Diario de un adolescente precoz colombiano. SAMC
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Название: Diario de un adolescente precoz colombiano

Автор: SAMC

Издательство: Bookwire

Жанр: Зарубежная психология

Серия:

isbn: 9788468563749

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СКАЧАТЬ ella sintió ponerse dura mi polla y sin cortarse, con su mano me la sacó y al ver que era grande, se emocionó y empezó a chupármela, me encantaba la idea de poner cachonda a Laura, desde un principio me había confesado que a ella le gustaban las chicas, así que me dio mucho morbo, la tomé, la acosté en el sofá y le bajé los calzones, empecé a chuparle el coño, no lo había hecho desde que jugaba con Kelly al papá y a la mamá.

      Me encantó sentir su pequeño coño húmedo en mi boca, se notaba que, con su corta edad ya había hecho algún morbo, me pedía que le chupara donde más le gustaba e incluso hasta le chupé el ojete del culo. Ella despertó en mí, algo de lo que pensaba que no sería capaz, así que le chupé mientras me masturbaba y cuando estuve a punto de eyacular, se lo eché en su pequeño coño y se lo volví a chupar, mientras ella reía de placer, seguro que siempre lo recordaremos.

      Así todos los días siguientes, antes de salir a jugar, ella subía para que hiciéramos algo morboso, a Laura le encantaba mi polla, siempre estaba deseosa de chupármela y saborear la leche en el momento que yo eyaculaba, se volvía loca, me pedía que se lo echara en el coño y que se lo chupara y yo lo hacía encantado.

      Un día cansado de lo mismo, le quité la ropa y le dije que se sentara en mi polla, nunca lo habíamos intentado antes, pero ese día la quería follar, así que se lo chupé antes para ponerla más caliente y poco a poco se la fui metiendo, hasta que hubo un silencio, sabíamos que habíamos pasado el límite, pero yo no saqué la polla, aunque empezó a sangrar, pero ella entre risas me decía que le gustaba la sensación de tenerla dentro.

      Me di cuenta que aún era virgen, pues el sangrado no paraba, pero los dos seguíamos muy cachondos así que empecé a mover la polla y ella empezó a gritar del dolor y tuvimos que parar por el susto que pasamos.

      Al día siguiente ella misma vino y me empezó a poner cachondo, al verme ya con la polla dura, ella misma se sentó en ella y empezó a follársela poco a poco, fue la mejor sensación, sentir mi polla rozar por aquel coño pequeño y con cierta presión, hizo que no pensara, me corrí dentro de ella y sentí la mejor sensación jamás vivida, así que ella al ver mi gesto, se sacó la polla y puso el coño en mi cara, pues quería que se lo chupara con mi leche dentro y me encantaba aquella sensación de ver caer mi leche por su coñito hermoso.

      Todos los días, siempre que no estuvieran en casa Leidy o mi madre. Hasta que un día, mi madre se enteró, me regañó y habló conmigo para hacerme entender el problema en el que me estaba metiendo si se enteraba de eso Dora, que era su madre o Leidy o incluso Don William, que era su niña mimada. Después de eso, hablé con Laura y acordamos no seguir haciendo nuestras complicidades. Pasaron casi tres meses y tenía que empezar a estudiar, por eso mi hermana mayor y las gemelas, tendrían que regresar, pero mi madre no pensó en las fechas y mi hermana no pudo llegar a tiempo para entrar a estudiar, sino hasta tres semanas después de comenzar.

      Mientras encontrábamos una casa, nosotros seguíamos en casa de Leidy y Martín se encargaba de llevarnos a Laura y a mí al colegio. Laura estudiaba en uno diferente y en el camino se sentaba encima de mí para besarme y mientras Martín conducía, nos veía por el retrovisor de la camioneta.

      Cuando Laura se quedaba en su colegio, Martín me decía que me pasara delante con él, su intención era decirme que pusiese mucha atención con Laura que era un niña muy diabólica y que si ella quería, me podría meter en un problema, ese fue su consejo, además que también le había puesto cachondo la escena de los dos en la parte de atrás, así que antes de llegar al colegio yo iba chupándole la polla y al final siempre me regalaba para chupar un bombombum*, para que no quedara con el olor de su leche en mi boca, así día tras día me fui convirtiendo en el juguetico de la niña mimada de la casa y del escolta.

