Diario de un adolescente precoz colombiano. SAMC
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Название: Diario de un adolescente precoz colombiano

Автор: SAMC

Издательство: Bookwire

Жанр: Зарубежная психология

Серия:

isbn: 9788468563749

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      Ese día en la piscina municipal, Diego y yo nos estábamos masturbando en una zona que nadie frecuentaba y Wilmar y otros amigos nos pillaron, pero en vez de irse, empezaron a masturbarse allí mismo con nosotros.

      Estaba claro que a todos nos gustaba vernos las pollas, pero siempre la mía llamaba la atención por ser de mayor tamaño que las de ellos. Pude notar cómo todos me miraban y se ponían más arrechos* al ver cómo me masturbaba, porque siempre lo hacía con tanta fuerza, que mis huevos golpeaban sobre mi mano.

      Hubo un momento que Katherine, la novia de mi amigo Diego nos encontró y en vez de irse, se escondió y pudo ver aquel morbo que hubo entre los ocho chicos que allí estábamos. Lo sé porque luego en la piscina se acercó y me dijo al oído que mi polla era la más preciosa de todas.

      Un día, Diego y yo estábamos en su casa masturbándonos y chupándonos las pollas y en cierto momento sentimos un grito “les pillé” y nos pusimos muy nerviosos, era su hermano mayor el que nos había visto, que tampoco era muy guapo, pero tenía mucho morbo.

      Él en lugar de irse de allí, se sentó al lado de su hermano y también sacó la suya, esta si era de grandes dimensiones, pues nada más sacarla vimos que era grande, con un capullo enorme, preciosa y sobre todo gorda, allí pude notar que me encantaba y él lo notó, me pidió que se la chupara y ni corto ni perezoso les hice la mamada a los dos hermanos, hasta que los dos me llenaron la cara con su leche. Después hubo un silencio de vergüenza, su hermano se levantó de la cama y nos dijo: “¡Maricones!”, nos reímos con cierta vergüenza, pero con mucha complicidad.

      Nuestra amistad cayó en rutina y como a todos los jóvenes, nos gustaba jugar también, así que gracias a mí, cada grupo de chicos de cada cuadra, nos hicimos todos amigos y jugábamos juntos en la calle a diferentes juegos (Beisbol, Yeimy, Escondite, etc.) y así reinó un poco la tranquilidad entre todos.

      Un día cualquiera después de jugar, las chicas y los chicos nos juntamos por separado, algunos tenían que recogerse más temprano, así que quedamos los más vagos y nos fuimos hacia el Jarillons, donde había muchos árboles y allí nos encontramos al hermano de Diego, nos sentamos todos a su lado y empezamos hablar de las chicas, de sexo y hubo un momento en el que uno por uno, empezamos a decir que se nos había puesto la polla dura. Todos nos subimos a un árbol y nos empezamos a masturbar hasta el punto de corrernos y luego soltamos las carcajadas, pero a mí me había encantado ver las pollas de mis amigos, aunque ya con algunos había tenido alguna complicidad.

      Al finalizar el curso, mi madre se enteró de que tenía que recuperar muchas materias y me castigó, así que no pude seguir con tanta libertad para estar en la calle, pero un día, Sebastián un amigo de mi cuadra, entró para saber cómo me estaba yendo con las clases, aunque sus intenciones eran otras, al rato me tocó la polla haciendo que se me pusiera dura. Sebastián tenía un año más que yo, pero sin ninguna experiencia, me abrazó y frente a frente empezamos a sentir nuestros cuerpos, rozando nuestras pollas duras, pero yo poco a poco fui bajando hasta que se la mamé, él se corrió en mi boca y aunque no tenía una gran polla, me gustaba mucho porque era un moreno guapo y siempre imaginé como sería su polla Y a pesar de irse corriendo de mi casa, supe perfectamente que había venido para eso.

      Pude pasar a 4º de primaria y llegaron las ansiadas vacaciones con ellas pude seguir trabajando en Sameco y así poder ganar dinero.

      Habían pasado varios meses y Sameco seguía igual, pero yo había cambiado un poco, tenía ganas de hacer dinero y hacer cualquier morbo que se me cruzara, me sentía grande y con la libertad de hacerlo.

