Historia de Venezuela, Tomo I. Aguado Pedro de
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Historia de Venezuela, Tomo I - Aguado Pedro de страница 21

Название: Historia de Venezuela, Tomo I

Автор: Aguado Pedro de

Издательство: Public Domain

Жанр: Историческая литература

Серия:

isbn:

isbn:

СКАЧАТЬ horden de cada vno y del subçeso de su descubrimiento sin hazer ninguna distinçion en sus Istorias, mas de dar entera notiçia de entrambos, avnque mezclada, pero de suerte que se entienda.

      Quiriendo, pues, salir de Coro Jorge Espira, como he dicho, a su descubrimiento, de pareçer de algunos españoles platicos en la tierra y diestros en la gerra de los yndios, a quien suelen llamar ysleños, dividio su gente en dos partes, y la vna, que serian dozientos, con los capitanes Cardenas y Martin Gonçalez y Micer Andrea, embio por las sierras que entiendo ser lo que agora llaman las sierras de Carora, a pie y sin caballos, por pareçelles que aquella tierra tenia dispusiçion de muy aspera y que por ella no podian yr ni atrabesar los caballos; y tanbien hizo esta division el gobernador Jorge Espira porque aquella provinçia no la tenian por muy fertil, y si todos yvan juntos por vn mesmo camino, yrian en abentura de padecer hanbre.

      Encamino esta gente delante, y mandoles que le esperasen en saliendo a los llanos, y el se quedo en Coro dando traça y horden como su tieniente Fedreman se abiase para seguir su jornada. Conçertaron que Fedreman fuese a Santo Domingo y tomase de los fatores de los Bezares todo lo que obiese menester para caballos y abios de soldados, y haziendo toda la mas gente que pudiese se bolviese a Coro, y con los soldados y capitanes que alli le quedaban siguiese su jornada por de la otra parte de la cordillera, que cae sobre los llanos de Venençuela, porque Jorge Espira abia de yr bojando67 la cordillera por la parte de los llanos, y llevandola entramos capitanes en medio, verian mejor lo que en ella abia, porque como en este tiempo no se abia visto lo que era la cordillera, considerabanla muy angosta y estrecha, y en tal forma que la podian tomar en medio los dos capitanes, lo qual era ymposible segun adelante se podra ber; y dando Jorge Espira para todo lo dicho muy cumplida ynstruccion y rrecavdos a Fedreman, se partio de Coro con el rresto de la gente y con ochenta caballos, y tomando la derrota de la Burburata por la rribera de la mar, prosiguio su camino a encontrarse con la gente de a pie que de delante abia enbiado por las sierras, los quales, como eran rrezien venidos de España y no hechos a aquel trabaxo, y el tiempo ynbernizo y de muchas aguas, tenian por yntolerable aquella manera de bivir y grangear la bida, y tambien, no obstante la pesadumbre quel camino y el ynbierno les daba, los yndios naturales de las tierras por do yvan les acometian muchas vezes dandoles guaçabaras, y procurando estorvalles el pasaje, los peones lo hizieron tan bien que rresistiendo a todas estas contrabersias, avnque trabajosamente, pasaron toda aquella serrania, que serian sesenta leguas, y fueron a dar consigo a vna provinçia llamada Burabre68, que esta al prinçipio de los llanos y a las espaldas de donde agora esta poblada en esta propia governaçion la çiudad del Tocuyo, cuyos naturales eran en mucha cantidad y muy belicosos, y gerreros en tanta manera que desde que esta gente española de a pie entraron en su territorio hasta que los echaron y ahuyentaron del, nunca çesaron de darles guaçabaras y alcançes, y avnque los españoles tenian cantidad de arcabuzes, no les aprovechaban de ninguna cosa, porque el tiempo era de aguas y los yndios estaban ya tan amaestrados y diestros que nunca benian a berse con los españoles y tener con ellos sus rrefriegas, sino era quando mas llovia, con que salian vitoriosos.

      Visto los españoles el daño que de los yndios rreçebian y el que la hanbre les cavsaba, que no hallavan comida en aquella provincia por tenella los naturales alçada y puesta en cobro, acordaron rretirarse y bolver atras a encontrarse con el governador Jorge Espira y la demas gente de a caballo que avn a esta sazon no abian llegado a donde ellos estaban; y tomando por ynstrumento y amparo desta su tornabuelta la escuridad de la noche, que para esto solo les era faborable, se rretiraron y salieron de aquel sitio y poblazon donde estaban con la mejor horden y silencio que pudieron para no ser sentidos de sus enemigos, los quales cada dia se yban acreçentando y tomando mas abilantez y osadia por no rrecebir ningun daño de los españoles, los quales si mas tiempo alli estuvieran o permaneçieran, rreçibieran muy gran daño de los naturales.

