Historia de Venezuela, Tomo I. Aguado Pedro de
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Historia de Venezuela, Tomo I - Aguado Pedro de страница 26

Название: Historia de Venezuela, Tomo I

Автор: Aguado Pedro de

Издательство: Public Domain

Жанр: Историческая литература

Серия:

isbn:

isbn:

СКАЧАТЬ que cerca estaba, donde se mato y fue comido bien en breve de los peçes, porque yendo otro dia a pescar al propio lugar vn español tomo vn peçe creçido, en el buche del qual hallaron la natura y conpañones todo junto deste yndio; y avnque despues, por persuasiones de algunos buenos soldados, fue persuadido Jorge Espira á enbiar gente a descubrir este Rreyno, y salieron al efeto çierta conpañia de soldados con vn Juan de Villegas(A), que despues governo aquella provincia de Venençuela, no hizieron cosa ninguna que les aprovechase; porque hallando la subida de la sierra dificultosa para caballos, se bolvieron desde çiertos pueblos que algo metidos en la cordillera estaban, donde tomaron cantidad de mantas y sal de la que del Rreyno baxaba, y con esta su floxedad dexaron casi como de entre las manos este pedaço de prospera tierra con que despues con no menores trabaxos y calamidades de los que esta gente paso, pero con mejor fortuna y mas ostinados animos, descubrieron por muy diferente derrota de esta y conquistaron y sujetaron el tiniente Gonçalo Ximenez de Quesada y sus comilitones, tres años despues del acometimiento85 de Jorge Espira, con que ylustraron y perpetuaron sus buenos hechos y hazañas, y mereçio dignamente el teniente y general Ximenez de Quesada ser Adelantado del Nuebo Rreyno, y sus soldados y conpañeros en el trabaxo gozar de vna prospera quietud con que descansadamente oy gozan de los frutos y esquilmos de aquella tierra, justamente por ellos mereçidos.

      Y desta propia adversa fortuna partiçipo Miçer Ambrosio, como en su Istoria se trata86, pues hallandose el año de veynte y nuebe, no diez leguas ni avn ocho desta provinçia del Nuevo Reyno, por la parte por donde al presente esta poblada la çivdad de Panplona, en el distrito del propio Nuebo Rreyno, dexo de seguir su descubrimiento como lo llevaba encaminado, y dando la buelta sobre mano izquierda, ynclinandose a çiertas poblazones de gentes chitarera que de aquella parte abia, fue dende a pocos dias muerto, y su gente se bolvio a la laguna de Maracaybo, por diferente camino del que abia llevado, y de alli a Coro.

NOTAS AL CAPÍTULO VII

      (A) Según Oviedo y Baños, acompañaron á Villegas cuarenta hombres, entre los cuales iban Francisco Infante, Gonzalo Martel de Ayala, Francisco de Madrid, Juan Cuaresma de Melo, Hernán Pérez de la Muela y Alonso de Campos.

      De este Juan de Villegas se ha de hablar largamente más adelante, pues llegó á obtener la confianza de los Gobernadores, y aun á regir él mismo la tierra, y entonces será ocasión de poner de manifiesto las condiciones de éste hombre, tan duramente juzgado por algunos.

      CAPITULO OTABO

      Como pasando adelante Jorge Espira con su gente dieron en vna poblazon que por su fortaleza llamaron Salsillas; y de çierta notiçia que tubieron de vn gran rrio, que presumieron ser el Marañon.

      No paso el Governador con su gente por las tierras y poblazones que en suma y algo escuramente rreferi en el capitulo antes deste, tan pacificamente que no le matasen y descalabrasen y hiriesen algunos soldados, de suerte que le fue necesario detenerse algunos dias adelante de donde yntento entrar en el Nuebo Rreyno, hasta tanto que sus enfermos tuviesen mejoria, y convaleçieron de tal manera que avnque trabajosamente estuvieron para caminar, y pasando adelante con su largo y trabajoso descubrimiento, con sobra de buena esperança, porque algunos yndios que se abian tomado por las provinçias por do abian pasado, astuta y malvadamente a fin de echar los españoles de sus tierras, y conoçiendo en alguna manera, avnque barbaros y de rrusticos yngenios, la pretension de los españoles, que era aber muchas rriquezas de oro y plata, de lo qual, avnque aquellos barbaros careçian, no dexaban de tener algun conocimiento de muy lexos, espeçialmente que el Governador les mostraba algunas pieças que destos metales llevaba, y asi casi todos los yndios pareçia que por abiso del demonio, estaban tan conformes que vno de otro no discrepaba en dar muy buena rrelaçion y notiçia al governador Jorge Espira de que adelante por la derrota que yva hallaria tanta abundançia de aquellos preçiosisimos87 metales que cargarian muy muchos caballos dellos en llegando, y con esto, añadian calidades de gentes vestidas de mucha grabedad y magestad que lo poseian, y con otros falsos colores que a sus platicas daban, henchian los animos de los soldados de vna tan buena y loca esperança, que çiegos y llenos de codiçia, pasaban por muy yntolerables trabaxos, y no estimando los que delante se les ofrecian, ni escarmentando, como suelen decir, en cabeça agena, pues cada dia vian desminuir y apocar el numero de la gente de su conpañia con miserables muertes que rrecebian, vnos de hanbre, otros de cansados y trabajados, otros comidos y despedaçados de brabos tigeres, y otros de diferentes generos de enfermedades que les daba, mas vsando de sus ynbençibles animos, avnque temerariamente, siempre proseguian adelante con su descubrimiento y jornada; y asi dieron de rrepente y sin pensarlo, casi desaperçebidos de comidas, en vna tierra algo aspera y quebraxosa, en parte montuosa y en partes rrasa, de muy rrara poblazon y esteril de comidas, donde se tomaron algunos yndios, los quales, siendo ynterrogados por sus faravtes, dieron notiçia que çerca de alli, sobre la mano izquierda, estaba vn pueblo grande, bien proveydo de mantenimientos y de otras cosas.