      En mi colegio me tenían como el familiar de los narcos, eso me hizo popular en todo el colegio, entonces pude encontrar amigos y chicas que estaban encantadas de ser mis novias y yo estaba encantado de aprovecharme de la popularidad que tenía en mi nuevo colegio.

      El primer día de clases, pude ver que también estaba sentado un chico del mismo barrio donde yo vivía, su nombre era Carlos José, un chico guapo. Se podía decir que era el más guapo del salón*, ya que todas las chicas querían estar con él, pero se dio cuenta de que yo era Sam, el primo de Laura, así que hicimos una buena amistad y me fue presentando a todos sus amigos, Edison, Francisco, Luis y Montealegre. Todos nos hicimos buenos amigos, pero a mí siempre me gustó Carlos José, que tenía la cara de bebé y Luis que era el morenazo guapo, así que mientras los tenía cerca me encantaba.

      Un día Carlos José me dijo, que si quería ver coños y yo con risa, le dije que sí y me llevó a su sitio secreto. Allí me mostró un lugar donde podíamos ver a las chicas orinar, pero a mí eso no me daba morbo, me daba más morbo verle a él ponerse cachondo viendo a aquellas niñatas.

      Cuando mi hermana por fin llego a Zarzal, tuvimos que salir de la casa de Leidy e irnos a otra casa y esta no fue nunca de mi agrado, me había acostumbrado a las comodidades y a llegar en camioneta al colegio. Llegar caminando fue muy traumático para mí, habíamos regresado de nuevo a la pobreza absoluta, pues mi madre no había conseguido la mejor casa, incluso se le estaba cayendo el techo.

      Mis amigos se enteraron de que mi madre era la empleada de Leidy y yo el simple hijo, me aceptaron, pero siempre hacían bromas del sitio donde vivía haciéndome sentir mal.

      Un día Carlos José me invitó a su casa, allí me mostró como él vivía con sus padres y su hermana, me llevó con la excusa de estudiar, pero su interés eran las revistas porno que su padre tenía y así nuestra complicidad fue a más, desde ese día nos empezamos hacer pajas juntos, aunque nunca hicimos nada gay, siempre le respeté y él a mí, pero estaba claro que sus intenciones, al igual que las mías, era vernos nuestras pollas. Aunque él no la tenía muy grande me ponía muchísimo cómo se calentaba, viendo cómo se me ponía dura e incluso en varias ocasiones, con los otros colegas, nos juntábamos en su casa para ver porno y así masturbarnos todos juntos, era todo muy morboso, aunque ninguno daba el paso para hacer algo más, pero yo siempre esperé por si en algún momento pasaba.

      En el transcurso de los días y las clases, empecé a tener novia, para que ninguno de mis amigos pensase que me gustaban los chicos, incluso llegué a tener tres novias, que todas se llamaban Diana, Diana Carolina, Diana Marcela y Diana Paola. Todas sabían que las engañaba, pero les gustaba tanto que me lo pasaban por alto, ¿y todo por qué?, porque les gustaba chuparme la polla. En los descansos casi siempre me llevaban a una zona privada para chupármela y follarse mi polla. Esto nunca me gustó y aunque eran chicas muy guapas yo siempre extrañaba tocar una polla.

      Un día en medio de una fiesta que había hecho nuestro colegio, habíamos quedado todos los chicos del salón* para ir juntos a la fiesta, pero yo no lo hice, simplemente porque quería llegar solo y si no era de mi gusto, me volvía a mi casa. Pero en el camino me encontré con mi amigo Luis, que era el moreno del grupo.

      Él era un chico inteligente y era sin duda el que sacaba mejores notas, también tenía un rostro hermoso, ya que era una mezcla de madre rubia y padre moreno, sus ojos verdes siempre me habían impactado desde que los vi. Esa tarde cuando nos encontramos en el camino renegamos de la fiesta, así que me subí en su moto y fuimos directo a su casa.

      En muchas ocasiones, en casa de Carlos José, cuando nos hacíamos pajas juntos, él se me quedaba mirando y yo a él. Esa tarde al llegar a su casa pude notar que estaba solo, me dijo que sus padres estaban de viaje, así que estaba solo ese día y el fin de semana. Podía hacer lo que quisiese, pero yo para hacerme el machito le dije que invitáramos a las chicas y él respondió que para qué, si lo podemos pasar mejor nosotros solos, yo me hice el desentendido y me puse a reír, pero en el fondo sabía que se refería a alguna complicidad entre los dos.

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