Historia de Venezuela, Tomo I. Aguado Pedro de
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Название: Historia de Venezuela, Tomo I

Автор: Aguado Pedro de

Издательство: Public Domain

Жанр: Историческая литература

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СКАЧАТЬ mayor, Antoño de Chabes, le dio notiçia de como estaba con ellos el capitan Rribera, que con çiertos soldados abia salido de Santa Marta a hazer esclabos, como se a dicho, y que por hallallo en su juridiçion o governaçion el los abia preso y los tenia alli para que hiziese dellos a su voluntad. El gobernador Fedreman mando luego pareçer ante si el capitan Rribera y a los demas soldados que con el salieron de Santa Marta, y les hablo muy afablemente, ynduziendolos a que lo siguiesen de su voluntad; en fin de lo qual les dixo que el tenia por señor y padre al dotor Infante, governador de Santa Marta y Oydor de Santo Domingo, por cuyo mandado abia venido alli, al qual no queria desgustar ni dar ninguna pesadumbre; que avnque lo abian hecho mal en entrar a hazer esclabos en aquella tierra, que era de su distrito, lo de hasta alli pasase, y dende en adelante no lo hiziesen, sino que se rrecogiesen á su governaçion, y si entre ellos avia algun soldado que de su voluntad quisiese quedarse en su compañia que el se lo agradeçeria y tendria muy particular quenta con su persona, y sino que ninguno quedase y fuesen con la bendiçion de Dios, ofreçiendoles si abian menester algun abio o socorro para su camino. El capitan Rribera y sus soldados tubieron en mucho el parlamento que Fedreman les habia hecho, tan aconpañado de buenos cunplimientos y amorosas palabras y ofreçimientos, qui si no lo tubieran en aquel tiempo por cosa fea el no bolver a dar cuenta a sus governadores, desde luego se quedaran con el; mas forçados desta costunbre se despidieron y apartaron de Fedreman para yrse la buelta de Santa Marta, eçeto tres soldados que vsando de su libertad no quisieron seguir a su capitan Rribera y se quedaron alli con el general o tiniente Fedreman, el qual se detubo en este alojamiento del Cabo de la Vela algunos dias, yntentando, con çierto artifiçio de rrastros, si podia sacar perlas de la mar, lo qual por entonçes fue de ningun efecto y fue en bano su trabaxo. Mas agora entiendo que gozan de ello los vezinos del rrio de la Hacha, que çerca deste Cabo de la Vela habitan, los quales an sacado y sacan muy gran cantidad de perlas, de donde Fedreman no las pudo sacar, el qual viendo quan mal le yva con la grangeria de las perlas, determino dexalla y dar horden en la prosecuçion de su descubrimiento y jornada, en la forma que adelante se dira.

      CAPITULO SIETE

      En el qual se escriven algunas cosas de las que al governador Jorge Espira y a sus soldados les subçedio en el ynbernadero del rrio Opia, y como paso de alli adelante.

      Con la fuga de las aguas del ynbierno creçio tanto el rrio de Opia, en cuyas rriberas se abia alojado el governador Jorge Espira con sus compañeros, que con su ynvndaçion cubrio muchas tierras comarcanas al alojamiento, conque cavso muy gran daño a los españoles, que con esto eran ynpedidos a no poder salir a poblazones apartadas a buscar comida, y asi les sobrevino tan afligida hanbre que les cavsaba enfermedades y otros daños con que eran muertos; y por otra parte eran danificados de los tigeres, que como a lugar mas alto y seguro de las aguas, se abian rrecogido muy gran cantidad de ellos a donde el rreal de los españoles estaba alojado, que en pocos dias les abian llevado delante de los ojos y avn casi de entre las manos muy gran cantidad de yndios e yndias ladinos que les servian, y entre ellos algunos españoles; y entre otros a quien esta desgraçia les subçedio fue a vn Manuel de Serpa, portuges, que abiendo salido con otros conpañeros a coger cierta fruta, no muy desbiado del alojamiento, llamada hobos, que era el prinçipal mantenimiento con que se sustentaban los españoles, vn tigere llego desvergonçadamente, y con su bruto y cruel atrevimiento, delante de los demas españoles, le dio con las manos vn golpe o manotazo a este portuges en la cabeça que la hizo pedaços, y pasando por entre los demas el tigere armado o enrrizado, no obo quien osase herille ni hazelle mal ninguno.

      Trayan estos animales tan amedentrada toda la gente, que hasta los caballos sentian el daño y no osaban salir ni apartarse del alojamiento a paçer, por estar algunos heridos y lastimados de ellos; y las espias que para rreguardo del campo se suelen poner en lugares acomodados para ello y junto a los caminos por donde mas el peligro se teme, no daban lugar los tigeres a que asi se hiziese ni se guardase en esto ni en otras muchas cosas la diçiplina militar, mas ynterronpiendolo todo eran cavsa que los que hazian la guardia y servian de espias y velas hiziesen sus oficios encima de arboles muy altos, a donde avn del todo no se tenian por seguros, segun las astucias y trayçiones de que vsa este carnicero animal por aber y matar alguna persona.