      El Governador, con codiçia de ber y saber lo que era, si por ventura fuese el prinçipio de la notiçia que de atras traya, hizo asentar su canpo en la parte mas alta que le pareçio, y embiando vna buena conpañia de soldados, de los mas dispuestos para ello, les dio naturales que los guiasen por buen camino, los quales, apartandose algunas jornadas de la demas gente, llegaron a vn cerro y poblado de crecidas montañas y arcabucos, lo alto y cumbre del qual era rraso y llano, y en el estaba vn lugar ó pueblo de hasta cien casas o buhios grandes, el qual demas de la fortificaçion conque la naturaleza lo abia dotado, artifiçialmente, por yndustria de los yndios y moradores de aquel pueblo, tenia hecho vn palenque de gruesos troncos de palma, muy espinosos y puyosos, apretados y abraçados vnos con otros, de mediana altura. Junto con esto y alrrededor del mesmo palenque, tenia hechas muy hondas cabas, dentro de las quales estavan hincadas muy largas y altas puyas, las puntas para arriba, y cubiertas estas cabas muy sutilmente con muy delgadas varas y tierra ençima, y sobre la tierra de las cabas sembradas algunas yervas para mas disimulaçion, que ninguno que no lo obiera bisto pudiera presumir que alli obiese aquellos hoyos, ni que gente de tan rrusticos yngenios como son aquellos yndios tubiesen capaçidad para ynventar semejante manera de fueça y custodia para su pueblo y personas.

      Llegados nuestros españoles, como se a dicho, a bista deste pueblo y palenque, luego que fueron juntos determinaron de arremeter y asaltallo, porque la çerca no era muy alta, y como de tropel se fuesen llegando sin mirar por do yvan, vno de los de la conpañia, llamado Migel Lorenço, antiçipose de los demas quiriendose nombrar y ganar honrra; mas como no mirase donde ponia los pies, fue engañado con el artifiçio e yngenio de aquellos barbaros, y cayo dentro de vn hoyo de aquellos, y como los demas viesen que el conpañero no pareçia, presumiendo el engaño que en la tierra abia, se rrepararon y fueron llegando atentadamente hasta donde el soldado se abia sumergido y hallandolo bivo, porque cayo casi de lado entre las puyas y estacas del hoyo, no abia rreçebido lision ninguna, y echandole çiertas varas largas en que se asiese, lo sacaron con toda presteza del hoyo, sin que los yndios tubiesen lugar de tomar las armas y ofendellos, pero avnque quando acudieron estaba ya fuera el español, ellos començaron, desde lo alto del palenque a arrojar ynomerable cantidad de flecheria, y muchas lanças y dardos, con que hizieron rretirar a los españoles, y los arredraron del palenque, hiriendoles algunos soldados, y sin rreçebir ellos daño alguno quedaron vitoriosos, porque avnque los nuestros, aquel propio dia y otro despues, diversas vezes, procuraron con buenos ardides asaltar el palenque, fueron sienpre rrebatidos de los de dentro, sin poder hazer ningun daño en ellos; y considerando quan fortaleçido estaba aquel pueblo, y que si perseveraban en querello tomar su ostinaçion seria de ningun efeto, y asi tenida por temeraria y loca, acordaron dexar aquel pueblo con su vitoria, al qual por pareçelles con aquella manera de fortificaçion ynespunable para las armas que tenian con que arruynallo, le pusieron por nombre Salsillas, casi en memoria de la ynespunable fuerça de Salsas, que en Cataluña esta.

      Solamente obieron deste pueblo vna yndia con vna criatura de hasta siete v ocho años, con la qual por presa de su trabaxo se bolbieron a donde abia quedado su Governador alojado, sin llevar otro rrecurso ni proveymiento de СКАЧАТЬ



<p>85</p>

En la edición de Caracas: acontecimiento.

<p>86</p>

Idem id.: como en su Historia trata, omitiendo el se.

<p>87</p>

En la edición de Caracas, y sin duda por errata de imprenta, se dice preciosimos.