      Un día llevando hojaldras del puesto de Don Hernando adonde su esposa, pasé por la estación de gasolina y pude conocer a un chico que trabajaba allí, desde que le vi me pareció un chico guapo, su uniforme le hacía más sexy, con el tiempo me gané su confianza, hasta que se dio cuenta de que me gustaba, aproveché y le pedí que me dejase pasar al baño. Claramente mis intenciones eran otras, un chico joven a esas horas de la madrugada y con ganas de sexo, estaba a disposición de la noche.

      Me llevó hacia donde estaba el baño, primero orino él, que poco a poco fue bajando el cierre de su mono, hasta dejar la polla destapada, pude ver su cuerpo macizo con algo de vello en el pecho y abdomen, la polla gorda rasurada, ver salir su orina fue muy excitante, tanto que pudo notar mi interés en ver como orinaba. Al terminar se puso de frente y me dijo que si se la quería tocar y le respondí: “Tocar y chupar, porque tu verga es preciosa”, él soltó una carcajada, me cogió y me sentó en el inodoro para que se la chupase.

      Pude sentir poco a poco como se le ponía dura en mi boca, hasta el punto de que no me cabía en la boca de lo gorda que era, incluso así yo seguía, porque ese hombre me gustaba demasiado, su masculinidad era maravillosa, le besé el pecho, él me tocaba el culo y pude sentir como me metía unos dedos y se corrió mientras yo me masturbaba, fue tanto placer sentir su leche caliente, que él la tomó con la mano y me la puso en la boca, me dijo que me la tragase y yo tenía tantas ganas de complacerle, que así lo hice.

      Al salir de aquel baño pude ver que Don Hernando venía a lo lejos, al llegar a la estación de gasolina me regañó por mi demora, pero él me defendió diciéndole: “Que le dejase, que el chico había estado en el baño”, con lo cual Don Hernando se quedó callado.

      Nuestra complicidad era tanta que cada vez que aquel chico le tocaba trabajar de madrugada, yo pasaba para darle una buena mamada, hasta que un día me pidió que me la dejase meter, yo estaba ansioso de poder sentir esa polla, pero era tan gorda que me iba a doler muchísimo, así que él se empleó en chuparme el culo y meterme sus dedos hasta correrse, luego me metió su leche con los dedos y así lo hacíamos cada vez más, hasta que aquel chico dejó de trabajar en aquella estación de gasolina.

      Siempre me gustó la idea de ir a trabajar a Sameco, allí sentía una sensación de libertad que no tenía en mi barrio, me gustaba la vida de la noche y aunque supiese que era peligroso para un chico de mi edad, estaba dispuesto a correrlas, solo con el objetivo de vivir todas las experiencias que la noche me presentara.

      Como era imaginable, trabajar y seguir con mis amigos del barrio era poco factible, ya que, para mí era primordial conseguir dinero, para así poder ayudar a mi madre con la comida y guardar algo de dinero para mis fines de semana.

      Un día unos amigos me habían invitado a una fiesta en el barrio, yo había invitado a Ximena para que viniese conmigo, pero ella no podía venir porque su madre no le dejaba, así que me fui solo con Diego y su novia Katherine. Al llegar a allí y saludar a nuestros amigos pude ver a Ximena bailar con el anfitrión de la fiesta, al igual que yo, él también estaba enamorado de ella y mientras bailaban pude ver, que él le agarraba del culo y la besaba.

      Ese día sentí tanto odio, yo siempre la había respetado e incluso la trataba muy cariñosamente, como si de una flor se tratase, era una chica dulce que no era de calle. Pero ese día me di cuenta de que solo era fachada, era igual o peor que otra cualquiera, así que salí de la fiesta y fui a buscar a la prima de mi amigo Diego, que siempre estuvo enamorada de mí. Ella pudo ver en mí tanta rabia, que me pidió un beso y que ella misma le pegaría a Ximena para que me respetara. Pero yo antes le dije, que cuando terminara de pegarle le dijera: “Esto va de parte de Sam, por ser una perra”, porque estaba deseando que sintiera mi rabia.

      Esa noche tuve que ir al farallón y dejar que la prima de Diego me besase y hasta tuve que dejar que me hiciera una mamada, ya que estaba en sus manos, sentí asco porque no me gustaba nada, pero la complací para que hiciese lo que yo no podía hacer, así que nada más acabar, la llevé cerca de la fiesta y me quedé en la oscuridad, viendo como le pegaba a Ximena y como habíamos acordado, le dio mi mensaje.

      Ese día no hubo más fiesta, nada СКАЧАТЬ