Название: Como desees
Автор: Cary Elwes
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
isbn: 9788417743857
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—Sí, lo he oído. ¡Es genial!
En mi cabeza, estaba pensando: «Por favor, no me hagáis hacer una prueba».
—Bueno, hemos empezado con los preparativos en Londres y nos gustaría hablar contigo sobre la posibilidad de que te unas a nosotros.
La situación mejoraba por segundos. Su semblante era informal y amable. Tenía una forma maravillosa de hacerte sentir cómodo, y mientras charlábamos, mi ansiedad desapareció lentamente. Rob se sorprendió al saber que había pasado un tiempo considerable en Estados Unidos y que estaba íntimamente familiarizado con el mundo de la televisión de los setenta. Allí estaba yo, un actor británico, que estaba trabajando en una película en Berlín, y nuestra conversación giraba mayormente en torno a lo que yo recordaba de mis episodios favoritos de Todo en familia. Pasamos a una charla más general sobre comedia y cultura popular. Entonces surgió Bill Cosby y, de algún modo, (no recuerdo realmente cómo) acabé imitando a Fat Albert, cosa que pareció gustarle a Rob. Les expliqué que había estudiado en el Sarah Lawrence College, así como en otras instituciones prestigiosas de Nueva York.
Hablamos de Saturday Night Live. De nuevo, Rob parecía satisfecho de que yo fuera un admirador de SNL. En aquel momento, no entendí por qué era tan importante para él, pero no pasaría mucho tiempo hasta que lo entendiera. Sabía que hacía falta tener un aspecto concreto para el papel de Westley, y supongo que, en ese sentido, daba la talla, pero, por otro lado, también la daban miles de actores jóvenes. Sin embargo, también buscaban a alguien con sentido del humor. Y tal vez tenía una oportunidad de hacerlos reír, cosa que sorprendentemente conseguí con mi imitación de Fat Albert. Aquello tenía buena pinta, hasta que llegó el momento trágico.
—Mira, la verdad es que creo que es posible que seas el tipo adecuado para esto —dijo Rob—. Pero ¿te importa que leamos un par de frases? Solo quiero oírlas.
¿Por qué? ¿Por qué tenía que hacerme leer? Iba todo tan bien hasta ese momento…
Vale, allá va… El momento de la verdad. La prueba. Lo cierto era que había conseguido más trabajos a través de ofertas directas que de audiciones. Pero no podía pensar en eso ahora. Tenía que echarle valor.
Rob buscó dentro de un sobre que había traído consigo y sacó una copia del guion. Lo abrió por uno de los monólogos de Westley, aquel en que le cuenta a la princesa Buttercup cómo se convirtió en su alter ego, el pirata Roberts, y me lo dio.
Me aclaré la garganta y leí lentamente. Me había pillado en frío y desprevenido, pero, por suerte, conocía la historia y el tono de la novela. También sabía que muchas de las mejores frases de la película tendrían que decirse con un guiño prácticamente imperceptible.
Después de apenas unas frases, Rob levantó la mano.
—Vale, ya es suficiente —dijo.
Me pregunté por un momento si ya había echado todo a perder. Apenas había leído media página.
—¿De verdad? ¿Estás seguro? —pregunté.
—Sí. Entonces, ¿cuánto te queda en esta película todavía? —contestó.
Respiré profundamente, en un intento de ocultar mi emoción.
—Un par de semanas, más o menos.
—Perfecto —dijo Rob—. Vamos a divertirnos mucho haciendo esta película, y con un poco de suerte, si el estudio está de acuerdo, nos gustaría que formaras parte de ella.
Respondí con un ligero tartamudeo, que básicamente quería decir:
—Sí, me encantaría. Gracias.
¿Era eso una oferta? Oh, Dios mío, ¡creo que sí!
Pero, por otra parte, había dicho «si el estudio está de acuerdo». ¿Por qué iban a cuestionar a Rob Reiner, un hombre que ya había mostrado su gran habilidad para escoger al reparto en sus otras películas de éxito? Cambié de tema rápidamente y traté de parecer lo más tranquilo posible. Les pregunté a ambos cuándo volvían a Londres. Tal vez conseguiría que se quedaran a cenar y convencerlos de que, aunque sabía que la prueba había sido un desastre, seguía siendo la persona indicada para el papel. Pero Rob respondió que, de hecho, salían para París esa misma tarde. Aquel era un viaje relámpago. Andaban detrás de un luchador mundialmente famoso para el papel de Fezzik. Eso era todo lo que podían decirme.
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ANDY SCHEINMAN
Bueno, hemos vivido algunas situaciones incómodas. Hubo una mujer que ni siquiera tuvo que hacer una prueba para el papel, ya que se trataba de una actriz muy conocida. Se reunió con nosotros y dijo: «Estoy preparada, dejadme que haga una prueba». Y después de que se marchara, Rob dijo: «Oh, no. No puede hacerlo». ¡Pero ya le había ofrecido el papel!
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—Cuando regresemos, nos pondremos en contacto con tu agente, y si todo va bien, ya veremos cómo lo arreglamos —dijo Rob—. Si te parece bien.
¿Si me parece bien? Claro, sí, me parece bien. No me podría haber parecido mejor.
—Por supuesto —tartamudeé.
Nos estrechamos las manos afectuosamente y nos despedimos. Y estoy bastante seguro de que estaba hablando por teléfono con mi agente antes de que su ascensor llegara al vestíbulo.
—Creo que lo he conseguido —dije sin aliento, por la emoción.
—Vale —contestó Harriet—. Tú espera. Los llamaré.
Tan pronto como colgué el teléfono, tuve un ataque de ansiedad. ¿Hablaba Rob en serio? Tal vez les ofrece papeles a todos los actores con los que se reúne para hacerlos sentir mejor. Sentía que era un hombre al que se podía tomar al pie de la letra. «Mejor no malgastar energía preocupándome», pensé. Pronto llegaría otro papel. Pero no puedes engañarte a ti mismo. En el fondo de mi corazón sabía que este era diferente. Lo quería de verdad.
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ROB REINER
Cary era muy divertido. Hizo una imitación de Bill Cosby. No le pedí que lo hiciera. Simplemente, era un tipo gracioso, y pensé: «Guau, este tío podría hacerlo de verdad». Fue el único al que vi que pensé que podía interpretar el papel. Lo mismo me pasó con Buttercup y Fezzik.
ANDY SCHEINMAN
El casting fue interesante. Para muchos de los papeles no teníamos una segunda opción. No había nadie más a quien escoger. No teníamos una segunda opción para Buttercup, sin duda no teníamos una segunda opción para Fezzik. Y no teníamos una segunda opción para Westley. Si no encontrábamos a esas personas (creo que el último de los candidatos era Cary), la película no saldría. Decir que Cary fue la última pieza del puzle no sería del todo cierto. Cary era el puzle. Quiero decir, André era muy importante, pero Cary era la película, ¿sabes? Y no teníamos a nadie. Queríamos a Errol Flynn, y tenía que ser gracioso, cosa que no creo que Errol Flynn fuera. No es que necesitara ser gracioso, pero debía tener sentido del humor. No se trataba de ser desternillante, СКАЧАТЬ