El Cristo Universal. Richard Rohr
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Название: El Cristo Universal

Автор: Richard Rohr

Издательство: Bookwire

Жанр: Религиозные тексты

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isbn: 9781951539191

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СКАЧАТЬ nuestra falta de atención al Misterio de Cristo puede ser visto en la forma en que continuamos contaminando y devastando al planeta tierra, en el mismo lugar donde todos nos paramos y vivimos. ¡Ahora la ciencia parece amar y respetar lo físico más que la mayoría de las religiones! No es de extrañar que en el presente la ciencia y los negocios se hayan posicionado como las fuentes principales en donde hallar sentido para la gran mayoría de las personas (incluso muchos de los que todavía van a la iglesia). Me temo que los cristianos no tomamos en serio a este mundo, porque la noción de Dios o de salvación no incluyó u honró al universo físico. Y me temo que ahora este mundo no nos toma en serio.

      La esperanza no puede ser sostenida por lo individual si todo está corporativamente desesperanzado.

       Es difícil sanar individuos cuando toda la cuestión es vista como insanable.

      Todavía estamos tratando de salir remando de este remolino ¡y con un remo muy pequeño! Solo con una noción Preexistente de Cristo podemos recuperar el “desde donde venía” este Jesús y el hacia donde nos conduce —que es precisamente hacia “el seno de la Trinidad” (Juan 1:18). “Regresaré para llevarlos conmigo, para que donde yo esté, ustedes también estén” (Juan 14:3), el Cristo así lo prometió. Esa podría ser la mejor y más sucinta descripción de la salvación que hay en todo el Nuevo Testamento.

      Un Cambio de Paradigma

      En el pensamiento científico y cultural, el término “cambio de paradigma” describe un cambio importante en las suposiciones o puntos de vista. Escuchamos el término con mucho menos frecuencia en el mundo de la religión, donde los grupos asumen que están tratando con absolutos eternos e inmutables. Pero irónicamente un cambio paradigma religioso fue exactamente lo que Jesús y Pablo estaban iniciando en sus días —tanto es así que su forma de ver las cosas se convirtió en una religión completamente nueva, haya sido esa su intención o no. Después de dos mil años, ahora llamamos “cristianismo” a este cambio de paradigma surgido del judaísmo.

      La historia aún aguarda que la mente cristiana “cambie” de nuevo a lo que siempre ha sido cierto desde la creación inicial, que es lo único que la convertirá en una religión universal (o verdaderamente católica). El Cristo Universal fue una idea demasiado grande, un cambio demasiado monumental para la mayor parte de los primeros dos mil años. Los humanos preferimos ver las cosas en partes anecdóticas o históricas, incluso cuando tal visión conduce a la incoherencia, la alienación o la desesperanza.

      Cada religión, cada una a su manera, está buscando una puerta de entrada, el conducto, el Sacramento, el Avatar, el dedo que apunta a la luna. Necesitamos a alguien que nos sirva de modelo y ejemplo para el viaje desde la encarnación física, a través de una existencia humana más bien ordinaria, mediante las pruebas y la muerte, y hacia una Presencia Universal ilimitada por el espacio y el tiempo (que llamamos “resurrección”). La mayoría de nosotros conocemos del Jesús que camina este viaje, pero muchos menos sabemos que Cristo es la manifestación colectiva y eterna de lo mismo —y que la imagen “del Cristo” nos incluye a todos y a todo. Pablo se sintió abrumado por este reconocimiento, y lo convirtió en el núcleo de todo su mensaje. Mi esperanza es que este cambio de paradigma sea vuelva obvio para ti.

      Jesús puede mantener unidos a un grupo o a una religión. Cristo puede mantener unido a todo.

       De hecho, Cristo ya hace esto: somos nosotros quienes nos resistimos a tal compleción, como si en parte disfrutáramos de nuestros argumentos y divisiones. Aun así, a lo largo de las Escrituras, se nos dieron declaraciones como estas:

       “Cuando todo se reconcilie en él… Dios será todo en todos” (1 Corintios 15:28).

       “Hay un solo Cristo. Él es todo y está en todo” (Colosenses 3:11)

       “Toda plenitud se encuentra en él, a través de él todas las cosas son reconciliadas, todo en él, todo en el cielo y todo en la tierra” (Colosenses 1:19-20).

      Esto no es herejía ni universalismo ni una versión barata del unitarismo. Este es el Cristo Cósmico, que siempre fue, que se encarnó en el tiempo y que todavía se está revelando. Hubiéramos ayudado mucho más a la historia y a los individuos si hubiéramos pasado nuestro tiempo revelando cómo Cristo está en todas partes, en lugar de demostrar que Jesús era Dios.

      Pero las grandes ideas llevan tiempo en asentarse.

      Un Universo Totalmente Participativo

      No puedo evitar pensar que las futuras generaciones etiquetarán a los primeros dos mil años del cristianismo como “cristianismo primitivo”. Creo que ellos extraerán cada vez más y más implicaciones masivas de este entendimiento del Cristo Cósmico. Habrán descartado ampliamente la noción de salvación cristiana como plan de evacuación privado que lleva a unos pocos humanos selectos al siguiente mundo. El mundo actual se ha dado por sentado o ha sido ignorado, excepto cuando ha podido ser explotado para nuestro beneficio individual. ¿Por qué las personas con tal creencia podrían sentirse como en casa en el cielo? ¡Ni siquiera practicaron para ello! Tampoco aprendieron a sentirse como en casa en la tierra.

      (Al mencionar las limitaciones de este tipo de evangelio, estoy hablando principalmente a cristianos privilegiados, mayormente blancos y del hemisferio norte. No olvido ni por un minuto lo difícil que ha sido la vida de la mayoría de las personas en casi toda la historia. La vida ha sido, y sigue siendo, “un valle de lágrimas” para incontables millones de personas, y seguramente pueda entender por qué solo la esperanza en un mundo mejor le dio a estos hermanos y hermanas una razón para poner un pie al frente al otro y vivir otro día).

      Sin lugar a dudas usted es consciente de que muchos cristianos tradicionales hoy día consideran que el concepto de que algo es universal —incluyendo la salvación— es sinónimo de herejía. A muchos ni siquiera les gusta las Naciones Unidas. Y muchos católicos y cristianos ortodoxos usan las líneas de la etnicidad para determinar quién está adentro y quién afuera. Encuentro estas convicciones bastante extrañas para una religión que cree que “un Dios creó todas las cosas”. Seguramente Dios es al menos un gran misterio como lo que ahora sabemos que es la forma del universo —un universo que se está expandiendo cada vez más rápido, al igual que la evolución de la conciencia que ha estado ocurriendo por siglos. ¿Cómo alguien podría leer todo o una partecita de Juan 17 y pensar que ya sea Cristo o Jesús no se refiere más que a unidad y unión? “Padre, que todos puedan ser uno”, dice Cristo en el versículo 21, repitiendo este mismo deseo e intención de muchas formas en toda su oración. ¡Sospecho que Dios consigue lo que ora Dios!

       Junto con en Cristo a Pablo le encanta usar palabras como “sabiduría”, “secreto”, “plan oculto” y “misterio”. Él usa estos temas tantas veces, que probablemente los salteamos demasiado rápido, asumiendo que sabemos lo que significan. Pero el significado directo del secreto misterioso de Pablo es el Cristo del que estamos hablando en este libro. Para Pablo, Cristo es “aquel misterio que por siglos eternos se ha mantenido en secreto” (Romanos 16:25-27). Y sigue siendo un secreto bien guardado para la mayoría de los cristianos.