      Rretirados los españoles, como esta dicho, se alexaron y apartaron lo que pudieron destos naturales, de suerte que no pudiesen ser danificados de ellos; y avnque abia pareçeres que no parasen hasta donde topasen a su governador, los muchos heridos y enfermos que trayan no les dieron lugar a que hiziesen tan larga via o rrebuelta como querian. Rranchearonse o hizieron asiento en el desenbocadero que dizen de Barquiçimeto, donde esperaron al governador Jorge Espira y a los que con el yvan por la rribera de la costa, que con menos trabaxo que los de a pie abian llevado, por llevar consigo todos los caballos e yr por tierra mas apazible y andadera y de naturales mas domesticos.

      Ya que los soldados de a pie y sus capitanes abian descansado en el aloxamiento dicho del desenbocadero de Barquiçimeto, asomo el governador a vista de ellos por vn alto, con que se alegraron y rregoçijaron y alibiaron los enfermos, y juntos todos en aquel alojamiento, dieronse largas noticias los vnos a los otros del suçeso de sus viajes, y cada qual rrecontaba sus trabaxos por mayores, pasando el tiempo en esto en tanto que el governador con sus consejeros daban horden en la derrota que de alli adelante se abia de tomar, y en el modo que se abia de tener para mejor descubrir e yr viendo la tierra.

NOTAS AL CAPITULO II

      (A) Según el licenciado Pérez de Tolosa, no fué en 1534, como dice el P. Aguado, sino en Enero de 1535, cuando Jorge de Spira llegó á Coro, con provisiones de Su Majestad, para gobernar la provincia de Venezuela.

      «Llevó consigo, añade la Relación, dos naos cargadas de muchos mantenimientos y ropa, y otros dos navios cargados de caballos, á costa de los Velzares; y llevó consigo nuevamente quatrocientos españoles; diose toda esta dicha hazienda en precios moderados á la dicha gente y bajose el precio en las sillas y caballos; conque de consentimiento de Justicia, Regidores y Oficiales se hizo estatuto, que si alguno de los que tomaban ropa muriese sin dejar de que pagar, se pagase lo que el tal debia por la república y comun de toda la gente; no embargante que no se halla que cosa destas se pagase en voz de república».

      CAPITULO TRES

      En el qual se escrive como despues de junto Jorge Espira con su gente, paso adelante, hasta llegar a la poblazon de Chacarigva, donde tubieron el ynbierno.

      Platicado el Governador con sus ysleños espirmentados sobre la derrota y bia que abian de llevar, determinaron que debian seguir la bia de los llanos, llevando la cordillera que a mano derecha tenian por guia, no perdiendola de bista; y con esta determinaçion alço el Governador su canpo y començo a marchar hazia las poblazones de Buravre, que es donde abian hecho rretirar a los capitanes Cardenas y Martin Gonzalez y Miçer Andrea69 con la gente de a pie, cuyos moradores avn no abian dexado las armas de las manos, antes como gente vitoriosa deseavan la buelta de los españoles a su tierra, entendiendo desbaratallos y gozar de sus despojos; y como entendian que no se abian alexado de ellas muchas jornadas tenian puestas sus çentinelas y espias en partes altas, sobre arboles, donde por mucha distançia pudiesen señorear con la vista los caminos por do los españoles podian entrar en su tierra. Y como este tienpo se acercase, y la gente del Governador llegase a vista de los espias, ellas luego dieron aviso de ello a sus prinçipales y gente de sus pueblos, los quales, juntandose en gran numero, porque era la tierra muy poblada, muy regozijados y armados segun costumbre, salieron al encuentro fuera de su pueblo a rrecebir a los españoles con las armas en las manos, y no mirando en la gente y caballos que en el campo se abian acreçentado, porque hasta entonçes estos yndios no abian visto caballos ni sabian el daño que con ellos se hazia, arremetieron con buen animo a los españoles, los quales venian aperçebidos para rreçebir y rresistir el ympetu de los yndios, y rrebatiendo los españoles esta primer arremetida de los yndios sin que les hiziesen daño alguno, salieron a ellos los de a caballo y començaron a herir y alançear aquella gente desnuda, avnque no de ánimo, de suerte que en breve espaçio los desbarataron y constriñeron a que perdiendo su primer brio, bolviesen las espaldas y cada qual procurase poner en salbo su persona, dexando hecho muy poco daño en los españoles, mas de aber herido algunos livianamente, de suerte que nadie peligro: solo mataron dos caballos.

      El Governador, abida esta vitoria, se fue derecho a las poblazones de los yndios y en ellas se alojo y estubo quinze СКАЧАТЬ



<p>67</p>

En la edición de Caracas: bajando por bojando.

<p>68</p>

En la edición de Caracas: Buravre. En el original está enmendada esta palabra, y sobre la v se ha escrito después la b.

<p>69</p>

En la edición de Caracas: Micer Andrés.