Aquiles... un hetero curioso. Gonzalo Alcaide Narvreón
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Название: Aquiles... un hetero curioso

Автор: Gonzalo Alcaide Narvreón

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия:

isbn: 9788468529004

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СКАЧАТЬ con Marcos; no sabemos si encararlo directamente o si esperar a ver si sucede nuevamente –dijo Aquiles.

      –La verdad, más allá de cuál sea su preferencia sexual, como bien dice Paula, no corresponde que lo haga en la oficina. No estaba jugando al Candy Crash, estaba en videoconferencia, y del otro lado había un flaco en bolas –dijo Inés.

      –No estaba en bolas, estaba con el torso descubierto y en calzones –dijo Marcos.

      –Da igual, no es algo para hacer en la oficina –acotó Marina, y agregó– o Uds. ¿también están chateando en videoconferencia con minas en bolas... o con tipos...? no sé...

      –Todo el tiempo –contestó Marcos, largando una carcajada.

      La verdad es que ninguno de los cuatro, incluido Félix, había tenido un desliz luego de haberse casado. Solían hablar sobre mujeres y sobre situaciones en las que tuvieron la posibilidad de hacerlo, pero los cuatro se habían mantenido fieles.

      Seguramente, entre otras cuestiones, sus mujeres habían sabido como mantenerlos satisfechos.

      Félix y Sofía llevaban una vida sexual bastante tradicional. Ella cedía a los deseos de Félix cuando él le pedía practicar sexo anal, pero no mucho más que eso.

      Marcos y Paula eran los que más años llevaban de casados y los únicos que tenían hijos ya adolescentes. Cuando aún estaban solos, Paula había cedido al deseo de Marcos de hacer un trío y de incorporar a otra mujer.

      Marcos estaba exultante y feliz con la experiencia vivida; nos la había relatado con lujo de detalles y nos martirizó durante mucho tiempo con esa historia.

      Pasado un tiempo de aquel episodio, nos convocó a reunirnos porque necesitaba contarnos algo. Marcos se sentía perturbado y apesadumbrado ante el planteo que le había hecho Paula sobre repetir el trío, ya que, esta vez, su deseo era el de incorporar a un hombre, planteo que Marcos jamás hubiese esperado.

      Esa situación lo había perturbado enormemente y en aquel momento, fue tema de conversación casi a diario.

      Finalmente, luego de haber vivido la experiencia, nos había contado que, si bien había tenido su lado morboso el hecho de estar con su mujer en la cama junto a otro hombre, poseyéndola simultáneamente y viéndola gozar como perra en celo, su costado machista, había hecho que su ego se viera mancillado. Como aditivo, fue la primera y única vez en la que había estado en la misma cama con otro hombre.

      Adrián le había preguntado directamente y sin rodeos, si se habían tocado con el otro tipo, si entre ellos había existido algo, algún roce, besos, algo... y Marcos había contestado que no. Hasta allí se había animado a contar, o quizá fue realmente lo que sucedió.

      En ambas ocasiones, y acordado mutuamente, tanto mujer como hombre, fueron elegidos por catálogos en páginas web de escorts. Lo habían hablado mucho y solo querían experimentar sin involucrar ni involucrase afectivamente con nadie.

      La vida sexual de Adrián y de Inés era plena y despojada de tapujos. Usaban juguetes, practicaban sexo oral hasta el final. Jugaban con el esperma de Adrián, pasándolo de una boca a la otra, Adrián eyaculaba en la vagina de Inés y luego la lamía hasta dejarla seca. Con los años, Adrián había permitido que Inés jugara con los dedos en torno a su ano, hasta que llegó el día en el que lo penetró y encontró su próstata; fue un viaje sin retorno. Cuando Adrián descubrió el placer que le generaba que su próstata fuese masajeada mientras su mujer le practicaba una felatio, no pudo parar de hacerlo.

      La primera vez que contó su experiencia en el grupo chico de los cuatro, con lujo de detalles y sin ruborizarse, hizo que todos terminaran con el pene erecto y mojado.

      La vida sexual de Aquiles era similar a la de Adrián; despojada de inhibiciones... Incluso, ante la insistencia de Marina y luego de haberse animado a experimentar los masajes prostáticos, empujado por las experiencias relatadas por Adrián, se había animado a permitir que ella lo penetrara con un juguete no muy grande, cosa que le había provocado extremo placer.

      Esta experiencia jamás se animó a compartirla con sus amigos. Seguramente, lo inhibían los mandatos culturales y sociales, más su propio orgullo machista. Claramente, en su grupo chico, nadie se hubiese horrorizado, menos, después de lo contado por Adrián; incluso, quizá hubiese dado pie para que Marcos o Félix confesaran que también lo hacían o que alguna vez lo había intentado, pero nunca se los había podido contar.

      –Che, ¿pedimos helado? –preguntó Aquiles, dando por cerrado el tema.

      Todos dieron el OK y cada uno fue proponiendo sabores. Aquiles llamó a la heladería y quedaron a la espera del delivery.

      Las mujeres comenzaron a poner las cosas sobre las bandejas para despejar la mesa y fueron hacia la cocina, donde se quedaron conversando mientras preparaban café.

      Ellos permanecieron en el estar, encendieron la TV y se engancharon con un partido de tenis, hasta que sonó el timbre del portero, anunciando que el helado estaba esperando abajo.

      –Dame las llaves que bajo yo –dijo Adrián.

      –Están puestas en la puerta, ya sabés cuales son las de arriba y las de abajo –contestó Aquiles.

      Mientras Adrián bajaba a buscar el helado, volvieron las chicas desde la cocina, trayendo los bowls y el humeante café recién preparado, que había inundado el ambiente con ese exquisito y característico aroma.

      Regresó Adrián y dejó los potes sobre la mesa.

      –Autoservicio, acá tiene las cucharas, cada uno sírvase lo que quiera –dijo Marina.

      Paula se ocupó de servir café, en medio de conversaciones entrecruzadas.

      –Parece que mañana va a ser un día estupendo como el de hoy; la noche está estrellada, ¿tienen ganas de que vayamos a navegar? –preguntó Adrián.

      –Yo paso amigo, si te parece, dejémoslo para el domingo próximo; la verdad, es que quiero despertarme cuando mi cuerpo lo decida y quedarme haciendo fiaca, por más que sea un día estupendo –contestó rápidamente Aquiles.

      –Nosotros nos comprometimos con los chicos para llevarlos al cine, así que tampoco podemos –dijo Paula.

      –OK, entendido; podemos arreglar para el domingo próximo y podemos avisarle a Félix para ver si quieren venir con los chicos o si los dejan con alguien y vienen solos; estaría divertido si vienen todos los chicos –dijo Adrián.

      –¿Tienen algo planificado para las próximas vacaciones de verano? –preguntó Paula.

      –Seguramente playa, pero aún no hablamos sobre el tema, si Brasil, el Caribe, Punta del Este o Cariló –respondió Marina.

      –Nosotros suponemos que local, seguramente Cariló. Con los chicos adolescentes que ya planifican con amigos, comienzan a atarte un poco... Quizá, arreglemos con Félix y con Sofía; sospecho que, con el tema de los chicos, no irán muy lejos, si es que deciden ir a algún lado –dijo Paula y preguntó– ¿Ustedes?, dirigiéndose a Inés y a Adrián.

      –Viste que a Adrián le gusta salir con el velero... si no nos vamos muy lejos, la opción es Punta del Este, porque acá, salvo Mar del Plata, no hay puertos alternativos... aún no lo hemos hablado –dijo Inés.

      Continuaron СКАЧАТЬ