Aquiles... un hetero curioso. Gonzalo Alcaide Narvreón
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Название: Aquiles... un hetero curioso

Автор: Gonzalo Alcaide Narvreón

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия:

isbn: 9788468529004

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СКАЧАТЬ como una fiera; incluso, alguna vez se quedó a tomar algo después del partido y muy buena onda, me pareció bien macho el flaco –comentó Adrián.

      –Sí, es así, quizá aún estemos con la cabeza medio cerrada y creemos que solo los hombres amanerados sienten atracción por otros hombres –dijo Marcos.

      –Eso es cierto... en el edificio en el que vivíamos, teníamos vecinos que no sabíamos si eran hermanos o que, hasta que nos enteramos por el encargado de que eran pareja. Lo habíamos pensado, pero nos despistaba la actitud tan masculina... Incluso, uno de ellos jugaba al rugby –comentó Adrián.

      –Cambiando de tema, ¿cómo andan las cosas en la náutica? –preguntó Marcos.

      Adrián había estudiado ingeniería naval. Más allá de continuar con la tradición de sus ancestros, era una actividad que disfrutaba y que le permitía llevar un excelente nivel de vida.

      –La verdad es que bien, dejando de lado los vaivenes de este país y de la economía, el target que se mueve en el ambiente náutico, mejor o peor, es un público de alto poder adquisitivo, por lo que siempre hay trabajo –respondió Adrián, que agregó riendo– más o menos como lo que les sucede a Uds., que haya o no haya dinero, malditos abogados y contadores necesitamos todos.

      –Claro, es cierto –dijo Marcos.

      Marcos era abogado y se había especializado en el área penal, más allá de que en el estudio también se manejaba el área civil.

      Aquiles se había especializado en la parte tributaria, por lo que habían logrado conformar una buena dupla de trabajo y encima, acompañada por una amistad de años.

      La charla fue interrumpida por el sonido del portero eléctrico. El delivery de empanadas estaba abajo.

      –Voy yo –dijo Aquiles, que agarró su billetera y se puso zapatillas para bajar.

      Marcos y Adrián cargaron sobre una bandeja la picada, vasos y bebidas y fueron hacia el estar. Era raro que se sentaran a la mesa para compartir una comida, salvo que fuese algún especial. Por lo general, se reunían en torno a la mesa ratona del estar y comían allí, estuviesen en la casa de quien fuese.

      Aquiles abrió la puerta e ingresó cargando dos cajas.

      –Acá está la comida para alimentar a las fieras –dijo.

      Depositó las cajas sobre la mesa y comenzaron con la repartija de empanadas, según los sabores que cada quien había elegido.

      –Qué pena que Félix y Sofi no pudieron venir –dijo Marina.

      –Sí, es cierto... Están en una etapa en la que, si no pueden arreglar con tiempo para dejar a los nenes a cargo de alguien, se les hace complicado salir; más, con el bebé de un mes –dijo Paula.

      –Claro, Uds. ya no tienen problema porque tuvieron a sus hijos muy jóvenes y ya son adolescentes –dijo Inés.

      –Es cierto... aunque todo tiene sus pros y sus contras. Por un lado, estuvo bueno tenerlos de jóvenes, pero también tuvimos que delegar muchas cosas que Uds. sí pudieron hacer, especialmente yo, porque Marcos continuó con su carrera –dijo Paula.

      Se generó un segundo de silencio un tanto incómodo, porque no quedaba claro si el comentario de Paula estaba cargado con un dejo de reproche hacia Marcos, o si simplemente, había sido una descripción de lo que vivieron.

      –Ojo, que no se entienda mal; no lo digo como reproche, porque fue una decisión tomada de a dos –agregó Paula, que se acercó a Marcos y le dio un beso en los labios.

      Paula era arquitecta y trabajaba de manera independiente. Lo hacía por placer y solo cuando lograba enganchar un cliente a través de algún contacto de su círculo de amistades. Claramente, no lo hacía por necesidad económica.

      –Hablando de hijos... ¿Ustedes piensan esperar mucho más o tomaron la decisión de no procrear? –preguntó Marcos, dirigiéndose a las otras dos parejas.

      –Justamente, el señor me acaba de plantear ese tema esta mañana y enseguida pusimos manos a la obra –dijo Marina, refiriéndose a Aquiles.

      –Ahora entiendo, por eso te arrastrabas en la cancha –dijo Adrián, más allá de que Aquiles, luego del partido, ya les había contado lo acontecido con Marina.

      Todos rieron.

      – ¡Ah... mirá vos! ¿No pensaban contar nada? –dijo Paula.

      –Les estamos contando ahora –respondió Marina –de todas maneras, tengo que ir al ginecólogo para que me saque el DIU, porque, de lo contrario, va a ser un poco difícil que quede embarazada –agregó.

      –Ah... bueno amigo, entonces a comenzar a alimentarse bien, a tomar vitaminas... te aguarda una etapa de dale que te dale. Recuerdo que, cuando nosotros comenzamos a buscar para quedar embarazados, nos generó un morbo total la situación y fue una etapa en la que lo hacíamos casi todos los días –dijo Marcos.

      –Ahora entiendo, fue la etapa en la que se te caían los papeles en la oficina y que te encontraba durmiendo con la cabeza apoyada sobre el escritorio –dijo Aquiles riendo y bromeando.

      Todos rieron nuevamente.

      –¿Y Uds.? –preguntó Aquiles, dirigiéndose a Adrián y a Inés.

      –También lo estuvimos conversando –dijo Adrián, que, sin poder continuar, fue interrumpido por Marcos que, brutalmente y sin filtro, como era su costumbre, dijo:

      –¡Más que hablarlo, hay que ponerla amigo!

      Todos rieron a las carcajadas.

      –Fuera de broma, estamos con ganas; Inés termina su posgrado en un par de meses, así que, en cualquier momento, supongo que tendremos novedades –continuó Adrián.

      Inés era ingeniera en sistemas y estaba haciendo una especialización en robótica.

      –Bueno, parece que se viene una etapa de mucho sexo y de lujuria extrema –comentó Marcos.

      –Hablando de sexo y de lujuria, contale a las chicas lo que sucedió en la oficina –dijo Aquiles.

      Las tres miraron fijamente a Marcos, aguardando por quitarse la intriga instalada por Aquiles.

      –Nada... sucede que el viernes al mediodía, salí de mi oficina y vi que Alejandro estaba con una ventana de videoconferencia y que del otro lado había un tipo en ropa interior... me resultó una situación incómoda, y sin que se diera cuenta, volví a entrar a mi despacho y ahí quedo todo. Esta tarde se lo comenté a Aquiles y ahora tiramos el tema acá, para ver qué opinan Uds. como mujeres –dijo Marcos.

      –Quien es Alejandro –preguntó Inés.

      –Un empleado de los chicos que alguna vez vino a jugar fútbol con nosotros –dijo Adrián.

      –¿Es gay? –pregunto nuevamente Inés.

      –No lo sabemos, al menos, no lo parece, quizá fue algo que no tiene nada que ver con lo que imaginamos. Puede que solo estuviese curioseando –comentó Marcos.

      –Ponele СКАЧАТЬ