Comprometida . Морган Райс
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СКАЧАТЬ Y a medida que se acercaba y el sol iluminaba su pelo marrón, sus ojos de color azul claro y su piel blanca translúcida, le sorprendió, una vez más, su belleza natural.

      Estaba a punto de responder pero, como de costumbre, ella no lo dejó hablar.

      "Me desperté a menos de tres metros de ti", continuó mientras se acercaba comiendo otra fresa, "y te sacudí una y otra vez ¡pero no despertabas! Así que me fui y me puse a recolectar fresas. Ya quería irme de este lugar pero no iba a dejarte a merced de los pájaros. Tenemos que encontrar a Caitlin. ¿Quién sabe dónde estará? Ella podría necesitar nuestra ayuda en estos momentos. ¡Y todo lo que haces es dormir! Después de todo, ¿para qué regresamos si no nos vamos a levantar e ir… "

      "¡Por favor!" Sam gritó, rompiendo a reír. "¡No puedo decir una palabra!"

      Polly se detuvo y lo miró con sorpresa,como si no tuviera ni idea de que estaba hablando muchísimo.

      "Pues bien," dijo ella, "¡habla!"

      Sam la miró, distraído por lo azul que sus ojos se veían a la luz de la mañana; finalmente cuando tuvo la oportunidad de hablar, se quedó congelado olvidando lo que iba a decir.

      "Uh …", comenzó.

      Polly alzó las manos.

      "¡Chicos!", exclamó. "Nunca quieren que hables-¡pero ellos nunca tienen nada que decir! Bueno, ¡no puedo seguir esperando más! ", dijo y se apresuró pavoneándose por el campo, mientras comía otra fresa.

      "¡Espera!" Sam gritó, corriendo tratando de alcanzarla. "¿Adónde vas?"

      "¿Pues a encontrar a Caitlin, por supuesto!"

      "¿Sabes dónde está?", preguntó.

      "No," dijo ella. "Pero sé dónde no está- ¡y es en este campo! Tenemos que salir de aquí. Encontrar la ciudad más cercana, o edificios, o lo que sea, y averiguar en qué época nos encontramos. ¡Tenemos que empezar en alguna parte! ¡Y este no es un lugar adecuado!"

      "Bueno, ¿¡No crees que yo también quiero encontrar a mi hermana!?" Sam gritó exasperado.

      Finalmente, ella se detuvo y se volvió de frente hacia él.

      "Quiero decir, ¿no quieres que te acompañe?", preguntó Sam, dándose cuenta de lo mucho que quería buscar a Caitlin con ella. "¿No quieres que busquemos juntos?"

      Polly lo miró con sus grandes ojos azules, como si lo estuviera evaluando. Él sentía como si lo estuvieran  investigando, y pudo ver que ella no estaba segura. No lograba entender por qué.

      "No sé," ella dijo finalmente. "Quiero decir, te manejaste muy bien allá en París -Tengo que admitirlo. Pero … "

      Hizo una pausa.

      "¿Qué pasa?", le preguntó finalmente.

      Polly se aclaró la garganta.

      "Bueno, si quieres saberlo, el último-um-chico- con quien estuve -Sergei resultó ser un mentiroso y un estafador, me engañó y me usó. Era demasiado tonta para darme cuenta. Pero nunca más voy a dejarme engañar así de nuevo. Y no estoy lista para confiar en nadie de la raza masculina, incluido tú. Es sólo que no quiero estar con ningún chico ahora. No es que tú y yo-no estoy diciendo que SEAMOS-no pienso en ti de esa manera-más que como un amigo- un conocido-"

      Polly empezó a tartamudear, y Sam pudo ver lo nerviosa que estaba y no pudo evitar sonreír para sus adentros.

      »Pero es sólo que estoy harta de los chicos. Sin ánimo de ofender."

      Sam sonrió divertido. Le encantaba su candor y su desparpajo.

      "No me ofende", respondió. "La verdad sea dicha," añadió, “Yo estoy harto de las chicas."

      Los ojos de Polly se abrieron de sorpresa; claramente no era la respuesta que había estado esperando.

      "Pero se me ocurre que tenemos una mejor oportunidad de encontrar a mi hermana si buscamos juntos. Quiero decir-" Sam se aclaró la garganta, "profesionalmente hablando."

      Ahora fue el turno de Polly de sonreír.

      "Profesionalmente hablando," repitió.

      Sam extendió formalmente su mano.

      "Te lo prometo, sólo seremos amigos, nada más", dijo. "He renunciado a las chicas para siempre. No importa lo que pase. "

      "Y he renunciado a chicos para siempre. No importa qué, " Polly dijo, todavía examinando su mano que colgaba en el aire, aun no muy segura.

      Sam sacó su mano con paciencia, esperando.

      "¿Solo amigos?", preguntó. "¿Nada más?"

      "Sólo amigos", dijo Sam.

      Finalmente, ella extendió su mano y se la estrechó.

      Sam no pudo evitar notar que ella sostuvo su mano por un poco demasiado largo tiempo.

      CAPÍTULO TRES

      Caitlin se sentó en el sarcófago y le devolvió la mirada al hombre que tenía frente a ella. Sabía que lo conocía de alguna parte, pero no lograba ubicar de dónde. Miró sus grande ojos cafés preocupados, su rostro perfectamente cincelado, sus pómulos, su piel suave y su cabello grueso y ondulado. Era hermoso, y ella percibió lo mucho que se preocupaba por ella. En el fondo, sentía que se trataba de una persona importante para ella pero, con toda sinceridad, no podía recordar quién era.

      Caitlin sintió algo húmedo en su palma y miró hacia abajo para ver un lobo sentado allí, lamiéndola. Le sorprendió lo cariñosa que la loba era con ella, como si la conociera de siempre. Tenía una hermosa piel blanca, con una sola raya gris que iba por el medio de su cabeza y su espalda. Caitlin sentía que también conocía a este animal y que en algún momento de su vida había tenido una estrecha relación con ella.

      Pero aunque trató, no pudo recordar cómo.

      Con la esperanza de  poder refrescar su memoria, miró a su alrededor. La habitación se ponía lentamente en foco. Era oscura y estaba iluminada sólo por una antorcha y a lo lejos vio otras habitaciones llenas de sarcófagos. Tenía un techo bajo abovedado, y las piedras se veían antiguas. Parecía una cripta. Se preguntó cómo había llegado hasta allí -y quiénes eran esas personas. Sentía como si se hubiera despertado de un sueño que aun no terminaba.

      Caitlin cerró los ojos por un momento respirando profundamente y, repentinamente, una colección de imágenes al azar cruzó por su mente. Se vio de pie en el Coliseo romano luchando contra varios soldados sobre el suelo caliente y polvoriento; se vio volando sobre una isla en el río Hudson, mirando un castillo extendido abajo; se vio en Venecia en una góndola con un chico que no conocía y que también era hermoso; se vio en París, caminando a lo largo de un río con un hombre que ella reconoció como el mismo hombre que estaba frente a ella. Trató de concentrarse en esa imagen para aferrarse a él. Quizás la ayudaría a recordar.

      Vio a ellos dos de nuevo, esta vez en su castillo, en el campo de Francia. Los vio montar a caballo en la playa, y luego vio a un halcón dando vueltas por encima de ellos y que dejaba una carta.

      Ella trató de mirar su rostro más de cerca y recordar su nombre. Parecía regresar a ella; todo estaba СКАЧАТЬ