      Y viendo el governador la calamidad que su gente padeçia por falta de comida, acordo que se hiziese vna balsa de maderos libianos para en ella atrabesar el rrio de Opia y pasar a vn lugarejo que de la otra parte estaba, a proveerse de alguna comida; y poniendo en efecto este acuerdo, hizieron la balsa en quinze dias, bien grande, en que cabian buen golpe de gente, la qual echaron en el agua y en ella entraron todos los soldados que cupieron, y con su çierta manera de rremos y otros soldados buenos nadadores, que yendo por el agua nadando tiravan con cabuyas o sogas de la balsa para ayudalla a nabegar y pasalla de la otra banda, començo a engolfarse en aquel ancho rrio; y llegando al medio de la corriente y fuga del agua, fue façilmente desbaratado el govierno de la nabegaçion, y llevandola el rrio con la corriente fueron todos los españoles que en ella yvan puestos en condiçion de ser muertos; porque los yndios que de la otra banda estaban, biendo que la yndustria de los nuestros no abia sido tal que bastase a cortar por la corriente del agua y asabesar83 el rrio, antes abian sido señoreados y sojuzgados del, llevandolos el agua por do abia querido, prestamente entraron en sus canoas con sus rremos o canaletes y armas en las manos, y endereçando las proas a la balsa partieron con animos de ganar vna buena vitoria y aber en su poder toda la gente que en la balsa yva, si sus desinios no fueran estorvados con la muerte de vn español de los que abian salido nadando delante de la balsa, llamado Francisco de Caçeres, que en el rrio toparon sobre el agua, los quales ocupandose y teniendose a dar la muerte a este español, que con sumirse debaxo del agua muchas vezes los entretubo muy gran rrato, hasta que la balsa de nuestros españoles, por la propia agua y conbates del rrio, fue rrestituyda a tierra hazia la parte donde estaban alojados los españoles, donde luego los que dentro yvan, desanparandola, se metieron por la montaña adentro, huyendo cada qual como podia, temiendo que avn por la tierra yrian con las canoas los yndios bogando en su alcance, segun sacaron los animos amedrentados de aquella tribulacion.

      Acabados los yndios de dar la muerte a Françisco de Caçeres, soldado afamado entre estas conpañias por su buen brio e yndustrias en cosas de guerras, fueron en seguimiento de la balsa, la qual hallaron sin ninguna gente, y llevandosela consigo se andaban rregocijando con ella por el agua, trayendola de vna parte a otra, dando muy grandes muestras de alegria, como gente que solo aquello tenian por entera vitoria, y que su barbaridad no alcanço aprovecharse de tan buena ocasion como tuberon para hazer mas daño en los nuestros y aber vna vitoria harto notable, pues en ella abian a las manos los mas y mejores soldados de la conpañia, con que quedaba todo el rresto de la gente perdida, por estar muchos o los mas de ellos enfermos y no para tomar armas en las manos.

      Con estos trabajos y otros que mi pluma calla por parecer yncreybles, paso el ynbierno y las aguas afloxaron de suerte que vn poco mas arriba del alojamiento, por çierto vado apaçible quel rrio Opia por aquella parte hazia, lo pasaron los nuestros, y començaron a marchar por entre gentes de diversas y diferentes lenguas, que por no tener ynterprete que las entendiese para saber quales eran y los nombres de sus provinçias y pueblos, no van aqui escritas en este discurso, que seria en el paraje de los chiscas o laches, lamados84 chita y el cucuy, por donde despues se siguio el camino de la governaçion de Venençuela al Nuebo Rreyno. Obieron estos españoles vn yndio que avnque escuramente era entendido de çierto faravte que en el rreal trayan, el qual dio al gobernador Jorge Espira muy entera rrelaçion del Nuebo Rreyno de Granada, porque a esta sazon estaban en el paraje del, declarandoles muy particularmente las muchas rriquezas que los naturales poseyan y los muchos y grandes señores que en el abia con la muchedumbre de naturales, y que la sal y mantas que por alli abian entre aquellos yndios de lo llano por donde andaban, toda baxaba del Nuebo Reyno; dandoles tanbien a entender que para señorear y sujetar tantos señores y naturales como en aquella tierra abia, eran muy pocos los españoles que el alli abia visto, prefiriendose este yndio a metellos en la tierra que les deçia, y avn que en alguna manera hallavan los españoles por alli algunas señales de lo que el yndio dezia, no del todo eran promobidos sus animos a seguillo, pues lo guardaron СКАЧАТЬ



<p>83</p>

Debe querer decir atravesar.

<p>84</p>

Quiere decir llamados.