Aproximaciones a la filosofía política de la ciencia. Отсутствует
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СКАЧАТЬ retiro de Woolsthorpe, entre 1665 y 1666, Newton descubrió el método de fluxiones, elaboró la teoría de los colores y concibió la idea de la gravitación universal. Según señala su biógrafo, Richard Westfall, 7 la famosa historia de la manzana parece estar vinculada también a su estancia en esta localidad. Todos estos logros, anota el propio Newton, "corresponden al periodo 1665-1666, los años de la epidemia. Porque en aquel tiempo, me encontraba en la plenitud de mi ingenio, y las matemáticas y la filosofía me ocupaban más de lo que lo harían nunca después". Todo esto se produce en la soledad, en el aislamiento, lejos de los laboratorios, las bibliotecas y las estructuras académicas, de congresos y reuniones y en un momento en que incluso la asignación económica de su College estaba en el aire. Por entonces un científico, uno de los más importantes que ha dado la humanidad, aún podía trabajar así.

      

       La simbiosis entre tecnociencia y política

      Como ha señalado Miguel Ángel Quintanilla, los cambios científicos y tecnológicos se producen hoy a un ritmo extraordinariamente rápido, tienen una gran amplitud y profundidad, dependen de la estrecha conexión existente entre ciencia y tecnología, y son uno de los factores más importantes del crecimiento económico y del cambio social. Pero los cambios en ciencia y tecnología no están determinados, dependen de la voluntad de las personas (en el mejor de los casos de la voluntad democrática, aunque esto, por supuesto, no está garantizado). En consecuencia, parece sensato y necesario el establecimiento de políticas científicas.

      De hecho, tras la Segunda Guerra Mundial, muchos organismos (UNESCO, OCDE, OEA...) y gobiernos comenzaron a adoptar políticas científicas. En principio se trataba de políticas para impulsar y promover el desarrollo científico y tecnológico, que se adoptaban en el convencimiento de que dicho desarrollo produciría, a su vez, un progreso económico e industrial. Indudablemente, tanto el desarrollo tecnocientífico como el industrial y económico se hallan entrelazados en nuestros días, y producen intensos cambios sociales y naturales. Además, tanto la investigación científica como la innovación tecnológica están en estrecha dependencia de las decisiones políticas y de las prácticas sociales: la expansión de internet, por ejemplo, está recibiendo un apoyo político inusitado, y la introducción de ordenadores, que, sin un cambio cultural y de costumbres, no serviría para aumentar la productividad, contribuye a ella merced a los cambios sociales y laborales recientemente introducidos. No existe, en fin, algo así como un destino fatal necesario para la tecnociencia.

      Quizá esta afirmación es por ahora demasiado optimista, pero lo que está claro es que apunta claramente en la dirección de una confluencia entre filosofía de la ciencia y filosofía política, especialmente si queremos que algún día la afirmación sea plenamente verdadera.

       La naturaleza "politizada"

      De las transformaciones tecnocientíficas y sociopolíticas a las que nos hemos referido se han seguido también transformaciones en la propia naturaleza. La relación natural/social ha resultado modificada, así como la relación natural/ artificial. En el primer caso se ha dado una inversión, en el segundo una fusión. Inversión, porque ya no es la polis la que está en el seno de la naturaleza, sino la naturaleza la que ha sido incluida dentro de la polis. Fusión, porque lo natural y lo artificial no se presentan ya como dominios disjuntos de objetos, sino como concausas de los mismos efectos.

      El hombre siempre pensó en la naturaleza como en un ser de dos caras. Por un lado es la madre amorosa que provee de todo lo necesario para la vida. Por otra parte, la naturaleza con frecuencia exige del ser humano el esfuerzo del trabajo y del ingenio para arrancarle sus bienes más preciados y en los peores momentos se vuelve un monstruo que atormenta y devora a sus hijos. La relación del ser humano con la naturaleza, venerada y temida, era de todo menos política. El hombre extraía unos pocos frutos de la naturaleza y se protegía de la misma. Eso es todo. Jamás imaginó el hombre antiguo que su labor sobre la Tierra podría amenazar la continuidad de la vida en la misma, que sus artes de pesca o de caza podrían acabar con ninguna especie. La naturaleza era vista como algo grande y estable, inconmensurable СКАЧАТЬ