Название: Historia de Venezuela, Tomo I
Автор: Aguado Pedro de
Издательство: Public Domain
Жанр: Историческая литература
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En esta jornada se aparto vn capitan llamado Pedro de Linpias(A), a quien cupo por suerte yr con çierta gente por la cordillera y serrania que caen sobre la propria laguna, donde tomo cantidad de oro fundido y alguno en polvo, de do quedo la noticia y fama que agora dizen de los braços de herina, que es esto: y avnque despues lo an salido a buscar algunos capitanes, nvnca an topado con ello. Es tierra de pocos naturales, pero de muy rricas minas de oro debaxo de tierra. Y con la horden dicha camino el canpo de Fedreman derecho a la laguna, donde llego, con harto trabaxo y perdida de los suyos, al propio paso y lugar de do antes abia partido Chabes con toda la gente, que era la rrancheria y alojamiento do estuvo Miçer Ambrosio. Llegados alli hallaron mal adereço para poder pasar la laguna, porque los bergantines y canoas todo lo quemaron quando pasaron: solo les quedo para rremedio desta pasada, sacar de la laguna las obras muertas del nabio que antes alli abian tenido para su conquista y pasaje, que abiendole pegado fuego se habia quemado todo lo que cay fuera del agua; y aderesçandolo lo mejor que pudieron, pasaron todos de la otra parte de la laguna de Maracaybo, donde se alojo el campo, en tanto que Fedreman, juntamente con su yda a Coro, determinaba su viaje y la derrota que abia de tomar.
(A) Pedro de Limpias y Sarmiento, que habia llegado con Ampiés á Venezuela, y se distingió en las jornadas de Alfinger y Federmán, era un hidalgo, natural de Burgos, según Castellanos, y montañés, según el Padre Simón.
Tenía gran facilidad para aprender las lenguas de los indígenas, y esto hizo doblemente valiosos sus servicios.
Como más adelante se dirá, acompañó á Huten en su expedición, pero indispuesto con su jefe deslució su historia, haciéndose merecedor de grave castigo, que no sufrió. Sirvió después á las órdenes de Carvajal, y tomó parte en la jornada de Alonso Pérez de Tolosa.
Fué uno de los fundadores de Tocuyo, en el que se estableció.
CAPITULO ONZE
En el qual se escribe vna guaçabara que los yndios dieron á los españoles, y el subceso de ella, y como pasando adelante y pasando por muchas poblazones y rrios cavdalosos, llegaron al rrio de Papamene.
Abiendo ya asosegado Jorge Espira a su gente del alboroto que entre ellos se abia levantado sobre yr en descubrimiento de las tierras y españoles que por notiçia les abia dado aquella yndia de quien atras queda largamente dicho, y estando casi de camino para pasar adelante, fueron juntos y conbocados esos pocos naturales que por aquella comarca abia, para acometer a los españoles y hazer en ellos el daño que pudiesen; y poniendo en efeto su determinaçion, vinieron de mano armada vn día muy de mañana, ya que quería amaneçer, que es la ora en que mas comunmente los yndios suelen dar en los españoles, y llegando a donde las velas o çentinelas estavan casi dormidas, arronjaron vna lança y dieron a vno de los que velaban en la rrodela que se la pasaron y juntamente con ella el cuerpo del que la tenia, que dende a poco murio dello, y con esto fueron sentidos los yndios por los demas españoles, los quales luego tomaron las armas para rresistir a sus contrarios; y los adereços de guerra que trayan estos naturales eran muy creçidas lanças de palma y rrodelas de anta y mucha cantidad de flecheria con rreçios arcos y grandes hondas de las quales vsaban con mucha destreza; eran muy çiertos en el golpe; trayan asi mesmo muy grandes ollas y gruesas cabuyas o sogas para atar a los españoles y guisarlos y comellos y celebrar vna muy buena comida, para el qual efecto trayan alli consigo a sus mugeres con los adereços de coçinar.
