La alhambra; leyendas árabes. Fernández y González Manuel
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СКАЧАТЬ se llama ese walí, que se casa con una muger teniendo en su poder otra que se llama Leila-Radhyah?

      – Se llama Mohammet-ebn-Juzef-Al-Hhamar.

      – Pero Al-Hhamar no es ya solamente un valiente walí; es un rey.

      – ¡Rey!

      – Si por cierto: el califato de Córdoba se hunde: cada walí se cree bastante poderoso para declararse rey: Aben-Hud acabará mal; su corona se divide en muchas coronas.

      – ¿Y dices, señor, que Juzef-Al-Hhamar es rey?

      – Sí; rey de Jaen, Guadix y Baeza. No hablemos mas de esto.

      – ¿Pero esta inscripcion?

      – Rómpela.

      – ¿Olvidais que es el nombre de Leila-Radhyah?

      – Rómpela.

      – ¿Pero por qué tanta severidad, señor? ¿No os digo que Al-Hhamar?..

      – No hablemos mas de esto; esa desdichada ha debido morir… y no ha sabido morir. Rompe su nombre, y no le vuelvas á poner delante de mis ojos ni á enviarlo á mis oidos.

      – ¡Ah Leila, Leila de mi alma! esclamó el rey Nazar: ¡y cuán culpable he sido para contigo!

      – Eso ha sido un sueño, una pesadilla que ha pasado, dijo Leila-Radhyah sonriendo tristemente: déjame continuar.

      El Bokarí no volvió á hablar mas de mí á mi padre hasta que se concluyeron las obras. Cuando mi padre le hubo pagado, el Bokarí se atrevió á decirle:

      – Voy á España, señor: ¿qué diré á la desdichada que en aquella region llora?

      – Cuéntala lo de la inscripcion; le respondió mi padre.

      El Bokarí salió triste y acongojado de los alcázares de Al-Mostansir Billah, porque me amaba y habia concebido esperanzas de que mi padre me volveria su afecto.

      Pero ni una palabra me dijo acerca de esto, sino cuando un año adelante le ví próximo á la muerte.

      Entonces me lo reveló todo; y un amigo suyo, un renegado español, quedaba encargado de mí, de Bekralbayda y del Palacio-de-Rubíes.

      Daniel-el-Bokarí murió al cabo, y entonces conocí á Yshac-el-Rumi.

      Ya le conoces tú.

      Su historia es muy breve.

      Se halló en la batalla de Alarcos, como soldado del rey Alonso de Castilla, y fué hecho cautivo, vendido y traido á Africa.

      En Africa estudió toda la ciencia que poseia su amo, que era astrólogo, y se enamoró de una hermosa hija que el astrólogo tenia. Ella se enamoró tambien de él, y sin que su padre lo supiese se comunicaban. Pero un dia se apercibió de ello el viejo y quiso matarlos á entrambos.

      – Me casaré con ella, dijo Yshac.

      – Tú no puedes casarte con mi hija, dijo colérico el viejo: porque eres cristiano.

      – Me haré musulman.

      – Pero eres mi esclavo.

      – ¿Y qué, no vale nada la honra de tu hija?

      El astrólogo, á pesar de su codicia, cedió; Yshac se hizo musulman y se casó con su amante.

      Pero la infeliz murió poco despues al dar á luz una criatura que nació muerta.

      – Ahora comprendo, dijo el rey Nazar, la razon de la sombría tristeza de ese hombre: pero lo que no puedo comprender es la conducta que ha seguido y sigue conmigo.

      – ¡Ah! ¡pues es muy fácil de comprender! Yshac me ama.

      Frunció el entrecejo el rey Nazar.

      – Me ama como un padre ama á su hija, y quiere vengarme y vengar al pobre Daniel-el-Bokarí, de quien fué grande amigo.

      – ¿Y por qué entonces el misterio de que te ha rodeado y la especie de traicion de haber arrojado á Bekralbayda en los brazos de mi hijo Mohammet, y habérmela vendido despues?

      – Yshac-el-Rumi y yo amamos á Bekralbayda como si fuese nuestra hija: Yshac la llevó á Alhama para que el príncipe la viese y la amase: yo quise que tú la conocieses tambien.

      – ¿Y para qué?

      – Para que tuviese celos Wadah.

      – Pero los celos de Wadah matan.

      – Te juro que no matarán á Bekralbayda. ¿No estaba á tu lado en tu alcázar Yshac-el-Rumi?

      – No comprendo bien esto.

      – Antes de mucho lo comprenderás.

      – ¿Pero esa diadema, esas joyas, esas galas que te cubren y que valen un tesoro, Leila?

      – ¡Ah! ¡desconfias de mi!

      – No, no desconfio: pero en tu habitacion de Córdoba se encontraron todas tus joyas, joyas que yo he conservado, como un precioso tesoro de mi corazon, porque creí que esas joyas y esas ropas eran lo único que me quedaba de tí.

      – Despues de la muerte de el Bokarí, permanecimos algunos meses en Tlencen; pero al fin, yo que ansiaba volver á Andalucía, porque en Andalucía estabas tú, escité á Yshac á que viniésemos á vivir á Granada, y cediendo á mis deseos Yshac dispuso el viaje.

      Al dia siguiente un esclavo de mi padre entró en nuestra casa.

      – Te llamas Yshac-el-Rumi, dijo á este.

      – Sí, contestó.

      – El poderoso rey Al-Mostansir Billah te ordena que vayas á su alcázar.

      Yshac fué.

      Al-Mostansir Billah le dió un cofre de hierro muy pequeño y una carta, y le dijo:

      – Entrega esto á Leila-Radhyah.

      Al-Mostansir Billah cuando hubo entregado el cofre y la carta y dicho estas palabras á Yshac, le volvió la espalda.

      Yshac me entregó el cofre y la carta.

      Abrí la carta antes que el cofre y ví que decia:

      «Un rey tenia una hija:

      Y esta hija del rey era muy hermosa.

      Y tan hermosa era, que los sabios le habian dicho:

      Tu hija será causa de crímenes y desdichas.

      El rey encerró á su hija; pero la princesa empezó á languidecer.

      El rey llamó á los sabios y les mostró la princesa:

      ¿Qué enfermedad padece mi hija? les preguntó.

      Y СКАЧАТЬ