Название: Aproximaciones a la filosofÃa polÃtica de la ciencia
Автор: ОтÑутÑтвует
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
isbn: 9786070252570
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Utilicemos como contraste el paisaje del Proyecto Manhattan, que sirvió para desarrollar y fabricar la primera bomba atómica. Para empezar conocemos el nombre del proyecto, una entidad social, más que el de los científicos que intervinieron en él, que fueron muchos, de diversas nacionalidades y de distintas especialidades, instalados algunos en centros universitarios y otros en centros industriales, y conectados todos con el poder político y militar. El "éxito" del proyecto no se hubiera producido de no ser por el impulso político y financiero que recibió de Churchill, Roosevelt y Truman, por la colaboración de muchos de los mejores científicos del momento: físicos, químicos, informáticos..., por las aportaciones de la industria química de los Estados Unidos y por la coordinación de todo ello dentro de complejas estructuras militares. Con el Proyecto Manhattan nace lo que se conoce como la "Gran Ciencia", un hecho social de enormes dimensiones con ramificaciones de todo género. Para hacernos una idea de su envergadura, basta con recordar que en él se gastaron 2.191 millones de dólares, que su resultado final sirvió para generar una terrible masacre, que todos los equilibrios de la Guerra Fría (la política mundial de cuatro décadas) dependieron de la investigación y el desarrollo nuclear, y que, en fin, el estallido de la bomba atómica abrió en Occidente un debate ético sobre la función de la técnica en el que todavía nos encontramos.8 En nuestros días ocupan un lugar similar el "Proyecto Genoma Humano" (pgh) y el "Proyecto Brain", pero se han dado algunos cambios significativos. Por ejemplo, el pgh nace ya rodeado de un aparato de relaciones públicas importante, desde el propio pgh se ha intentado incentivar el debate social y las repercusiones éticas y políticas forman parte, de modo explícito, de las preocupaciones de algunos de los científicos involucrados en el proyecto.
La naturaleza eminentemente social de la producción científica, así como el gran poder de influencia que la ciencia tiene sobre la propia sociedad, tanto mediante las aplicaciones tecnológicas, como mediante las imágenes del mundo que propone, hacen que la reflexión filosófica sobre la ciencia no pueda permanecer ajena por más tiempo a la perspectiva política. Y viceversa, la filosofía política y social no ha podido por menos que ocuparse de la tecnociencia, ya que se trata de uno de los más poderosos factores de configuración social. Cuando los sociólogos comienzan a caracterizar nuestra sociedad actual como una sociedad de la información y del conocimiento, es más que evidente que la tecnología y la ciencia son ya objeto de reflexión para el pensamiento político y social. Pero, junto a la perspectiva sociológica, hace falta una mirada filosófica que atienda a los aspectos críticos y evaluativos. Como ha defendido Srdan Lelas, 9 la filosofía de la ciencia tiene que tratar ahora sobre la legitimidad de la ciencia en una doble dimensión, en su relación epistémica con la naturaleza y en su relación práctica con la sociedad.
La simbiosis entre tecnociencia y política
Como ha señalado Miguel Ángel Quintanilla, los cambios científicos y tecnológicos se producen hoy a un ritmo extraordinariamente rápido, tienen una gran amplitud y profundidad, dependen de la estrecha conexión existente entre ciencia y tecnología, y son uno de los factores más importantes del crecimiento económico y del cambio social. Pero los cambios en ciencia y tecnología no están determinados, dependen de la voluntad de las personas (en el mejor de los casos de la voluntad democrática, aunque esto, por supuesto, no está garantizado). En consecuencia, parece sensato y necesario el establecimiento de políticas científicas.
De hecho, tras la Segunda Guerra Mundial, muchos organismos (UNESCO, OCDE, OEA...) y gobiernos comenzaron a adoptar políticas científicas. En principio se trataba de políticas para impulsar y promover el desarrollo científico y tecnológico, que se adoptaban en el convencimiento de que dicho desarrollo produciría, a su vez, un progreso económico e industrial. Indudablemente, tanto el desarrollo tecnocientífico como el industrial y económico se hallan entrelazados en nuestros días, y producen intensos cambios sociales y naturales. Además, tanto la investigación científica como la innovación tecnológica están en estrecha dependencia de las decisiones políticas y de las prácticas sociales: la expansión de internet, por ejemplo, está recibiendo un apoyo político inusitado, y la introducción de ordenadores, que, sin un cambio cultural y de costumbres, no serviría para aumentar la productividad, contribuye a ella merced a los cambios sociales y laborales recientemente introducidos. No existe, en fin, algo así como un destino fatal necesario para la tecnociencia.
Las políticas de promoción de la ciencia y de la técnica fueron pronto completadas con políticas de orientación del desarrollo tecnocientífico (por ejemplo, a través del establecimiento de áreas prioritarias en las convocatorias de proyectos de investigación), y posteriormente enriquecidas y mejoradas con las políticas de control y previsión de los efectos de dicho desarrollo, efectos de diversa índole de los que no quedaban excluidos aquéllos considerados perjudiciales. Por último, hay ya países en la actualidad que diseñan políticas científicas integrales de promoción, orientación, evaluación y control de riesgos e impactos de naturaleza social o ambiental. "En este momento el desarrollo del sistema científico y técnico depende tanto del científico que está investigando en el laboratorio como del ciudadano de a pie que está votando los presupuestos para que pueda seguir investigando en el laboratorio." 10
Quizá esta afirmación es por ahora demasiado optimista, pero lo que está claro es que apunta claramente en la dirección de una confluencia entre filosofía de la ciencia y filosofía política, especialmente si queremos que algún día la afirmación sea plenamente verdadera.
La naturaleza "politizada"
De las transformaciones tecnocientíficas y sociopolíticas a las que nos hemos referido se han seguido también transformaciones en la propia naturaleza. La relación natural/social ha resultado modificada, así como la relación natural/ artificial. En el primer caso se ha dado una inversión, en el segundo una fusión. Inversión, porque ya no es la polis la que está en el seno de la naturaleza, sino la naturaleza la que ha sido incluida dentro de la polis. Fusión, porque lo natural y lo artificial no se presentan ya como dominios disjuntos de objetos, sino como concausas de los mismos efectos.
El hombre siempre pensó en la naturaleza como en un ser de dos caras. Por un lado es la madre amorosa que provee de todo lo necesario para la vida. Por otra parte, la naturaleza con frecuencia exige del ser humano el esfuerzo del trabajo y del ingenio para arrancarle sus bienes más preciados y en los peores momentos se vuelve un monstruo que atormenta y devora a sus hijos. La relación del ser humano con la naturaleza, venerada y temida, era de todo menos política. El hombre extraía unos pocos frutos de la naturaleza y se protegía de la misma. Eso es todo. Jamás imaginó el hombre antiguo que su labor sobre la Tierra podría amenazar la continuidad de la vida en la misma, que sus artes de pesca o de caza podrían acabar con ninguna especie. La naturaleza era vista como algo grande y estable, inconmensurable СКАЧАТЬ