Ya que abia entrado el dia començose a trabar la guaçabara o pelea entre los vnos y los otros tan rreçiamente que casi estuvo por algun espaçio dudosa la vitoria; porque demas de que los yndios eran briosos y muchos, vsaban bien de todas sus armas, danificaban a los nuestros en gran manera con las piedras que les arrojaban con las hondas, que al caballo que vna vez açertaban con una piedra de las que tiraban nvnca mas lo podian hazer arrancar contra los yndios; y como en estas guerras la prinçipal fuerça sean los caballos, y los mas rrehusaban los encuentros con el terror96 de las piedras, daban mayor esperanza a los enemigos de conseguir la victoria, y era tanta la fuerça e ynpetu con que estos barbaros arrojaban vna piedra, que con ella quebraban vna rrodela hecha de macanas o de dvelas, que es bien rrezia y fuerte.
Viendo los nuestros el vigor y rresistençia de los contrarios, y quan en abentura estaba la vitoria desta guaçabara, enbio el governador Jorge Espira çincuenta soldados de a pie y quinze de a caballo que rodeando çierto trecho por detrás de vn monte o arcabuco pequeño que al vn lado se hazia, fuesen y diesen en las espaldas a los contrarios, con que los ahuyentasen, lo qual con la brevedad que el caso lo rrequeria fue hecho, y dando por las espaldas ynopinadamente de los enemigos, fueron heridos y muertos muchos de ellos, y como por ambas partes fuesen guerreados, dexando las armas, se dieron a huyr con mucha soltura, y asi obieron la bictoria los nuestros, avnque con algun daño que se recibio de heridas que dieron a particulares soldados y a muchos yndios del serviçio de los españoles, que tanbien salieron a la pelea.
Rrecogiose la gente, y porque los que salieron heridos fuesen curados y no puestos en el trabaxo del camino tan presto97, holgaron en este alojamiento otros quinze dias mas, al cabo de los quales prosiguio el Governador su descubrimiento por la halda de la sierra y fue a dar a vn pueblo que llamo el pueblo de Nuestra Señora, por respeto de que en el holgaron y estuvieron el dia de Nuestra Señora de Agosto, y este dia les hizo el Governador vn conbite a todos los soldados en rregozijo de las buenas nuebas que los yndios de aquel pueblo les daban de la prosperidad de tierra y naturales y rriquezas que adelante dezian que abian a fin de echar a los españoles de su tierra. Y aqui, asi mesmo, hizo esta gente çierta promesa a Nuestra Señora porque les encaminase aquello que deseaban.
Este pueblo de Nuestra Señora, cerca de donde al presente esta poblado vn pueblo despañoles dicho San Juan de los Llanos, que por via del Nuebo Rreyno poblo el capitan Avellaneda, es por donde despues vino a entrar el tiniente Fedreman en el Nuebo Rreyno, como adelante diremos en esta misma Istoria. Hallaron en este pueblo de Nuestra Señora vn buhio o casa de admirable grandeza; tenia de largo dozientos pasos y cada frente dos puertas grandes, y segun despues se supo, era este buhio tenplo de aquellos barbaros, donde hazian sus sacrificios al sol, a quien tenían por Dios, y en el tenían muchas donzellas recogidas, que eran ofreçidas como en sacrificio de sus padres, con las quales estava vn yndio viejo, que era como el sacerdote para aquellos ofrecimientos, el qual tenia cargo de predicar aquellas mugeres lo que conforme a sus preçetos abian de guardar. Tenian en este buhio cantidad de todo genero de mantenimientos para el sustento de aquellas ençerradas donzellas.
Pasadas las fiestas y rregoçijos; que no debieron ser pocos los que se hizieron con las buenas nuebas de la tierra de adelante, prosiguieron su viaje, y al salir del pueblo de Nuestra Señora, ya que yvan marchando, salieron á dar en los españoles cantidad de yndios de aquella provinçia, los quales se abian juntado para dar en el alojamiento de los españoles y alli danificarlos todo lo que pudiesen, porque les pareçia mal la mucha tardança y entretenimiento que en su tierra hazian, y tan mal libraron en este acometimiento del camino como libraran si en el alojamiento acometieran; porque luego la gente que allí yva de a caballo dio en ellos, y alançeando muchos de los que en la delantera yvan fueron façilmente rrebatidos y desbaratados, de suerte que no tornaron a dar mas desasosiego al canpo СКАЧАТЬ
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En la edición de Caracas:
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En la edición de Caracas, la coma está después de la palabra