Название: Los números de los valores en dos Perúes
Автор: Franklin Ibáñez B.
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
isbn: 9789972574887
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Figura 3 Estructura circular de valores de Schwartz (versión original)
Fuente: Schwartz (1992).
La solidez de la primera estructura circular llevó a que esta fuera ampliada con nuevas capas. Así, en una versión posterior desarrollada por Cieciuch, Schwartz y Davidov (2015), la estructura clásica adquiere dos nuevas grandes agrupaciones. Por un lado, se divide a los valores en dos grandes grupos enfocados en la dicotomía individual versus social. De este modo, los valores de logro, poder, hedonismo, estimulación y autodirección pasan a ser parte del enfoque social. En cambio, los valores de universalismo, benevolencia, tradición, obediencia y seguridad conforman el enfoque personal. Por otro lado, una segunda nueva segmentación está dada por la dicotomía con y sin ansiedad. Así, el universalismo, la benevolencia, el hedonismo, la estimulación y la autodirección conforman el grupo de valores de crecimiento libre de ansiedad. En el extremo opuesto, los valores de tradición, obediencia, seguridad, logro y poder constituyen el segmento de valores de autoprotección o de evasión de la ansiedad. Todo lo descrito se comprende visualmente con ayuda de la figura 4.
Figura 4 Estructura circular de valores de Schwartz (versión modificada)
Fuente: Cieciuch, Schwartz y Davidov (2015).
En general, la teoría de los valores ofrece una visión simple y completa para entender qué motiva el actuar humano. Dos preguntas válidas surgen luego de esta síntesis. Dado que tenemos este esquema de valores universales, ¿cuáles son los valores que distinguen a los dos Perúes? ¿Ambos Perúes otorgan importancia a los mismos valores o, por el contrario, prefieren valores opuestos?
Los valores en relación con la felicidad
Para explicar la relación entre la preferencia de valores de cada uno de los dos Perúes y su nivel de felicidad, entendida en los términos del Cuestionario de Felicidad de Oxford, necesitaremos alguna teoría adicional. A continuación, exponemos brevemente cuatro opciones: primero, la congruencia de valores y felicidad; segundo, la clasificación de valores saludables y no saludables; tercero, el enfoque de valores y las necesidades humanas; y, cuarto, la cadena causal.
La primera es la teoría de la congruencia de valores. En ella se argumenta que un individuo será más feliz si sus valores concuerdan con los valores de la sociedad (Sagiv & Schwartz, 2000). Esta teoría se complementa con la de Kasser y Ahuvia (2002), quienes estudiaron la estructura de valores de estudiantes de negocios en Singapur, donde los valores extrínsecos –o materialistas– son comunes. Aun así, los estudiantes que presentaban valores congruentes con su ambiente mostraban niveles reducidos de felicidad. Por tanto, debemos tomar en cuenta que esta teoría no siempre funciona en la práctica. En nuestro estudio, se puede hacer un ejercicio considerando los valores «de la sociedad» como aquellos que son más comunes en cada uno de los dos Perúes para preguntarnos si la teoría de la congruencia de valores explica la relación entre la preferencia por ciertos valores y el nivel de felicidad de los jefes de hogar pobres y ricos del Perú.
La siguiente teoría que probaremos es la de los valores saludables y no saludables. Esta sostiene que los valores que promueven el enriquecimiento psicológico, o intrínseco, tienen un efecto positivo sobre la felicidad, por lo que los consideran «saludables»; mientras que valores que promueven lo material, o extrínseco, son perjudiciales para la felicidad, por lo que los denominan «no saludables» (Vansteenkiste, Duriez, Simons, & Soenens, 2006). Resulta importante tratar de responder una pregunta básica de partida: ¿qué valores son considerados saludables y por qué? Autores como Jensen y Bergin (1988), y Strupp (1980), representantes de la literatura psicológica, califican los valores de universalismo, benevolencia, autodirección, logro y estimulación como saludables, ya que promueven el enriquecimiento intrínseco. Tomando como ejemplo el segundo valor, para un individuo benevolente que presente la constante necesidad de ayudar a los demás, su generosidad no es una reacción a una circunstancia, un sujeto u objeto externo, físico, tangible y manifiesto. Más bien, proviene de un profundo lugar en su ser, autónomo, propio, intrínseco, que lo impulsa al desarrollo personal evidenciado en sus acciones bondadosas y clementes hacia los demás. Esto es lo que lo vuelve un valor saludable.
Por otro lado, los valores de obediencia, tradición, seguridad y poder son considerados por esta particular teoría como no saludables porque no promueven el enriquecimiento personal. Tomando el poder como ejemplo, la búsqueda incansable por dinero y control representa una continua e insaciable persecución por objetos y posiciones de dominio, que son externos al sujeto6. La realización personal, impulsada por la propia subjetividad, pierde cabida en el día a día para dar paso a una existencia materialista reflejada en bienes, dominios y seguidores. El abandono del desarrollo interior a cambio de lo externo, lo material, lo extrínseco, es lo que vuelve al poder un valor no saludable. Es necesario acotar que esto no es suficiente para concluir que tal o cual valor promueve la felicidad de las personas, ya que no se ha discutido el proceso causal que tienen estos valores sobre la felicidad (Sagiv & Schwartz, 2000).
Una tercera teoría es el enfoque de los valores y las necesidades humanas. Bilsky y Schwartz (1994) relacionan los valores con las necesidades. Los autores argumentan que algunos valores promueven la satisfacción de las necesidades y, de acuerdo con la teoría de Maslow (1970), estos representan el camino a convertirse en la expresión máxima de uno mismo; en otras palabras, ser una persona realizada. Aquí es necesario hacer un paréntesis al tema de la felicidad y los valores para recordar qué es aquello que sostiene Maslow con respecto a la realización personal.
De acuerdo con el orden de la pirámide de Maslow, la máxima aspiración de una persona, luego de haber satisfecho todas sus necesidades físicas y sociales, es la autorrealización. Los valores que impulsan el alcance de esta meta son, a saber, la autodirección, el universalismo, la benevolencia, el logro y la estimulación (Bilsky & Schwartz, 1994). Ello es compatible con la teoría de valores saludables (Jensen & Bergin, 1988; Strupp, 1980). Ser capaces de guiar nuestros destinos, preocuparnos por el bienestar ajeno, perseguir nuestras metas y sueños, e incursionar en nuevas aventuras parecen ser buenos signos de que estamos un paso más cerca de autorrealizarnos y, en consecuencia, alcanzar la felicidad.
Por otro lado, los valores de obediencia, seguridad y poder representan limitantes en la satisfacción de necesidades. Según Bilsky y Schwartz (1994), poner énfasis en estos es más común en gente que se siente insegura, que no controla su vida y que no disfruta de su relación con otras personas. Estos sentimientos generan limitantes en el logro de la felicidad. Para entender mejor esta afirmación, imaginemos un individuo que sufre de privaciones y carece de las condiciones mínimas necesarias para satisfacer sus necesidades básicas; además, se desarrolló en un ambiente inseguro y lleno de carencias СКАЧАТЬ