Название: El ministerio de las publicaciones
Автор: Elena G. de White
Издательство: Bookwire
Жанр: Религиозные тексты
Серия: Biblioteca del hogar cristiano
isbn: 9789877981087
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Testigos de la verdad.–“Vosotros sois mis testigos, dice Jehová”, para “publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel, a promulgar año de la buena voluntad de Jehová, y día de venganza del Dios nuestro” (Isa. 43:10; 61:1, 2).
Nuestra obra de publicaciones se estableció según las instrucciones de Dios y bajo su dirección especial. Fue fundada para alcanzar un objetivo preciso. Los adventistas del séptimo día han sido elegidos por Dios como pueblo particular, separado del mundo. Con el gran instrumento de la verdad, los ha sacado de la cantera del mundo y los ha relacionado consigo. Ha hecho de ellos representantes suyos, y los ha llamado a ser sus embajadores durante esta última fase de la obra de salvación. Les ha encargado que proclamen al mundo la mayor suma de verdad que se haya confiado alguna vez a seres mortales, las advertencias más solemnes y terribles que Dios haya enviado alguna vez a los hombres. Y nuestras casas editoras se cuentan entre los medios más eficaces para realizar esta obra.
Estas instituciones deben ser testigos de Dios y enseñar la justicia al mundo. La verdad debe resplandecer sobre ellas como una antorcha. Deben emitir constantemente en las tinieblas del mundo rayos de luz que adviertan a los hombres los peligros que los exponen a la destrucción, y parecerse así a la poderosa luz de un faro edificado en una costa peligrosa (JT 3:140).
Cada institución que lleva el nombre de adventista del séptimo día debe ser para el mundo lo que José fue en Egipto, y Daniel y sus compañeros en Babilonia. En la providencia de Dios, estos hombres fueron hechos cautivos para que llevaran a las naciones paganas el conocimiento del Dios verdadero. Tenían que ser representantes de Dios en nuestro mundo. No debían transigir con las naciones idólatras con las que habían sido puestos en contacto, sino que debían permanecer leales a su fe, llevando como honor especial el nombre de adoradores del Dios que había creado los cielos y la tierra (T 8:153).
A medida que nuestra obra se ha ido extendiendo y las instituciones se han ido multiplicando, el propósito que Dios tuvo para establecerlas sigue siendo el mismo. Las condiciones para obtener prosperidad no han cambiado (T 6:224).
Los instrumentos designados por Dios.–La Editorial Echo [casa editora australiana, Melbourne] es el instrumento designado por Dios, sobre el que ejerce un constante cuidado vigilante. El Señor me ha revelado que entre los obreros no ha existido conciencia de la condición sagrada de este importante centro; no han comprendido que es una institución que pertenece a Dios por su propia elección y que tiene la misión de realizar la obra indispensable para esa parte del mundo, con el fin de preparar a un pueblo que permanezca firme en el gran día del Señor...
El Señor llama a los hombres que están relacionados con las cosas sagradas a ser tan firmes como el acero a su obra y a la causa de Dios. Sus medios deben ocupar el primer lugar en sus pensamientos y planes; deben cuidarse como asunto sagrado. Los colaboradores de Dios deben usar para él hasta el último ápice de las habilidades y los conocimientos a ellos confiados...
El enemigo actúa lentamente y con cautela si ve que esto estorbará el progreso de la obra. A veces la moderación ha sido un pecado de incredulidad. Pero cuando él ve que la demora perjudicará sus planes, crea circunstancias que al parecer hacen necesario actuar con premura y sin la debida consideración...
La obra no es nuestra sino del Señor, por lo que nadie debe desfallecer. Los ángeles se preocupan constantemente de la obra... El enemigo procura utilizar todo recurso que pueda incapacitar esta institución. Procura convertirla en algo común por medio de los obreros que Dios relaciona con ella. Cuando los obreros sean enseñados a considerar este gran centro como una institución relacionada con Dios y bajo su supervisión, cuando comprendan que es un canal por el que debe comunicarse luz del cielo al mundo, entonces le demostrarán gran respeto y reverencia. Cultivarán y manifestarán hacia ella los mejores pensamientos y los sentimientos más nobles, para que las inteligencias celestiales puedan colaborar con los seres humanos.
Cuando los obreros comprendan que están en presencia de ángeles, cuyos ojos son demasiado puros para contemplar la iniquidad, aplicarán las restricciones más fuertes a sus pensamientos, palabras y acciones. Recibirán fortaleza moral; porque el Señor dice: “Honraré a los que me honran” [1 Sam. 2:30]. Cada obrero tendrá una experiencia preciosa, y un poder y una fe que son más fuertes que todas las circunstancias. Podrán decir: “El Señor está en este lugar” [Gén. 28:16]. Los ángeles de Dios estarán en cada sección de la casa editora, y en cada oficina circulará el poder de una vida interior. Habrá en la vida de los obreros un poder que se sentirá en toda la institución.
Hermanos, tienen que elevarse más alto en su servicio. La casa editora no debe considerarse un negocio común. Todos los que reconocen a Dios en sus canales designados, que actúan como fieles mayordomos en cualquier lugar donde puedan servir a Dios, serán honrados por él...
¿Obedecerán estas cosas todos los que trabajan en nuestras instituciones? El Señor no ve en la forma como el hombre ve. Mira debajo de la superficie. Mira la mente, en la que se originan todas nuestras acciones. Él nota especialmente todo lo que glorifica su nombre ante la gente (Carta 27, 1896).
La imprenta, medio poderoso para difundir la luz.–La prensa es un poderoso medio para СКАЧАТЬ