comenzó a entablar una conversación en “portuñol.” Inmediatamente, tal como había sucedido más temprano cuando se saludaron en la playa, sintió que con Brunna existía una onda especial.

      –Está hermosa el agua –dijo Brunna.

      –El agua está hermosa y vos también –contestó Alejandro, sin poder dar crédito a lo que acababa de decir.

      Brunna sonrió con un gesto de timidez y se sumergió bajo la primera ola que apareció.

      Alejandro tenía claro que solo buscaba diversión y pasarlo bien. El viaje era entre amigos y si se daba la oportunidad de que alguno de ellos tuviese sexo con alguien, obviamente que lo harían, pero solo eso. El compromiso del grupo era pasarlo juntos y que nadie se involucrase con alguna persona al punto de alejarse y terminar pasando las vacaciones por su cuenta.

      Alejandro comenzó a nadar, internándose un poco más profundo y luego continuó haciéndolo paralelo a la costa.

      Al regresar, vio que el grupo de amigas estaban en la orilla conversando con sus amigos, con la excepción de Brunna, que permanecía dentro del agua disfrutando de las olas.

      –¿Salimos? –dijo Brunna, como si ya fuesen amigos.

      –Sí, salgamos –contestó Alejandro.

      Facundo, que estaba parado junto al resto del grupo, clavó la mirada en la pareja, que aún con el agua por la cintura, caminaba para salir del mar. Los pelos negros de ella colgando sobre su espalda, con la cara despejada y luciendo sus firmes pechos, junto a Alejandro, que lucía sus firmes pectorales cubiertos por vellos rubios colorados, que al estar mojados caían pesadamente.

      Continuaron caminando y emergieron por completo del agua, dejando al descubierto el esplendor de sus cuerpos. Facundo pensó que perfectamente podría haber sido la imagen para la tapa de un número de la revista Sport Life.

      Ambos se unieron al grupo para conversar en un lenguaje por momentos confuso, en medio de risas y en un clima de absoluta distensión.

      –Garotas... ¿y las mochilas? –preguntó Alfredo alarmado.

      –Pusimos todo junto y le pedimos a una señora que nos cuide las cosas –dijo Vera.

      El sol había desaparecido por completo, aunque aún había claridad y la gente se resistía a irse de la playa.

      –¿Vamos a tomar unas caipiriñas? –propuso Facundo.

      –Muy buena idea –dijo Marcelo.

      El grupo comenzó a caminar para recoger sus pertenencias. Alejandro se puso la bermuda y se quedó en cuero. Caminaron hacia un puesto sobre la playa y ocuparon un par de mesas que unieron para poder estar los nueve juntos.

      Alejando y Facundo, junto a Brunna y a Márcia se sentaron a la mesa, mientras que los otros cinco se quedaron en la barra esperando por las bebidas.

      –De qué parte de Argentina son–preguntó Márcia.

      –Todos somos de Buenos Aires capital –respondió Alejandro.

      –¿Uds.? ¿las cuatro son de São Paulo? –preguntó Facundo.

      –¿Cómo sabés que somos de São Paulo? –preguntó Márcia sorprendida.

      –Alguna de Uds. nos lo dijo hoy a la mañana –respondió Facundo.

      –Ah, Ok... si, las cuatro somos amigas de la infancia; nacimos y vivimos en São Paulo.

      El resto del grupo se acercó a la mesa cargando los nueve vasos de caipirinha.

      Entre medio de risas y de divertidos comentarios desinhibidos por los efectos de las dos rondas de alcohol, fueron espectadores de cómo la noche envolvía lentamente a las playas de Rio.

      –Bueno chicas, ¿vamos? –dijo Edna.

      –¿Ya se van a ir? –dijo Alfredo, desilusionado.

      –Si chicos, vamos al departamento a ducharnos y después saldremos a comer algo por ahí –agregó Márcia.

      –Podríamos encontrarnos para cenar o quizá, para tomar algo después de la cena –propuso Alejandro, mirando directo a los ojos a Brunna.

      –Agendá mi celular –dijo Brunna, dictándole el número.

      Las garotas se incorporaron, saludaron y comenzaron a caminar por la arena, luciendo sus hermosos traseros.

      –Tremendas estas brasileras –dijo Alfredo, a quien se lo veía revolucionado y excitado.

      Alejandro, para asegurarse de haber anotado bien el número, intentó enviarle un WhatsApp a Brunna, pero no le aparecía el ícono verde en el teléfono, por lo que le envió un mensaje que volvió rechazado. Puteó, pensando que lo había agendado mal.

      –¿Qué te pasa? –preguntó Facundo.

      –Brunna me dio su número, pero me da error, debo haber anotado mal algún número –contestó Alejandro.

      –Proba agregando al principio 055 y 011 adelante, que son los prefijos de Brasil y de San Pablo –dijo Facundo.

      –Claro... que boludo que soy –dijo Alejandro, mientras ingresaba los datos en su celular.

      –Como pega la caipirinha –dijo Marcelo, que no acostumbraba ingerir bebidas alcohólicas y estaba sintiendo el efecto de los dos tragos que acababa de tomar.

      Ciertamente, para quienes no tuviesen control, la caipirinha resultaba una bebida peligrosa, ya que su alto contenido alcohólico, era camuflado por la lima, el azúcar y el hielo triturado, СКАЧАТЬ