Название: El ministerio de las publicaciones
Автор: Elena G. de White
Издательство: Bookwire
Жанр: Религиозные тексты
Серия: Biblioteca del hogar cristiano
isbn: 9789877981087
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Hay gran necesidad de hombres que sepan sacar el mejor partido posible de la prensa con el fin de que la verdad reciba alas para volar a toda nación, lengua y pueblo (OE 25).
El mensajero silencioso es su único predicador.–Se me mostró que ahora la verdad, una vez publicada, subsistirá, porque es la verdad para los últimos días; vivirá, y en el futuro será menos lo que se necesitará decir al respecto. No es necesario poner innumerables palabras en el papel para justificar lo que habla por sí mismo y resplandece en su claridad. La verdad es directa, clara, sencilla, y se destaca audazmente en su propia defensa; pero no sucede así con el error. Este es tan tortuoso que necesita multitud de palabras para explicar sus ideas torcidas. Vi que toda la luz que se había recibido en algunos lugares provenía de la revista; que ciertas almas habían aceptado la verdad de esta manera,16 y luego habían hablado de ella a otros; y que ahora en lugares donde había varios, estos habían sido suscitados por el mensajero silencioso. Era su único predicador. Por la falta de recursos, la causa de la verdad no debe ser estorbada en su marcha hacia adelante (PE 96).
Las publicaciones llenas con la verdad determinan en general el poder de la iglesia.–El poder y la eficiencia de nuestra obra dependen mayormente del carácter de las publicaciones que salgan de nuestras prensas. Por lo tanto, debe ejercerse gran cuidado en la selección y preparación del material que ha de ir al mundo. Se necesita la mayor precaución y discriminación. Deben dedicarse nuestras energías a la publicación de impresos de alta calidad, pureza y carácter elevado. Nuestros periódicos deben salir cargados de la verdad que tiene un interés vital y espiritual para la gente.
Dios ha puesto en nuestras manos un estandarte sobre el cual está escrito: “Aquí está la paciencia de los santos; aquí están los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apoc. 14:12). Este es un mensaje distinto y separador, un mensaje que se dará en forma certera. Debe apartar a la gente de las cisternas resquebrajadas que no contienen agua y llevarla a la inagotable Fuente del agua de la vida (JT 3:151).
Pongamos en alto las exigencias de la ley de Dios.–Nuestras imprentas deben rehabilitar las pisoteadas exigencias de la ley de Dios. Frente al mundo, como instrumentos de reforma, deben mostrar que la ley de Dios es el fundamento de toda reforma duradera. Deben hacer comprender clara y distintamente la necesidad de obedecer a todos sus mandamientos. Constreñidas por el amor de Cristo, deben trabajar con él para reedificar las ruinas antiguas y restaurar los cimientos de muchas generaciones. Deben reparar los portillos, restaurar las sendas. Por su testimonio, el sábado del cuarto mandamiento debe presentarse como un testimonio, como constante recuerdo de Dios, que llame la atención y suscite preguntas que dirijan la mente de los hombres hacia su Creador (JT 3:141).
Debemos colaborar en la predicación del mensaje del tercer ángel.–Nunca se olviden de que estas instituciones [imprentas] deben cooperar con el ministerio de los delegados celestiales. Se encuentran entre los medios de propaganda representados por el ángel que volaba “por en medio del cielo... que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado” (Apoc. 14:6, 7).
Son de nuestras casas editoras de donde ha de salir esta terrible denuncia: “¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia!, porque ha dado de beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación” (vers. 8).
Están representadas por el tercer ángel que les siguió, “diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe su marca en su frente o en su mano, éste también beberá del vino de la ira de Dios” (vers. 9, 10; TI 7:136, 137; ver también MS 2:133-135).
Presentemos con claridad los temas del gran conflicto.–El gran conflicto que Satanás hizo estallar en los atrios celestiales terminará antes de mucho. Pronto todos los habitantes de la tierra se habrán decidido en favor o en contra del gobierno del cielo. Como nunca antes, Satanás está desplegando su potencia engañosa para seducir y destruir a toda alma que no está precavida. Se nos ordena invitar a los hombres a que se preparen para los acontecimientos que los esperan. Debemos advertir a los que se hallan expuestos a una destrucción inminente. El pueblo de Dios debe desplegar todas sus fuerzas para combatir los errores de Satanás y derribar sus fortalezas. Debemos explicar en el mundo entero, a todo ser humano que quiera escucharnos, los principios que están en juego en esa gran lucha, principios de los cuales depende el destino eterno de las almas. Debemos preguntar a todos solemnemente: “¿Sigue usted al gran apóstata en su desobediencia a la ley de Dios, o al Hijo de Dios, quien declara: ‘He guardado los mandamientos de mi Padre’ [Juan 15:10]?”
Tal es la tarea que está delante de nosotros. Para cumplirla han sido establecidas nuestras casas editoras. Esta es la obra que el Señor desea ver realizarse por sus esfuerzos (JT 3:143).
Cumplamos las responsabilidades del “otro ángel”.–Es también, en gran medida, por medio de nuestras imprentas como debe cumplirse la obra de aquel otro ángel que baja del cielo con gran potencia y alumbra la tierra con su gloria.
La responsabilidad que recae sobre nuestras casas editoras es solemne. Los que dirigen estas instituciones, los que redactan los periódicos y preparan los libros, alumbrados como están por la luz del plan de Dios y llamados a amonestar al mundo, son tenidos por responsables del alma de sus semejantes. A ellos, como a los predicadores de la СКАЧАТЬ